IV Domingo de Adviento, Ciclo A
San Mateo 1, 18-24: «La maternidad virginal de María y la salvación sólo pueden venir de Dios»

Autor: Basada en el Catecismo de la Iglesia Católica

Fuente: almudi.org (con permiso) 

 

Homilía basada en el Catecismo de la Iglesia Católica

«La maternidad virginal de María y la salvación sólo pueden venir de Dios»

I. LA PALABRA DE DIOS

Is 7,10-14: «La Virgen concebirá»
Sal 23,1-6: «Va a entrar el Señor; Él es el Rey de la Gloria»
Rm 1,1-7: «Jesucristo, de la estirpe de David, Hijo de Dios»
Mt 1,18-24: «Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David»

II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO

La permanencia del pueblo de Dios está apoyada en la promesa de venida del Dios del pueblo. Una cosa es que Dios se haga historia con el hombre y otra que el hombre deshaga o destruya la historia de Dios con Él.

La virginal gravidez de la Virgen será signo de salvación porque de ella nacerá el «Dios-con-nosotros». Como si hasta María, Dios fuera «simplemente» Dios, y desde María, «Dios-con-nosotros».

San José es el ejemplo de quienes saben que hay situaciones vitales que exigen una decisión fundamental desde una «lectura» de fe; que no pueden ser tomadas desde la desnuda voluntad humana, sino desde la que se decide desde Dios.

III. SITUACIÓN HUMANA

Las muestras de prepotencia de las que hace gala el hombre de hoy se ven muchas veces frenadas por la frustración. La sensación de fracaso no suele ser para muchos ocasión de buscar soluciones por otro camino, incluído el de la trascendencia, sino para insistir una y otra vez en la oferta de soluciones para la historia creyéndose salvadores de todo.

A veces ocurre que los grandes pensamientos o proyectos humanos son sometidos a prueba por el Evangelio, cuando es leído desde la fe; sin embargo ha de animarnos la convicción de que la fe, lejos de destruir la iniciativa del hombre, le ayuda a descubrir caminos nuevos e insospechados.

IV. LA FE DE LA IGLESIA

La fe
– Cristo, concebido por obra del Espíritu Santo: "Los relatos evangélicos presentan la concepción virginal como una obra divina que sobrepasa toda comprensión y toda posibilidad humanas: «Lo concebido en ella viene del Espíritu Santo», dice el ángel a José a propósito de María, su desposada (Mt 1,20)" (497; cf 496).
– María, siempre Virgen: 499. 500. 501. 503.

La respuesta
– La oración en comunión con la Santa Madre de Dios: "A partir de esta cooperación singular de María a la acción del Espíritu Santo, las Iglesias han desarrollado la oración a la santa Madre de Dios, centrándola sobre la persona de Cristo manifestada en sus misterios. En los innumerables himnos y antífonas que expresan esta oración, se alternan habitualmente dos movimientos: uno «engrandece» al Señor por las «maravillas» que ha hecho en su humilde esclava, y por medio de ella, en todos los seres humanos; el segundo confía a la Madre de Jesús las súplicas y alabanzas de los hijos de Dios ya que ella conoce ahora la humanidad que en ella ha sido desposada por el Hijo de Dios" (2675; cf 2673. 2674).
– Todos los fieles estamos llamados a la santidad: 2012. 2013.

El testimonio cristiano
– «Merced a este vínculo especial que une a Cristo con la Iglesia, se aclara mejor el misterio de aquella mujer que, desde los primeros capítulos del libro del Génesis hasta el Apocalipsis, acompaña la revelación del designio salvífico de Dios respecto a la humanidad. Pues María, presente en la Iglesia como Madre del Redentor, participa maternalmente en aquella dura batalla contra el poder de las tinieblas que se desarrolla a lo largo de toda la historia humana» (Juan Pablo II, RM, 47).
El creyente no puede «acostumbrarse» nunca a las maravillas de Dios. El asombro forma parte de la fe porque certifica que la salvación y sus manifestaciones sólo pueden tener a Dios por autor.