IV Domingo de Pascua, Ciclo C

Juan 10, 27-30: Jesús nos mandó orar por las vocaciones
Autor: + Mons. Carmelo Juan Giaquinta
Arzobispo emérito de Resistencia, Argentina


Apuntes de monseñor Carmelo Juan Giaquinta, arzobispo emérito de Resistencia para la homilía del cuarto domingo de Pascua (29 de abril de 2007)

 

I. EL DOMINGO DEL BUEN PASTOR

 

1. El cuarto domingo de Pascua siempre leemos un párrafo del capitulo 10 del Evangelio según San Juan. En todos aparece la figura del pastor. Por eso se lo llama “Domingo del Buen Pastor”.

El pastor es símbolo de Jesús, que dio su vida por nosotros: “El Buen Pastor da su vida por las ovejas” (v. 11). Y resucitó para estar siempre con nosotros y no dejarnos a merced del lobo infernal: “Doy mi vida para recobrarla” (v. 17). Este domingo es una síntesis de todo el misterio pascual que celebramos: la muerte y la resurrección de Jesús, Buen Pastor, por nosotros las ovejas de su rebaño.

 

2. La figura del pastor es frecuente en el Antiguo Testamento. Se la aplica a los reyes y demás jefes de Israel. En el Nuevo Testamento se aplica a quienes trabajan en cultivar la fe de sus hermanos. Por ejemplo, el domingo pasado, Jesús, después de preguntarle a Simón Pedro si lo amaba, a cada una de sus respuestas, le ordena: “Apacienta mis ovejas” (Jn 21,15-17).

 

II. LA ORACIÓN, ELEMENTO FUNDAMENTAL
DE LA PASTORAL VOCACIONAL

 

3. Entre las alusiones de Jesús a la figura del pastor sobresale el pasaje en que él señala la falta de buenos pastores, y nos ordena pedirlos a Dios. Cuenta San Mateo: “Al ver a la multitud, Jesús tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: ‘La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha’” (Mt 9,35-38). Jesús ordenó muy pocas cosas concretas. Entre ellas está la de orar a Dios para que envíe pastores a su pueblo.

 

4. Tenemos conciencia de que los pastores son pocos. Basta observar las parroquias del interior. Por ejemplo, en la Arquidiócesis de Resistencia, las parroquias cuentan de ordinario con más de 5 capillas. La de Gral. San Martín atiende a 48. Muchas sirven a una población numerosa, en un territorio extenso, que incluye a varios municipios de relativa importancia. La de Colonias Unidas abarca a 5.

 

5. Sin embargo, no siempre los cristianos, fieles y pastores, tenemos conciencia del mandato de Jesús de orar al Dueño del campo que envíe trabajadores a levantar la cosecha. La pastoral vocacional es el esfuerzo de la Iglesia entera, fieles y pastores, para que al pueblo de Dios no le falten pastores, numerosos y santos. Consta de varios elementos: selección de los candidatos, llamamiento, discernimiento, acompañamiento mediante una formación integral. Pero no existe pastoral vocacional si no se ora por ellas con fe e insistencia, como nos ordenó Jesús. La oración es el elemento decisivo de esta pastoral. Tan decisiva es que el mismo Jesús, antes de elegir a los Doce Apóstoles, “se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios” (Lc 6,12). Incluso, no hay formación de los pastores sin oración por ellos. De allí que, al finalizar la última cena, Jesús oró muy especialmente por la santificación de los Doce: “Padre, yo ruego por ellos, porque son tuyos. Cuida en tu nombre a aquellos que me diste para que sean uno, como nosotros. No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad. Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo” (Jn 17,9.11.15-18).

 

6. La Iglesia, siguiendo el ejemplo de Jesús, hace lo mismo. Y esto, desde los comienzos. Por ejemplo, cuando hubo que colmar el vacío dejado por Judas, se hicieron todas las diligencias necesarias: proponer criterios para seleccionar al suplente, buscar candidatos, tener a mano unos dados para echar a suerte. Pero, sobre todo, se oró: “Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de los dos (Barsabás y Matías) elegiste, para desempeñar el ministerio del apostolado” (Hch 1,24-25).

 

7. Para ser pastor del pueblo cristiano hay que tener ganas, pero no basta. Hay que estudiar Biblia, Teología y Pastoral, pero no basta. Hay que ejercitarse en forma gradual en el apostolado, pero no basta. Hacen falta muchas cosas. Y habrá que procurarlas, y mejorar permanentemente la formación que se imparte en los Seminarios. Pero ninguna de ellas alcanza para ser un buen pastor. Lo que hace falta es tener en todo una conducta interior y un estilo de vida conforme a la misión de pastor que se abraza. Para ello, es preciso “ser hombres de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría” (Hch 6,3), como dijeron los Apóstoles cuando tuvieron que elegir a sus primeros colaboradores. Esto no se compra en el supermercado, ni es fruto del esfuerzo humano. Es un regalo de Dios, que él da cuando la Iglesia se lo pide con fe y amor.

 

8. De allí, que el Papa Pablo VI instituyó este domingo como Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Un buen criterio para medir cómo camina una comunidad parroquial es ver cómo en ella se practica este mandato de Jesús: “Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha” (Mt 9,38).

Preguntémonos: ¿cómo se ora en esta comunidad parroquial para tener numerosos y santos pastores?

 

Fuente: AICA.org con permiso del Sr. Arzobispo