Solemnidad. Natividad del Señor

Misa del día.

San Juan 1, 1-18: Las letras de Dios: Navidad

Autor: Padre Javier Leoz

 

¡Bendita sea esta Navidad! Nunca, 7 letras, nos dicen y nos empujan tanto al encuentro del Señor.

1.- --Una Navidad que, con la “N” nos habla del nacimiento de Cristo. Un nacimiento que, con sus inicios ha logrado iluminar la humanidad, ha cambiado el rumbo de su historia y de su esperanza.

--Una Navidad con la “A”, del amor que Dios nos tiene. Por amor, Dios, acorta las distancias entre el cielo y la tierra. Por amor, Dios, se adentró en las entrañas de la Virgen María. Por amor, Dios, se hace humilde, sencillo, se deja tocar, adorar.

--Una Navidad que con la “V” sentimos que Dios aparece por el camino de la vida, la paz y del perdón. Ya no existen razones para la violencia ni para el rencor. Vivir la Navidad implica encontrar motivos para la reconciliación y la fraternidad.

Nos preocupa la situación violenta del mundo. Volver los ojos al pesebre, es creer posible y posibilitar un mundo sin la amenaza ensordecedora de las bombas o de las guerras. ¡Siembra paz, allá donde te encuentres, y habrá un rincón con calma en el mundo!

2.- Una Navidad que con la “I” nos trae la ilusión y la emoción de ver cara a cara el rostro de Dios. La Palabra, por fin, se hace carne y acampa entre nosotros. Nace Jesús para caminar junto a nosotros. Para decirnos que, la puerta del amor y de la humildad, el portón que nos conduce a la fe. O, mejor dicho; para tener fe, será preciso entrar a la sombra del dintel del bien, de la nobleza, del asombro y de la fidelidad a Dios.

--Una Navidad que con la “D” nos trae a un Dios que se da como nadie se puede dar. ¿Por qué? ¿Para qué? Simplemente porque, Dios, quiere hacerse hombre y porque, Dios, quiere que el hombre empiece a sentirse más hijo de Dios. Flaco favor haríamos a la Navidad si cuidásemos su aspecto más externo y olvidásemos el factor supremo de estos días: DIOS SE HACE HOMBRE, DIOS VIENE AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

--Una Navidad con la “A” de la apertura de Dios a los hombres. Para que le reconozcamos y seamos un poco más divinos y un poco menos humanos; para que reconociéndole como Dios y Señor, nos abramos también nosotros –como El mismo se abre- sin miedo y con una inquebrantable fe.

3.- --Una Navidad con “D” de Dios. Sin Dios ¿va el mundo mejor? Sin la “D” de Dios, ¿es el hombre mejor? Sin la “D” de la Navidad ¿tienen sentido estos días adornados de muchos colores y profusión de luces pero, a veces, desprovistos de lo más importante? ¿Es mejor la “d” del “disfruta todo lo que puedas” o la “D” del Dios que se nos da?

--Una Navidad con la “A” de la adoración. No podemos quedarnos indiferentes ante este Misterio. Celebrar la Navidad es hacer de nuestra existencia una posada, un belén y un lugar para Dios.

Durante el Adviento hemos cantado “ven Señor”. Ahora, el Señor, nos muestra su gloria y su poder. Sólo los que levantan las antenas de la gracia, más allá de ideas y de cuestiones prácticas, comprenderán que la Navidad es adorar al Señor, estar con el Señor, mirar al Señor, vivir con el Señor. ¡Habitemos con El!

--Una Navidad con la “D” del DON de Dios. Porque, la Navidad bien vivida, es don y un gran regalo bajado del cielo. Dios se mete en nuestro pellejo, Dios recorre nuestros caminos y lo hace, como todos lo hemos iniciado, siendo pequeño y sin más defensa ni más pretensión que el amor que le rodea.

Feliz Navidad, hermanos, y que nada ni nadie altere ni nos robe el sentido de ninguna de estas letras que, en sus inicios, cambió y lo sigue haciendo el rumbo de la humanidad: ¡NAVIDAD! ¡DIOS HA NACIDO! ¡DIOS SE NOS DA! ¡HA ACAMPADO EN MEDIO DE NOSOTROS!

4.- ¿POR QUÉ DESCIENDES TANTO, SEÑOR? ¿POR QUÉ BAJAS TANTO, SEÑOR?

(Pregón-Oración)

Tienes el cielo como casa,

y te aventuras a dejarlo para caminar junto a nosotros

¿No ves, Señor, cómo estamos?

El hombre, mata al hombre

Tu mundo, ya no es aquel que Tú creaste

La vida, ya no es vida

¿POR QUÉ BAJAS TANTO, SEÑOR?

Una corte de ángeles te rodea

y prefieres nacer

en medio de la indiferencia de los hombres

sin más homenaje que el ruido de las guerras

y las contiendas o indiferencia de las naciones

Posees el calor celestial

y te adentras en el frío de la tierra

Destellas la grandeza de tu ser Dios

y te revistes de nuestra pobreza

¿POR QUÉ BAJAS TANTO, SEÑOR?

Eres Dios y, quieres ser hombre

Vives en la Ciudad Eterna

y deseas caminar a pie de tierra

Hablaste durante siglos sin dejarte ver

y, ahora, te descubrimos en un Niño

¿ES NECESARIO TANTO, SEÑOR?

Eras intocable, y te dejas acariciar

Eras invisible, y te podemos adorar

Estabas más allá de las nubes,

y, te contemplamos en un pobre pesebre

¿ES NECESARIO TANTO, SEÑOR?

Déjanos por lo menos, Señor,

conquistarte con la fuerza de nuestro amor

Calentarte con la hondura de nuestra fe

Abrigarte, con la esperanza que nos traes

Responderte, con la humildad de nuestros corazones

No sé si es necesario tanto, Señor,

sólo sé que, el mundo, hoy más que nunca

te necesita como salvación.

Sólo sé, Señor, que tu llegada

es motivo para la alegría

en medio de la tormenta de tristeza

que sacude a nuestro mundo.

¡Gracias por hacer tanto, Señor!

¡Gracias por salir a nuestro paso!

Amén.