XXIV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Mateo 18, 21-35

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Impulsos Evangélicos

1.      Te encontrarás a veces ante el dilema de perdonar o seguir manteniendo en tu interior antipatías, resentimientos, y hasta rencor y odio contra alguien. Se nota infeliz aunque quieras disimularlo. Tu conciencia no está tranquila. En el fondo, eres un cobarde parapetado en tu propio orgullo.

2.      Aceptar la verdad, sin rencor ni antipatía alguna hacia  el que te la dice, supone una gran virtud y valentía. Anclarse en el mal que sabes que tienes, es abandonarte a tu mala suerte y dejar que crezcan en ti más conflictividades y más ofensas.

3.      <<El que se venga será víctima de la venganza>>, ha dicho la primera lectura. Ceder al deseo de venganza, como a otra pasión cualquiera desordenada, es entrar en una espiral en crecimiento que nunca acaba, que cada vez acarrea males mayores...Los vencedores de todas las  guerras terminan siendo siempre unos derrotados.

4.      ¿Cuál es la postura del Señor? La del perdón y no la de la venganza. Debes comportarte con tus ofensores como quiere Cristo

5.      Me imagino que la parábola del Evangelio de este domingo te habrá hecho pensar un poco o mucho.<<¡ Qué miserable aquel hombre  que debía 10.000 talentos ( una millonada en aquel tiempo) y se mostraba exigente con otro que sólo le debía a él 100 denarios, unas cuantas pesetas!...

6.      <<Perdona hasta 70 veces 7. Esta respuesta de Jesús  es una de las más locas del Evangelio. Pero ten en cuenta que es la lógica del Padrenuestro:<<Perdóname como se perdona a un hijo, pues procuro ser tu hijo perdonando>>. Quien habla así es un buen creyente.

7.      Hay quienes dicen que no se hacen cristianos porque no admiten un estilo de vida  en el que no permite odiar.

8.      Siempre que hablamos del perdón vienen a nuestra mente situaciones conflictivas que no se solucionan simplemente por el hecho de que el ofendido adopte una actitud de perdón y amistad hacia quien le ha ofendido.

9.      En estos casos, la persona ofendida ( súbdito, autoridad, obrero...) tiene que estar siempre en actitud de perdonar.

10.   Ante una sociedad que se mueve por la ley del talión, el cristiano debe dar testimonio sincero de la ley del amor y del perdón. Ser creyente y condicionar el perdón al cumplimiento de la ley, es contradictorio con el Evangelio. Para el creyente perdonar no significa transigir con todo, ni contemporizar con el mal o la injusticia, ni reducir el compromiso a la pasividad, ni renunciar a la radicalidad del Evangelio, ni negar la personalidad propia...El odio viene del mal, el bien del amor.