Solemnidad de Todos los Santos

San Mateo 5, 1-12a: ¡Que bien lo han hecho!

Autor: Padre Javier Leoz

 

 

Es posible seguir a Cristo, y no caer en el intento. Es más que posible, llegar hasta el final del camino cristiano, y no apartarnos a un lado.

1.- ¡Sí! ¡Es posible! Ellos, los santos –gente de carne y hueso como nosotros- se adentraron por el Bautismo en el encuentro con Jesús; escucharon y vivieron su Palabra; se dejaron seducir por el Espíritu y….el resultado estaba cantado: fueron santos, tal vez, sin ser conscientes de ello.

**¿Qué tiene la santidad? La santidad tiene el encanto de Dios. Es Dios mismo quien habla a través de las personas: fueron altavoz de los que no tuvieron voz. Fueron transparencia de Dios mismo.

**¿Qué tiene la santidad? La santidad tiene la mano divina. Dios mismo los modeló como arcilla blanda: fueron una gran obra maestra del Padre, imperceptible en muchos casos al ojo humano pero majestuosa ante el Señor.

**¿Qué tiene la santidad? La santidad tiene la plenitud de Dios. Los que miraron fijamente, al Dios de la vida, se dieron cuenta que, todo lo que les rodeaba, era desnuda hojarasca comparada con la felicidad que destellaba el camino de las bienaventuranzas.

2.- Sí; el camino de las bienaventuranzas es el sendero por el cual, la mediocridad, puede alcanzar la cima de la perfección. Las bienaventuranzas son las notas que, Jesús Maestro, ofrece a todo aquel que quiera componer con su vida una melodía de amor, justicia, paz y entrega. No faltarán, en algunos momentos, desgarros, desafinación, sufrimientos y hasta silencios, pero –el Señor- va delante. Va llenando, con su Palabra y con su presencia, todos los compases de nuestra existencia. ¿Estamos dispuestos a ser compositores del amor de Dios? ¿Estamos dispuestos a dejarnos llevar por su batuta? Los santos, si llegaron hasta el final, fue porque quisieron ser una ofrenda permanente en las manos de Dios y un servicio sin tregua por su Reino y por los demás.

3.- Esta fiesta nos llena de entusiasmo y de sano optimismo. El Apocalipsis, en la liturgia de hoy, nos habla de gente de toda condición, color y latitud. Y es que, la santidad, brota y se visualiza allá donde exista una persona dispuesta a seguir a Cristo con todas las consecuencias.

--¿Quiénes son esos? Son los que dieron y dan su vida por Cristo.

--¿Quiénes son esos? Son los que prestaron y dejan su voz a Cristo

--¿Quiénes son esos? Son los que, perseguidos, sintieron una fuerza especial para seguir hasta el final en los más altos ideales cristianos. Muchos fueron arrancados del mundo violentamente pero, la fe, nunca fue separada del alma que todos los santos llevaban dentro.

--¿Quiénes son esos? Son los que, calumniados, sabían que el juicio de Dios, objetivo y definitivo, esperaba más allá de la muerte y con resultados muy distintos a los que se dieron en los juzgados del mundo.

--¿Quiénes son esos? Son los que, con una vida sobria, agradable, buena, noble, justa y caritativa no se dejaron avasallar por el “todo vale a costa de quien sea y de lo que sea”

Fiesta de Todos los Santos. Es creer que todavía es posible un mundo diferente, con un orden mejor, con una justicia al servicio de todos. Es dejar a Dios sembrar en el mundo a través de personas santas.

Fiesta de Todos los Santos. Acerquémonos a esa ventana por la que contemplamos una muchedumbre de gente de a pie que, aparentemente humanos, fueron capaces de teñir el mundo, la familia, la política, la Iglesia, la sociedad…con los colores de las bienaventuranzas. Unos colores que, no siempre, fueron bien recibidos allá donde fueron pintados. Unos colores que, cuando son sombreados en el mundo, dan el brillo de la eternidad, del amor de Dios, del perdón y de tantas otras cosas deficitarias o escasas en el ser humano.

4.- ¡Qué bien lo hicieron! Por ello damos gracias a Dios. Nos animan, desde el otro lado, a no ser cobardes. A optar por un camino difícil pero que, a la larga, producirá más satisfacción que otros atajos estériles o interesados.

¡Qué bien lo hicieron! Por ellos damos gracias a Dios. Por su valentía. Por su vida entregada y muchas veces escondida. Por haber llegado hasta el final donde, el único trofeo –santo y verdadero- era para ellos y es, para todos nosotros, contemplar cara a cara Aquel por el que se desgastaron hasta el final: Cristo. ¡Felicidades, Todos los Santos! ¡Qué bien lo hicisteis!

5.- SI, VOSOTROS…SANTOS Y BUENOS

Vosotros que en el llanto derramasteis tantas sonrisas

vuestra música fue la alegría

Vosotros que, en la persecución, fuisteis valientes

vuestra virtud fue la fortaleza

Vosotros que, en la violencia, sembrasteis paz

vuestro pregón fue la fraternidad

Vosotros que, en la pequeñez, os sentisteis dichosos

vuestra grandeza fue la humildad

Vosotros que, en la pobreza, hallasteis la riqueza

vuestro tesoro fue la conformidad

Vosotros que, en la incomprensión, buscasteis a Dios

vuestro refugio fue la paciencia

Vosotros que, mientras otros pensaban que estabais equivocados,

no os alejasteis del camino de la fe,

vuestra palabra fue el mundo al revés

Vosotros que, en el ser, alcanzasteis la felicidad,

sonreíd porque, vuestro mensaje, fue el amar y el ser amados

Vosotros que, en el corazón, dejasteis crecer la pobreza

cantad, porque vuestra riqueza fue Cristo

Vosotros que, a los ojos del mundo, erais blandos

festejad porque, vuestra atracción, fue la mansedumbre

Vosotros que, buscando la justicia y el derecho,

os tildaron como locos o ilusos,

pregonad la victoria porque vuestra alegría,

fue el cumplir y buscar la voluntad del Señor

Vosotros que, pusisteis el corazón en las palabras y obras

vibrad en compañía de los santos

porque, vuestro secreto, fue un corazón inmenso y bueno

Vosotros que, fuisteis limpios por dentro y por fuera,

reflejad ahora, más que nunca, los destellos de la gloria de Dios

porque, vuestro sello, fue el no dejaros corromper por el mundo

Vosotros que, en vez de flores, recibisteis abrojos, espinas,

pedradas o indiferencias, calumnias o insultos,

gozad y saltad ahora en la presencia de Dios

porque, en el atardecer de la vida,

es cuando la VERDAD se descubre ante quien

en nombre de Dios la buscó, la practicó y la defendió.

Amén.