XXIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Mateo 22, 15-21

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Impulsos Evangélicos

1.    Los partidarios de Herodes, fariseos y saduceos van a Jesús a tenderle una trampa. Los herodianos buscan que Jesús no diga una palabra contra el César. Los fariseos y saduceos están a la expectativa. Creen que atacará al César.

2.    Cristo orilla la respuesta. No entra en el tema de la legitimidad de su autoridad. Más bien da un juicio práctico: puesto que los fariseos y sus discípulos aceptan la autoridad y los beneficios del imperio romano, que soporten sus exigencias y sus leyes.

3.    Durante mucho tiempo en el mundo cristiano se había pensado que un estado y una autoridad secular, si no estaba  consagrada y a la sombra de la tiara pontificia, no era legítima.

4.    Como si el César hiciera verdadera competencia al Reino de Dios, o como si los limites de la Iglesia coincidieran exactamente con los del Reino de Dios. La Iglesia y los cristianos no somos una teocracia o un estado <<sagrado>> frente a otros estados.

5.    El Reino de Dios no es de este mundo en el sentido de que no es uno más al estilo de los de acá abajo. Pero sí está en el mundo y nadie podrá ser creyente al margen de las realidades  temporales. Nuestro ser de cristianos nos debe llevar a compartir todas las realidades <<políticas>>. Pero, atención, nunca a sacralizar una política o un sistema. No existe una verdadera oposición, basada en el Evangelio, entre lo que es del César y lo que es de Dios.

6.    La intervención de Cristo en la historia no consistió en establecer un orden de una vez para siempre, sino que más bien sentó un principio de fecundidad. Se trata de un programa, una tarea que hay que promover.

7.    Para que el creyente, hombre de fe, trabaje hoy como  tal en la promoción del hombre, ha de actuar como levadura en medio de la masa, más que pretendiendo introducir una institución en ese medio.

8.     Para dar con el camino espiritual del mundo  moderno, es necesario alcanzar a este hombre en el centro de gravedad de su existencia: en si promoción humana. Los primeros signos de la evangelización deben llevarse al terreno de la promoción humana.

9.    Ahora bien, para que sea verdadera evangelización, es necesario trabajar de una manera original, partiendo de una concepción del hombre que le da fe, y esta originalidad de su tarea se nos manifiesta también en la Eucaristía.

10.  Se  ha utilizado la respuesta de Jesús de muchas maneras. Yo creo que el principio que se deduce de ella permite rechazar la separación completa entre la fe y la política, aunque evitando cuidadosamente la amalgama: ninguna política pude llegar a Dios, pero todas las políticas tienen que rendirle cuentas.