XXIV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Mt 18, 21-35: Las Patria es lo primero

Autor:  Mons. Felipe Aguirre Franco

 

 

Evangelio:   


EEn aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: "Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?" Jesús le contestó: "No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete". Entonces Jesús les dijo: "E1 Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores. E1 primero que le presentaron le debía muchos millones. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar la deuda. E1 servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo". E1 rey tuvo lástima de aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda.

Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por el cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: "Págame lo que me debes". El compañero se le arrodilló y le rogaba: 'Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo'. Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda.

Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contar al rey lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?' Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía. Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano" (Mt 18, 21-35).

¡Palabra del Señor!
¡Gloria a ti, Señor Jesús!.

Comentario:

“La Patria es primero”. (Dn. Vicente Guerrero. Libertador Mexicano). Es decir, antes que nuestros propios intereses. Qué oportuno es este Evangelio, pues una de las necesidades más sentidas en nuestra patria es el perdón entre unos y otros, la unidad y la reconciliación.

Hay un ambiente hostil y de exclusión mutua. Las declaraciones en los medios informativos parecen un campo de batalla, donde triunfa el que más ofende, el que usa lenguajes más agresivos y quien tiene más inventiva para hacer afirmaciones y burlas no siempre conformes a la verdad.

La Patria es primero. Antes que nuestros conflictos, diatribas y enfrentamientos. Hay quienes sólo destilan y cultivan rencor, odio y venganza. Pretenden contagiarnos y envenenarnos a todos, haciendo de México una sociedad cargada de desconfianza y de negativismo. Para ese tipo de actores sociales, todo está mal, menos lo que ellos hacen y dicen.

Se dedican a descalificar autoridades, instituciones y personas, pues quisieran acabar con todo lo que es sólido y estable; viven de criticar y destruir; nunca sale de sus labios una alabanza a quienes son de un modo de pensar o tendencia diferente. En su corazón no cabe el amor, la comprensión y el perdón. Así no progresa la patria, pues ella se construye con la suma de esfuerzos y no de descalificaciones.

La Palabra de Dios nos invita hoy a saber perdonar, no una ni dos veces, sino siempre, a ejemplo de nuestro Padre celestial, quien está dispuesto a perdonarnos en todo momento. ¿Por qué negarnos al perdón mutuo, si Dios nos perdona tanto? ¿A qué nos conducen los rencores, los odios y los enfrentamientos? ¿Qué provecho se saca de los pleitos y de las luchas fratricidas?

Al respecto, dice la primera lectura de hoy: "Cosas abominables son el rencor y la cólera; sin embargo, el pecador se aferra a ellas. El Señor vengará al vengativo y llevará rigurosa cuenta de sus pecados. Perdona la ofensa de tu prójimo, y así, cuando pidas perdón, se te perdonarán tus pecados. Si un hombre le guarda rencor a otro, ¿le puede acaso pedir la salud al Señor? El que no tiene compasión de un semejante, ¿cómo pide perdón de sus pecados? Cuando el hombre que guarda rencor pide a Dios el perdón de sus pecados, ¿hallará quien interceda por él? Piensa en tu fin y deja de odiar; piensa en la corrupción del sepulcro y guarda los mandamientos. Ten presentes los mandamientos y no guardes rencor a tu prójimo. Recuerda la alianza del Altísimo y pasa por alto las ofensas" (Eclesiástico 27,33-28,9).

La Patria es primero. Se edifica desde el hogar. Desde la familia y la escuela, hay que educar para el perdón mutuo y no para vivir en pleitos permanentes y en ofensas diarias. En casa, cuando los hijos ven que sus padres se aman, se respetan y se perdonan, aprenden a vencer sus deseos de venganza, a evitar palabras y acciones ofensivas, a perdonar a quien les hace un daño, a compartir con hermanos, parientes, compañeros y amigos.

Y si en la escuela es reforzada esta educación para el perdón y la paz, cuando se llegue a la juventud y a la vida adulta, aunque se viva en pobreza y en limitaciones, los hijos no se convertirán en violentos, agresivos, asaltantes, ladrones y asesinos.

La pobreza no es la causa principal de que haya violencia, inseguridad, robos, secuestros, asaltos y asesinatos. Yo soy hijo de una familia pobre, con ocho hermanos y nuestros padres nunca nos educaron para robar, agredir, pelear o matar.

Nos dieron ejemplo, entre otras virtudes, de escuchar la Palabra de Dios, de trabajar para tener algo, de compartir con los demás, de respetar personas y cosas, de perdonar, de ser pacíficos y no violentos.

Si queremos un México más justo, libre, democrático y fraterno, hay que educar para el amor, la justicia, la verdad y la paz, con sólidos principios morales y cristianos, desde la familia y la escuela, con el apoyo de buenos medios de comunicación.

Pero si sólo se exalta la violencia, ¿qué patria estamos construyendo? Es necesario cultivar una PATRIA FRATERNA, reconciliada, donde todos vivamos con alegría, paz y dignidad, es decir, vivamos una patria de hermanos.