Solemnidad de la Natividad del Señor. Ciclo A. Nochebuena

San Lucas 2, 1- 14: En la noche del mundo, Dios, nos envia una luz: Jesús en Belen

Autor: Padre Javier Leoz

 

 

1. - Una de las noches más santas y luminosas en el corazón del creyente es la Nochebuena. En familia hemos celebrado el paso de Dios pequeño en el Misterio de esta noche y como familia, en torno al altar, celebramos con toda la emoción que el corazón es capaz de contener el nacimiento de Jesús. Nada ni nadie puede empañar el gran regalo que esta noche nos trae: Dios ha nacido y por eso es Navidad

Nos alegramos porque, como los pastores, hemos escuchado en el valle de nuestras casas y de nuestras familias un gran pregón: ¡hoy en la ciudad de Belén ha nacido el Salvador! ¡Cómo no alegrarnos por la venida de un Niño tan especial! ¡Cómo no asombrarnos ante un cielo que se abre para descender sobre nosotros la paz!

En medio de las vicisitudes y contrariedades, de tantas tinieblas y nubarrones que nos acosan sentimos en esta noche, con el profeta Isaías, que una luz brilla con especial fulgor, belleza y eternidad. Alegría y asombro son dos actitudes que, en el sentimiento de esta noche, no pueden faltar ante la llegada de Dios en Jesús a la tierra. ¿Seremos capaces de alcanzarlas?

2. -Hemos venido en esta noche, delante del pesebre, porque sólo siendo pequeños podemos descubrir la luz y la perla más valiosa de la Navidad.

Hemos venido en esta noche, cuando hasta parece detenerse el ritmo de la tierra, porque en el Portal, Dios, responde a todas nuestras preguntas, mitiga toda prueba y nos tiende su mano para hacer frente a tanta injusticia que nos asola.

Hemos venido en esta noche, y nos postramos ante el Dios humillado, porque si Dios actúa de esta manera, haciéndose niño, es porque nos enseña un nuevo modo de vivir. Cuando uno encuentra a Jesús es capaz de cambiar de arriba abajo, de relativizar pensamientos e ideas, modos y formas.

Hemos venido en esta noche, porque la sagrada escritura, nos sigue haciendo vibrar en lo más hondo de nuestras almas con la misma fuerza que en aquellos pastores sorprendidos en su pobreza pero abiertos sin condiciones al anuncio del Ángel: ¡os ha nacido un Salvador!

3.- La Navidad es la esperanza que Dios da a los que le esperan. Aunque, mañana nuestro mundo siga igual, no lo será de igual manera; habrá hombres y mujeres con los corazones y las vidas traspasados por esta fuerza misteriosa y divina de la Navidad. No todo será igual aunque todo siga igual.

Cuando uno contempla el Verbo Encarnado la alegría se impone frente a la tristeza, el optimismo frente al derrotismo, la luz ante la oscuridad.

Esa es la fuerza de la Navidad: la luz de Dios siempre será más grande que los pequeños cortocircuitos que nos da la vida. La vida que surge en Belén siempre será más inmensa que todos los problemas que nos sacuden.

Esta Nochebuena nos trae esta gran sorpresa: ¡no estamos solos! Dios baja en primera persona y se deja mecer, querer y adorar por todo aquel que cree y profesa que Dios tiene respuestas para el desafío del mundo.

¿Sabes qué es Navidad? Es el regalo que Dios nos da en esta noche: su amor en el rostro de Jesús. Luego, como los pastores, hagamos algo por anunciar el acontecimiento más importante para la humanidad: ¡DIOS EN LA TIERRA! ¡Estamos de enhorabuena! ¡Felicitémonos! ¡Dios en medio de nosotros!