Solemnidad: Jesucristo, Rey del Universo
XXXIV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
San Juan 18,33b-37: El Rey traspasado

Autor: Padre Hernán Quijano Guesalaga

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Daniel  7, 13-14; Apocalipsis 1, 5-8; Evangelio según san Juan 18, 33b-37 

EL REY TRASPASADO 

En la primera lectura, de la profecía de Daniel, se nos dice que el profeta vio venir al Hijo del Hombre sobre las nubes del cielo, que le fue dado dominio, gloria y reino, un dominio eterno, un reino que no será destruido, y que le sirven todos los pueblos. 

Esa misma imagen de “el Señor que vendrá entre las nubes”, aparece en la lectura del Apocalipsis. Jesucristo es presentado aquí como “el Testigo fiel, el Primero que resucitó de entre los muertos, el Rey de los reyes” y también se dice de Él que “nos amó y nos purificó de nuestros pecados por medio de su sangre, e hizo de nosotros un reino sacerdotal”.

El Hijo del Hombre es el Rey Muerto y Resucitado. Y agrega el texto del Apocalipsis: “El vendrá entre las nubes y todos lo verán, aún aquellos que lo habían traspasado. Por él se golpearán el pecho todas las razas de la tierra”.

Otra vez se habla de un dominio universal y se subraya el sometimiento mediante el arrepentimiento y la penitencia, de todos, incluso de aquellos que lo habían traspasado, los autores de su pasión y muerte.

Es un Rey traspasado, quebrado por el dolor y la muerte, atravesado por la lanza. Y porque fue traspasado, conquistó definitivamente ese reino, a ese precio. Él fue “así, a través d la cruz, “el Testigo fiel”, un testigo probado en el sufrir, en el amor. El fruto de esa entrega victimal es un reino, un reino sacerdotal, su Iglesia, purificada, lavada, ella de sus pecados por la sangre de este Rey. 

El evangelio de Juan con cuya proclamación culminamos este año litúrgico, nos relata el diálogo entre Jesús y Pilato. A la pregunta de Pilato: “tú eres rey?”, Jesús responde afirmativamente y agrega “mi realeza no es de este mundo..mi realeza no es de aquí”. “Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz”.

Los judíos temían a este rey y por eso le entregaron a Pilato. Los judíos temían a este rey y por ello harán de Él un Rey traspasado, sin advertir que precisamente mediante esta entrega a los poderes de este mundo, que le someterán a la muerte, le permitirán llevar a su plenitud su reino sacerdotal, esto es de sacerdote y ofrenda victimal, reino eterno que ya no podrá ser jamás vencido por la muerte ni por ningún poder de acá. 

Pbro. Hernán Quijano Guesalaga

Sagrado Corazón de Jesús y San Sebastián, Paraná

22 de noviembre de 2009