Solemnidad de Santiago Apóstol

San Mateo 20, 20- 28: Santiago Apostol ¿Patrón de España?

Autor: Padre Javier Leoz

 

 

1.- La festividad del apóstol Santiago tiene muchas connotaciones para nuestra tierra y, por supuesto, para todo el orbe católico y cristiano.

Para España, por ser su Patrón, alcanza también a otras vertientes culturales, sociales, políticas y, por supuesto, religiosas.

Para España, aunque algunos lo obvien, supone homenajear y festejar al primer evangelizador de nuestra tierra. A él le debemos los inicios del gran edificio espiritual que, con el paso de los siglos, hemos ido levantando a través de diversas generaciones de creyentes.

2.- El Camino de Santiago es una ruta que recorren los peregrinos procedentes de España y de toda Europa para llegar a la ciudad de Santiago de Compostela, donde se veneran las reliquias del apóstol Santiago el Mayor. Durante toda la Edad Media fue muy concurrido, después fue ligeramente olvidado y en la época actual ha vuelto a tomar un gran auge. El Camino de Santiago fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad; Itinerario Cultural Europeo por el Consejo de Europa y recibió el título honorífico de Calle mayor de Europa

Flaco favor sería, entender y acercarse a la figura de Santiago Apóstol, desde los aledaños puramente culturales o artísticos que han ido gestándose al borde del Camino. Entre otras cosas porque, ponerse en camino, no es ir hacia Santiago: es ir con Santiago hacia el encuentro con Cristo. Celebrar su fiesta, entre otros sentimientos, supone escuchar la voz del Señor como Santiago la percibía a las orillas de Tiberiades

3.- Honrar, la figura de Santiago, es creer firmemente en la Resurrección de Cristo. No podemos ponernos en marcha hacia el sepulcro del Apóstol y pensar que, nuestro objetivo, ha sido cumplido: besar su sepulcro, abrazar su efigie es abrazar la fe en Cristo muerto y resucitado.

Avanzar hacia Santiago Apóstol es pedir, por su intercesión, el vivir la experiencia que él tuvo en el Monte de la Transfiguración.

Rezar al Apóstol es crecer, ahondar y perseverar en la oración como él lo hizo con Jesús en el Huerto de los Olivos

Seguir las huellas de Santiago es saber que, evangelizar, anunciar a Cristo, puede empujarnos a no ser afamados y sí despreciados o marginados.

4.- ¿Es el camino espiritual de Santiago el nuestro? ¿No estaremos dando excesiva importancia al camino material desnudándolo de lo que fue genuino, origen y medular en él? ¿Es el camino hacia Santiago un camino hacia Cristo o un incentivo puramente cultural? ¿Es el camino de Santiago kilómetros de oración y de conversión o deporte sano y bueno?

Sí; amigos. Orientarse hacia Santiago es sentir la llamada de Jesús maestro: ¡Ven y sígueme!

No podemos consentir que, el camino que algunos pretenden y promueven –camino hacia ninguna parte- esconda, disimule o maquille el tesoro que llevamos en vasijas de barro. El tesoro que vamos buscando. El tesoro que, Santiago, sembró en estas tierras para que fuera descubierto, conocido y amado: JESUS HOMBRE SALVADOR.

5.- Hoy, en España, se vislumbra una nueva y segunda evangelización. Por cierto; los secretarios de todas las Conferencias Episcopales de Europa, se reunían recientemente en Covadonga. Una de las conclusiones que llegaron fue precisamente a ésta: estamos en condiciones de presentar, de nuevo y con fuerza, el mensaje de Jesucristo.

Santiago Apóstol nos da algunas pistas para ello:

a) No podemos quedarnos cómodamente sentados. Hay que salir a evangelizar. Tal vez “ese salir” sea empezar por los de casa

b) La Evangelización es compromiso pero, no lo olvidemos, es también presentar a una sociedad egoísta y hedonista, el amor gigantesco de Dios. No somos ninguna ONG

c) En la comunión estará nuestra fuerza. Una Iglesia unida y sin tantas voces discordantes, hacen que el mensaje sea también uno y a una sola voz.

d) No podemos conformarnos con una pastoral de conservación. Hay que ser valientes y salir a la calle, estilo “misión joven de Madrid” y mostrar sin tapujos y con convencimiento algo que creemos: Jesús es el Señor ¿o no será que no lo tenemos tan claro?

e) Escucharla Palabra de Dios, meditarla, proclamarla y conocerla puede ser, igualmente, un buen reto y una buena promesa en esta fiesta de Santiago Apóstol. ¿Sabemos quién fue él, qué hizo y cómo respondió a la llamada de Jesús? ¿No nos parece que tenemos un gran déficit de formación en nuestra vida católica y cristiana?

Que Santiago Apóstol sea para todos nosotros un motor que nos impulse a seguir trabajando por esa segunda evangelización, incluso para algunos la primera, a la que vamos a asistir en muy pocos años. No hace falta ir a África o a China….España es país de misión y necesitado de muchos, pero que de muchos “santiagos”.

6.- SEÑOR SANTIAGO

Como tú, también yo de vez en cuando,

me encuentro arreglando las redes

de mi vida a las orillas de mi existencia.

¿Arreglando…o desarreglando?

¡No lo sé!

Sólo sé que, de cuando en vez,

siento una voz que me dice:

¿Qué haces? ¿Por qué te afanas tanto?

¿Cuánto has pescado hoy?

¿Qué has hecho hoy con tu vida?

Miro hacia arriba, y así como tú, viste algo

no siempre yo veo nada claro.

Me falta tu impetuosidad

y me sobra cobardía para, mirando hacia delante,

saber que hay un Señor que una y otra vez me dice:

¡Ven y sígueme!

Pero ¿sabes?

Siempre respondo lo mismo:

¿A dónde seguirte? ¿Para qué? ¿Por qué yo?

Y es que, Señor Santiago,

siempre pienso que eso de “ven y sígueme”

es para la gente cualificada

para las personas solitarias

para aquellos que son un poco especiales.

Y en el fondo, bien lo sabe Dios,

es miedo a mostrarme como lo que soy.

Digo ser cristiano, y me cuesta demostrarlo

Presumo de ser bautizado, y a duras penas me mantengo

Pretendo seguir a Cristo y, a cualquier distracción,

Prefiero quedarme parado en cualquier esquina.

¡SI; SEÑOR SANTIAGO!

Hoy, permíteme que te dé las gracias por tu gran regalo

Por poner, en nuestra tierra, la primer piedra

de ese gran edificio espiritual de Jesús de Nazaret

Déjame darte las gracias por tu valentía

incluso por haber creído de tal manera en Cristo

que te permitiste el lujo de pedir un puesto privilegiado

al lado del Padre Dios

Déjame, en esta tu fiesta,

sonrojarme ante la grandeza de tu fe

en comparación con la débil mía:

tú fiel hasta dar la vida por Cristo

yo fiel siempre y cuando no me exijan tanto.

Déjame, Señor Santiago,

darte las gracias por habernos dejado

tu encuentro con la Virgen María.

Ella, como hace tantos siglos,

sigue estando presente y ayudando

a todo aquel, a todos aquellos

que se ponen en camino

para llevar la Buena Noticia

por todos los rincones del mundo.

¡Gracias! ¡Gracias, Señor Santiago!