Fiesta. Sagrada Familia de Jesús, María y Jose

Lc. 1, 26-38

Autor: Padre Diego Millan García

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Evangelio:   

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.»
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
- «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo,diciendo a María, su madre: - «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

CUENTO: REGALO SORPRESA

Un joven muchacho que estaba a punto de graduarse de su carrera, hacía muchos meses que admiraba un coche deportivo en una agencia de automóviles. Sabiendo que su padre podría comprárselo, le dijo que ese auto era todo lo que quería. Como se acercaba el día de la graduación, el joven esperaba ver alguna señal de que su padre hubiese comprado el auto. Finalmente, en la mañana del día de graduación, su padre lo llamó para que fuera a verle a su escritorio; una vez allí, le dijo que se sentía orgulloso de tener un hijo tan bueno y lo mucho que lo amaba.
El padre tenía en sus manos una hermosa caja de regalo. Curioso, el joven abrió la caja y encontró una bonita Biblia con cubiertas de piel y su nombre grabado en letras de oro. Al verla, enojado, le recriminó a su padre diciendo:
- ¿Y con todo el dinero que tienes, lo que me das es esta Biblia? Y salió de la casa y no regresó más.
Pasaron muchos años y el joven se convirtió en un exitoso hombre de negocios. Tenía una bonita casa y una hermosa familia, pero cuando supo que su padre que ya era anciano y estaba muy enfermo, pensó visitarlo; no lo había vuelto a ver desde el día de su graduación. Antes que pudiera partir para verlo, recibió el telegrama que le avisaba que su padre había muerto, habiéndole legado todas sus posesiones, por lo cual debía viajar de inmediato para iniciar los trámites sucesorios.
Cuando llegó a la casa de su padre, la tristeza y el arrepentimiento embargaron su corazón. Comenzó a ver los documentos importantes que había en el escritorio y entre ellos, encontró la Biblia que le había dado en aquella ocasión; con lágrimas en los ojos la abrió y comenzó a hojear sus páginas. Su padre cuidadosamente había subrayado un verso de Mateo 7.11 "Y si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas guías a vuestros hijos, cuanto más nuestro Padre Celestial dará a sus hijos aquello que le pidan".
Mientras leía esas palabras, unas llaves de coche cayeron de la Biblia. Tenía una tarjeta de la agencia de automóviles donde él había visto ese coche deportivo que había deseado tanto. En la tarjeta estaba escrita la fecha del día de su graduación y las palabras: Totalmente Pagado.

ENSEÑANZA PARA LA VIDA:

Coinciden hoy en la liturgia la gran fiesta de la Sagrada Familia y el recuerdo de la matanza de los Santos Inocentes. Dos temas hoy de rabiosa actualidad, motivo de debate en muchas de nuestras sociedades occidentales de forma especial: la familia y sus nuevas alternativas, y la muerte de niños inocentes que para la Iglesia así debería de llamarse al aborto. Porque hay qué ver cómo está la familia en España y en general en Europa y en el mundo, al menos la que llaman familia “tradicional”. Cada vez menos gente se casa, cada vez más gente se divorcia, cada vez menos compromisos estable. Y para colmo se amplía el concepto de familia y se trastoca el término matrimonio. En fin, que si no hay crisis familiar, al menos hay crisis del concepto mismo de familia. Y, sin embargo, la familia “tradicional” como se la llama ahora a lo que siempre hemos considerado familia, sigue siendo la institución más valorada por la gente. Y basta ver el mundo de la educación para comprobar la importancia y la influencia de la familia en la educación y desarrollo de los alumnos. Nuestra propia experiencia nos dice lo importante y decisiva que ha sido el testimonio y el ejemplo de nuestra propia familia.

Pero es claro que no está muy de moda hablar hoy de la familia. Y curiosamente es la Iglesia la institución que más está haciendo por seguir defendiendo el concepto de familia como unión estable de hombre y mujer para educar a los hijos. Claro que por esto es tachada de retrógrada y anticuada. Pero a la vez, en la propia sociedad se reconoce que en muchas conductas agresivas actuales de niños, adolescentes y jóvenes está la ausencia de claras normas de conducta que se viven en la familia.

