XII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C.
San Lucas 9, 18-24

Autor: Padre Francesc Jordana Soler   

 

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

En todos los grupos de adolescentes en los que he estado, en las primeras sesiones, para saber un poco el nivel de fe que hay en el grupo, siempre les hago dos  preguntas: La primera “Y vosotros ¿quien decís que es Jesús?.

 

Ellos responden: “un buen hombre”, “un revolucionario”,   “un sabio”, “un humanista”, “uno que hacia milagros”. La mayoría de sus respuestas van en la línea de hablar de Jesús como un personaje del pasado, … Situar a Jesús en el pasado es quitarle toda la fuerza transformadora que tiene su persona. Sólo si Jesús es el Hijo de Dios tiene fundamento nuestra fe, porque entonces él abandona el pasado y entra en nuestra historia personal para liberarnos del pecado y comunicarnos su fuerza para amar.

 

Luego les hago otra pregunta semejante a la anterior pero a la vez muy distinta: ¿y desde tu vida quien dices que es Jesús?. O sea, no quien es teóricamente Jesús, sino quien es para ti, en tu vida. Aquí la mayoría se quedan callados porque para ellos Jesús no es nadie, y cuando se sinceran dicen: una persona lejana, o alguien que hace que hemos de ir a misa y hemos de cumplir unos mandamientos.

No han entrado en contacto con un Jesús cercano, amigo, dador de vida, con quien llegas a tener una relación que le da sentido a todo.

 

Jesús no es un personaje del pasado, Jesús es el Mesías, el Ungido de Dios, el Hijo de Dios, una persona divina que quiere entrar en relación con nosotros y en ese contacto cambiarnos el corazón. Cristo puede llenarnos en todo totalmente. Me gusta esta expresión: “en todo totalmente”. Cristo me llena en todas mis dimensiones (afectiva, psicológica, intelectual, volitiva, etc) de un modo total. En todo totalmente. Eso es lo que él desea.

 

No es una casualidad que el Papa Benedicto en su primera encíclica (DCE) y en el primer punto de la misma diga: “No se empieza a ser cristiano por una decisión ética, o por una gran idea, sino por el encuentro con una persona, Jesucristo, que da una orientación decisiva a nuestra existencia” (cito de memoria)

 

Y vosotros ¿quien decís que soy?” La respuesta teórica la sabemos: Jesús es el Hijo de Dios, pero ¿cómo respondemos desde nuestra vida?:  ¿es Jesús un amigo?, ¿alguien cercano?, ¿es mi buen pastor? ¿es mi camino?, ¿es mi verdad?, ¿es mi vida?, ¿es mi luz? ¿es mi resurrección?.

Todo cristiano se ha de plantear en algún momento esta pregunta que Jesús nos lanza: “Y tu, ¿quién dices que soy yo?”. Sé de personas a quién esta pregunta le ha supuesto una “segunda conversión”. Estas bautizado, llevas una vida cristiana pero un día te interrogas de verdad y radicalmente: “Verdaderamente, ¿Quién es Jesús para mi?”. Esta pregunta puede marcar un antes y un después …

 

Segunda idea. Esta pregunta que nos lanza hoy Jesús es una pregunta muy útil para establecer un diálogo evangelizador.  Se trata de lanzar nosotros a los que queremos evangelizar la pregunta que hoy Jesús nos ha hecho: “¿Quién es para ti Jesús?”. Debemos hacer que la gente piense, que reflexionen y para ello es muy útil lanzarles preguntas. Y la que hoy Jesús nos ha hecho es muy buena. Hay dos tipos de respuesta que nos pueden dar:

a) Las que niegan la divinidad de Jesucristo. Y entonces nos dicen que Jesús era un profeta, un sabio, un humanista. Ante esta respuesta nosotros debemos mostrar la razonabilidad de creer en la divinidad de JC.

 

En alguno de las charlas formativas trabajaremos este tema: ¿cómo ser capaces, sin ser teólogos, de mostrar la razonabilidad de que Jesús es el Hijo de Dios?.

 

b) El segundo tipo de respuesta es el que reconoce la divinidad de Jesucristo, pero no le están siguiendo, lo cual es tremendamente incoherente. Reconocer que Jesús es Dios y no seguirlo es absolutamente ilógico, pero hay muchos que lo hacen. A estos debemos preguntarles: ¿Cómo es posible que digas que Jesús es el Hijo de Dios y no le hables a través de la oración? ¿Cómo es posible que digas … y no le trates  a través de los evangelios? ¿Cómo es posible que digas … y no formes parte de la Iglesia que él mismo fundó para comunicarte su Espíritu?. Si crees que Jesús es el Hijo de Dios para qué ha venido: ¿para amargarte y agobiarte, o para darte vida y sentido?.

 

Os lo aseguro: la gente no piensa. Si les hacéis preguntas les haréis un bien porque les obligareis a pensar, y pensar y razonar nos acerca a Dios.

 

Resumiendo: Primero nos preguntamos sinceramente desde nuestra vida ¿Quién es Jesús para mi?. Y luego cuando establezcamos un diálogo evangelizador lanzamos a esos que están cerca de nosotros la pregunta: ¿Quién es para ti Jesús? …