Sagrada Familia, Ciclo B

Lucas 2, 22-40

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Impulsos Evangélicos

1.    El que honra a sus padres acumula tesoros. Este domingo se celebra la fiesta de la Sagrada Familia. Dentro de las entrañables fiestas de la Navidad, la familia se ha reunido para expresarse el mutuo amor. La visitas de familiares lejanos han ayudado a que la flor de la familia expanda su perfume por doquiera. Joven, ¿ por qué no te decides a estar en familia  más tiempo y menos callejeando? Tu familia es tu tesoro.¿ De acuerdo?

2.    No abandones a tu familia aunque sean mayores. Aldabonazo fuerte contra aquellos que abandonan a sus padres cuando son ancianos para vivir a su aire.¿ Has pensado que lo que tú haces con ellos lo harán contigo? El médico francés R. Félix Allendy te dice: “El hombre es, a la  vez, padre de sus obras futuras e hijo de las pasadas”. Tenlo en cuenta.

3.    Tus hijos como renuevos de olivo en torno a tu mesa. Padres, sentíos felices con vuestros hijos a vuestro alrededor. No para mimarlos simplemente, sino también para experimentar el don de  la paternidad y maternidad. Hoy no es fácil vuestra labor. Llenad la casa de valores humanos y religiosos en lugar de tantos electrodomésticos. El tesoro son los hijos, no las riquezas mal empleadas.

4.    Riquezas que nunca pasan: la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión. Estas palabras suenan bien al oído. Pero  mientras no se planten en el campo inmenso del corazón, nunca darán fruto. Cuando el chico mama desde pequeño estas realidades, difícilmente se extravía. Padres, hay que estar llenos de Dios y vacíos de tonterías.

5.    Perdonaos mutuamente como hace el Señor. Cuando uno se  fabrica su búnker y no entra nadie, mala señal. El perdón es la marca por excelencia de tu personalidad. Se le atribuye esta frase Napoleón:” El perdón nos hace superiores a los que nos injurian”.¡ Toma ya!

6.    El Espíritu Santo moraba en él. Un día, estando en oración en un lugar ecuménico, un joven decía estas palabras: “Aquí he comprendido y sentido que  Dios habita y mora en mi. ¡Menuda suerte la mía! Respetaré mi cuerpo para que tan sensacional huésped esté a  gusto conmigo”!

7.     José y María estaban admirados por lo que se decía de Jesús. Cuando no se pierde el poder de admiración, nunca envejece el espíritu. En estos días tan especiales navideños, sentir la admiración de verse unidos y amados, constituye la gloria de los padres y de los hijos. Nuestro escritor Benavente lo expresó así:” La admiración no interroga nunca: con admirar comprende”.

8.    Hablaba del Niño a todos. Me da mucha rabia, comentaba una chica universitaria, de que en la Facultad  se hable de todo menos de Dios. Parece que le da vergüenza a la gente. Me parece una imbecilidad. Hoy, con tanta libertad, todo el mundo habla de todo, menos de Dios. Los cristianos comprometidos tenemos que “mojarnos”.

9.     El Niño iba creciendo y fortaleciéndose. El crecer lo pide la naturaleza. Basta comer para ir creciendo. La fortaleza en los valores cristianos depende de cada cual. Te recuerdo lo que decía Miguel Angel: “ Con el toque del cincel la piedra cruda y fría se convierte en un molde viviente. Cuanto más se gasta el mármol, más crece la estatua”.

10.  Se llenaba de sabiduría. Todo ser humano que quiere crecer, lo hace saboreando a Dios.