Solemnidad de la Asunción de la Virgen
Lucas. 1, 39-56.
Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB
Impulsos Evangélicos
1.
Un poeta, el padre David María Turoldo, define
a
la Virgen como << la divina taciturna>> y se dirige a ella
con estas expresiones:<<Tú, catedral del gran silencio>>.
2.
El Evangelio
nos presenta a la Virgen de Nazaret como una criatura del silencio, que elige la
sombra, la ocultación. La Virgen es la que <<no aparece>> en primer plano. Su
presencia está bajo el signo de la discreción, que no estorba para nada.
3.
La
Madre desaparece totalmente en el Hijo. Es el Verbo quien tiene que hablar, no
ella ( en Caná, en efecto, y es su testamento, dice:<<Haced lo que él os diga, o
sea, no manda <<escuchadme>>, sino <<escuchadlo>>.)
4.
Los rasgos de
la figura de la Madre no son ni llamativos ni bien definidos. Sus contornos se
esfuman en la ilimitada transparencia del silencio. El misterio ha encontrado su
justa colocación en la pequeñez, en la profundidad, en la limpieza de una
criatura que tiene predilección por la penumbra.
5.
María debería
ayudarnos a encontrar el silencio que se nos ha robado. Ante esta obra de arte
de Dios, que es la Virgen, la posición justa se define por el estupor, por la
contemplación, por el silencio.
6.
El Papa Juan
XXIII, nada sospechoso en cuestión de devociones, advertía:<< Con la Virgen es
necesario ir muy despacio>>. O sea, evitar las violencias, las
instrumentalizaciones, la retórica, los sentimentalismos.
7.
La devoción a
la Virgen es auténtica si nos hace frecuentar el terreno profundo de la
interioridad, de la meditación, de la contemplación, del compromiso concreto, de
la <<cotidianidad del misterio>>, de la fe que se alimenta de fe y no de
apariciones o de milagros.
8.
La devoción a la Virgen es verdadera si se opone a nuestra
civilización ruidosa, si presenta un dique contra el diluvio de palabras que
amenazan sumergirnos, si constituye un antídoto a la superficialidad, al
<<espectáculo>>,
a la publicidad bulliciosa.
9.
Si queremos que
el mundo ( también el eclesiástico) no se hunda estruendosamente en el vacío,
debemos encontrar la fuerza para agarrarnos en el silencio de la Virgen.
10.
La comunidad de
creyentes no puede sino estar bajo el <<signo de María>>. Al celebrar hoy, en
pleno mes de agosto la fiesta de su Asunción al cielo en cuerpo y alma, nos
sentimos felices de que nuestra Madre , desde el cielo, ruegue por todos los que
todavía luchamos aquí por hacer silencio para llenarnos de ella y de su Hijo.