Solemnidad de la Natividad del Señor. Ciclo A. Nochebuena

San Lucas 2, 1- 14: ¡Se hace niño!

Autor: Padre Javier Leoz

 

 

¡Alegrémonos, hermanos y amigos! ¡Celebremos el amor de Dios! ¡En la profundidad de esta oscura y esperada noche, Dios ha nacido! ¡Dios se ha hecho Niño! ¿Puede hacer algo más Dios por nosotros? A este momento, culminante y final del adviento, nos estábamos preparando desde la contemplación, la conversión, el asombro, la oración y con la compañía de María. ¡Ha nacido el Salvador! ¡Aleluya, aleluya!

1. En estas horas de la noche, no nace un gran filósofo, historiador, líder o científico; en estos instantes de gran emoción para los creyentes, no se acerca al mundo un poderoso hidalgo ni rey de tierras y feudos.

-Quien nace y se revela es el AMOR que se hace hombre

-El amor con la pancarta de la humildad;

-La ternura con el reflejo y la impronta magnífica de Dios.

¿Qué tenemos de bueno para que, el Señor, se aproxime de estas maneras hasta nosotros? ¿Qué pretende Dios con este descenso tan vertiginoso, humano y divino a la vez?

2.- El Nacimiento de Cristo nos trae en esta noche muchas vivencias y otras tantas sensaciones personales y comunitarias: si Dios se hace hombre, es porque el día a día del ser humano, está abocado y llamado a Dios.

Si Dios, viene hasta nosotros (Niño, pequeño, infante, débil) es para que comprendamos que, en la pequeñez, está la autopista y la puerta para llegar y encontrarse con El.

¡Que gran regalo y qué gran sacramento! ¡Dios en un pesebre! Y, en ese pesebre, en esta noche santa, se iluminan las cavernas más oscuras de la humanidad. En ese establo, el hombre aprende la lección más magistral bajada desde el cielo: el AMOR de un Dios.

Hoy, con el Nacimiento del Señor, Dios no nos da ninguna fórmula mágica para ser felices. En cada uno de nosotros, en los que estamos aquí y ahora, esta la decisión de aceptarle o rechazarle; de adorarle o de buscarnos a nosotros mismos; de llevarle la ofrenda de nuestra existencia o de negarle hasta el más insignificante detalle.

3.- Si, amigos. La Navidad es el gran regalo de Dios a la humanidad. Una humanidad, que en números, acontecimientos, y en formas, está condicionada por la violencia, el desasosiego, la intranquilidad, la pobreza, la injusticia… (pongamos todo lo que queramos). ¡Cómo no agradecer a Dios que, a través de Jesús, contemple en primera línea nuestros sufrimientos y éxitos, nuestras fatigas y nuestras penas, nuestras caídas o nuestras alzadas!

4. Hoy, damos gracias a Dios. Los ojos de Jesús, serán los ojos de Dios en la tierra. Los brazos de un Niño, serán los brazos del amor de Dios en el mundo. Los pies de un Infante, serán pies de Dios que nos acompañen en nuestro caminar. El corazón de Cristo, será el latir del mismo Dios en medio de un mundo, que en cuestiones de fe y de amor a Dios, se encuentra con un constipado demasiado severo y prolongado.

¡Bendita sea esta noche! ¡Noche santa y dichosa!

Que Jesús, en estas primeras horas de su presencia en medio de nosotros, nos lleve al descubrimiento de la belleza de Dios.

Que Jesús, en los brazos de María y bajo la mirada serena de José, nos haga renacer en nuestra fe. ¡Cómo no conmovernos ante este Misterio! ¿Cómo no intentar de nuevo ser portadores de verdad, de bondad, de solidaridad y de perdón, cuando vemos todo ello desbordado y desbordando sobre cuatro tablas cruzadas en un pesebre?

¡Feliz noche, Señor! ¡Bienvenido a esta tierra! Te adoramos y te bendecimos. Te amamos y creemos profundamente en Ti. Tú eres el Hijo de Dios. Que seas la salvación que el mundo espera y necesita.

5.- HOY QUISIERA SER PASTOR

Ser el primero en llegarme hasta Ti, Señor

Y bendecir tu Nombre

Y arrodillarme con lo todo lo que soy, pienso y tengo

Y postrarme, sabedor, de que mi corazón

a veces anda demasiado perdido en las montañas del mundo.

HOY QUISIERA SER PASTOR, SEÑOR

 

Y, en medio de la noche fría,

que fueran mis palabras calor en tu regazo

Y, que en la oscuridad y silencio de tu Nacimiento,

fuese mi FE lámpara que iluminase

las sombras y los rostros de este establo

.

¿ME DEJAS SER PASTOR, SEÑOR?

No tengo más riqueza que la vida que Dios me ha dado

Ni más dulce, que la alegría de tu alumbramiento

Ni más apoyo, que el saber que Tú has venido a nuestro lado

 

HOY QUISIERA SER PASTOR, SEÑOR

Por ello mismo, he dejado los valles de mi comodidad

Porque, la noticia que tus Ángeles me han dado,

ha rebasado con creces,

la importancia de todo lo que yo estaba haciendo

 

¡DÉJAME SER PASTOR, EN ESTAS HORAS, MI SEÑOR!

Me ha costado esfuerzo llegar hasta Belén

Me he perdido por otros senderos

con los que el maligno me tentaba para alejarme de tu sendero.

Pero lo importante, Señor,

es que he tocado tus divinas sienes;

que he alcanzado ese rincón del amor y de ternura

que, los tiempos antiguos, nos anunciaron

y los cuales reyes, patriarcas y profetas...desearon vivir.

 

¡QUIERO SER PASTOR, SEÑOR!

Y cuidarte en esta Noche Santa

como quien sabe, que de su rebaño,

eres el más bello Cordero

que, entre maderas nació,

y en dos maderos se desangrará hasta morir

por dar al hombre, un eterno vivir.

¡DEJAME, TE LO RUEGO, SER UN PASTOR!

Y, a cambio de mi adoración y confianza,

dame, Tú Señor, lo que es tu gran tesoro y secreto:

AMOR Y SOLO AMOR DE DIOS

                24-25 de diciembre de 2007