II Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Juan 1, 29-34

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Impulsos Evangélicos

1.      Nada menos que el Concilio Vaticano II afirma dos cosas claves para un creyente: 1) El cristiano es partícipe del sacerdocio de Cristo y 2) que todos los bautizados estamos llamados a la santidad. El sacerdocio de los fieles sigue todavía sin entenderse y respecto a la santidad hay quienes creen que no es una exigencia del cristianismo. ¿ Qué te parece?

2.      Si no estás convencido de estas dos realidades, seguirá como creyente siendo un pasivo, un inerte. No vives comprometido porque ignoras lo que eres, un consagrado a Dios por el Bautismo. Te contentas con ir a la misas con una mentalidad de espectador y continúas pensando que <<allá cada cual con su vida. Yo cumplo y me basta>>.

3.      No aceptes una<< santidad>> hecha a base de blandenguerías  que han llevado a ciertos creyentes a la evasión de su responsabilidad como consagrados a Dios. Tienes que rechazar esa santidad <<apócrifa>>.

4.      Cristo es presentado por Isaías como <<luz y salvación>>, dos palabras que tiene la fuerza de transformarte en persona santa si las vives en serio. Por tu inserción en la atmósfera de Dios se supone que has apostado por Cristo y formas parte de los <<consagrados por Jesucristo>> porque has creído que Jesús es la luz y la salvación.

5.      El  magisterio de la Iglesia te enseña que eres por el Bautismo partícipe del sacerdocio de Cristo, sacerdocio <<real y nación consagrada>>. Cada creyente es un consagrado <<por la regeneración y la unción del espíritu Santo para que seas testigo y te mojes en la misión que se te  ha encomendado.

6.      Tu sacerdocio real, aunque distinto del ministerial de los sacerdotes, te encamina a una misión eclesial y evangelizadora. Los laicos,<<según el Vaticano II, ejercen su sacerdocio en <<la ofrenda de la Eucaristía, en la recepción de los sacramentos, en la oración y en la acción de gracias, mediante el testimonio de una vida santa, en la abnegación y  en la caridad operante>>.

7.      <<Por eso, sacerdocio y santidad se implican. Ejerciendo el sacerdocio común a los fieles, que es entrega y servicio, que se hace de caridad abnegada y de esfuerzos de reconciliación, que es ejemplaridad y testimonio, que es preocupación y responsabilidad personal y social, así, sólo así, se logra la santidad a laque el creyente está llamado y obligado.

8.      Dios no quiere una santidad sólo de devociones, sino principalmente de buenas obras. Si te entregas a  una fácil  vida de piedad, a vivir un cristianismo<<honorífico>>, notarás que la <<excedencia>> y la <<jubilación>> corren un grave peligro. Hay muchos cristianos jubilados.

9.      Por la segunda lectura, sabes que eres un <<consagrado por Jesús>>, un llamado a ser <<santo>>.

Ya sabéis lo dicho un día por un trabajador a san Francisco, a quien ayudaba a montar en su borriquillo:<<¿ Tú eres ese Francisco  de Asís de quien se hacen lenguas todo el mundo. Pues procura comportarte de modo que nunca defraudes>>...