VI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C

Lucas 6, 17. 20-26

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Impulsos Evangélicos

1.    <<¡ Maldito sea quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor>>.En la atmósfera de tu vida religiosa, toda la fe debes tenerla en el Señor, y no en cosas humanas , a no ser que éstas te lleven Dios. Es una tontería confiar en el hombre antes que en Dios.

2.    El Evangelio te lanza este chaparrón:<<¡ Ay de vosotros, los ricos! ¡Ay de vosotros, los que estáis saciados! ¡Ay de vosotros, los que reís! ¡ Ay de vosotros, de los que  todo el mundo habla bien!>>. Me imagino que te quedarás perplejo. No te asustes.

3.    Para Jesús estas  bienaventuranzas y estas  imprecaciones extrañas <<¡Dichosos vosotros, los pobres! ¡ Ay de vosotros los ricos!>> son una evidencia, pero si te fijas en la vida de algunos, te parece mucho clara la ley del dinero: son dichosos los ricos y desventurados los pobres. Es lo que piensa todo el mundo.

4.    ¡ Todo el mundo! Ese es el problema. Los primeros cristianos vivían tan a fondo su fe que incluso a los paganos les llamaba la atención.

5.    Si ahora los cristianos son como <<todo el mundo>>, su fe deja escépticos a los <<paganos>>. ¿ En qué cambia las cosas la por fe en Cristo?

6.    Yo, dice Antoine, desde hace años-   a raíz de un encuentro en Taizé- mi vida cambió totalmente. Formé un grupo y con el dinero que ganábamos , vivíamos con un poblado cercano compartiéndolo todo. Eramos felices y los pueblerinos lo decían. Poco a poco venían a nuestras oraciones y cantos.

7.    Este dinero <<útil>> no lo desprecia el Señor. El desprecio es para con el rico que acumula riquezas para asegurarse la vida:<<¡Idiota!>>.El mundo está  lleno de lamentos de quienes mueren dejando tantos tesoros para que otros los malgasten.

8.    Han tenido seguridad, confort, el fácil aprecio de los demás, pero les ha faltado la dimensión de la fe. Han hecho de su existencia un paraíso de dinero y no una vida de amor. Y la gran dicha por excelencia está en elegir el amor.

9.    La pobreza- no la miseria- es una mayor oportunidad para ser verdadero hijo del Evangelio. Pero una pobreza vivida sin codicia, sino como realización y estado personal de vida.

10. Cuando un rico ama a Dios ( lo prueba la calidad de su oración) y cuando se ve devorado por el amor fraterno ( lo prueban la generosidad y el compromiso social) conquista una de las batallas cristianas más difíciles: hacer que el dinero sea dócil y noble.

 

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