Y en esta situación cambiante, la Iglesia nos presenta hoy el modelo de la Sagrada Familia de Nazareth. Modelo de familia cristiana, donde Dios ocupa el centro y donde se vive la auténtica armonía del amor. Familia modelo, que no exenta de problemas. En la presentación de Jesús en el Templo que hoy leemos en el Evangelio, ya Simeón le aventura a María que sufrirá a causa de ese Niño especial, llamado por él Luz de las naciones, pero también bandera discutida que no será aceptado por todos. Aun así, Jesús se somete a una familia normal y vive bajo la autoridad y la educación de sus padres hasta que se emancipa para cumplir la misión de proclamar el Reino de Dios. Es evidente que Dios podía haber pasado por este mundo de otra manera, pero lo quiso hacer siguiendo el camino habitual en que las personas nacen, son amadas y educadas, y aprenden los valores fundamentales de la vida. Pienso que Jesús fue en muchas cosas reflejo de José y de María, además de Hijo de Dios. Es el ser humano el único de la naturaleza que más necesita de este ámbito de amor y de felicidad que es la familia. Pero tampoco debemos olvidar que no todos los modelos familiares reflejan el modelo de Nazareth. Hoy hemos crecido en un concepto de familia donde las personas son iguales, donde se va erradicando el modelo autoritario y machista, donde pueden expresarse los sentimientos y las opiniones, donde entre todos se construye hogar y comunidad. Por eso no es suficiente con exaltar la familia, hay que trabajar para que as familias sean en verdad espacios de amor y de crecimiento y maduración humana, emocional y espiritual. Hay que educar en las familias en los valores del reconocer al otro como diferente y sagrado, y a respetar su vida desde su concepción. Hoy está en el debate de muchos países el tema del aborto, que se contempla como un derecho de la mujer, pero no del niño; y además como una especie de certificado progresista que oculta en muchos casos el drama de las propias mujeres que deciden o son abocadas a dar muerte a su propio hijo. Sé que las situaciones son complicadas y difíciles para muchas mujeres que son en gran medida también las víctimas, pero es lamentable que una sociedad que se llama civilizada siga contemplando el aborto como un simple método anticonceptivo y al no nacido como una especie de residuo de células cuya vida no tiene derecho a ser respetada. Creo que si proclamamos con tanto énfasis hoy los Derechos Humanos, debería ser el primero y fundamental el respeto a la vida, a toda vida, como sagrada y digna del cuidado y protección de todos. Un cristiano debe alzar la voz contra todo atentado a la vida: se llame aborto, guerra, tortura, maltrato, homicidio, suicidio, o pena de muerte; y a la vez debe promover con todas sus fuerzas una cultura de la vida, apoyando toda iniciativa que ayude a las personas a proteger y defender la vida, especialmente la de los niños y seres humanos más vulnerables.

Suelo insistir a mis alumnos y a la gente en general que cuiden sus familias, que se expresen los sentimientos, que se digan muchas veces que se quieren, que se necesitan, que están felices de estar juntos, que no sólo haya intercambio de cosas materiales que muchas veces luego conducen a enfrentamientos familiares de por vida. Porque luego se lamentan muchas cosas, pero quizá esos lamentos lleguen demasiado tarde. Como le ocurrió al joven muchacho del cuento de hoy.

Por eso, revisemos también nosotros nuestra propia familia. ¿Es comunidad de amor? ¿Se cultiva el respeto, la generosidad, la solidaridad, el sacrificio por los demás, la alegría del tiempo compartido gratuitamente?. ¿Se vive y se educa en ella la fe y el respeto a la vida? ¿Hay una autoridad que es ante todo signo de unidad y de feliz convivencia y no de imposición despótica? ¿Hay verdadero diálogo y consenso y participación de todos?. No nos dediquemos sólo a criticar lo mal que está la familia en la sociedad o los ataques que sufre, hagamos ha hecho varias el Papa Benedicto XVI: propongamos positivamente el modelo de familia cristiana, dando ejemplo y respetando a aquellos que no piensan como nosotros, y eso sí, exigiendo donde haya que exigir que se apoye y se impulse una vida de familia armoniosa, que permita compaginar trabajo con atención a los hijos, que facilite el tiempo de comunicación y de cultivo de los buenos valores humanos y cristianos. Y QUE LA SAGRADA FAMILIA DE NAZARETH NOS AYUDE A SEGUIR CONSTRUYENDO UNA FAMILIA Y UNA SOCIEDAD MÁS HUMANAS, MÁS FELICES, MÁS RESPONSABLES Y COMPORMETIDAS EN LA IGLESIA Y LA SOCIEDAD, ESPACIOS SAGRADOS DE AMOR Y DE ACOGIDA Y CUIDADO Y PROTECCIÒN DE A VIDA DESDE SU CONCEPCIÓN. ¡FELIZ FAMILIA Y FELIZ AÑO NUEVO 2009 A TODOS!