XXVI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C

San Lucas 16, 19-31: Recuerda tu pasado

Autor: Padre Javier Leoz

 

 

1.- Tener buen corazón, y buenos sentimientos en él, es la clave de la felicidad y de la verdadera riqueza. Cuando uno pasa por la vida siendo rico Epulón “sin corazón”, sin recordar su pasado por camino de rosas y ajeno a los Lázaros que le rodean corre el riesgo de quedarse al margen de la felicidad que produce el vivir con menos cuando se comparte con los demás. Es bueno y ventajoso ir incorporando, en esos kilómetros de bendición que Dios nos ha concedido, a otros amigos nuestros a los que la suerte les dio la espalda.

¿Dónde está la felicidad? En el principio de los tiempos se reunieron varios demonios para hacer una de las suyas.

Uno de ellos dijo:

--Debemos quitarles algo a los hombres, pero, ¿qué?

Después de mucho pensar uno dijo:

--¡Ya sé!, vamos a quitarles la felicidad, pero el problema va a ser dónde esconderla para que no la puedan encontrar.

Propuso el primero:

--Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo.

A lo que inmediatamente repuso otro:

--No, recuerda que tienen fuerza, alguna vez alguien puede subir y encontrarla, y si la encuentra uno, ya todos sabrán donde está

Luego propuso otro:

--Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar

Y otro contestó:

--No, recuerda que tienen curiosidad, alguna vez alguien construirá algún aparato para poder bajar y entonces la encontrará.

Uno más dijo:

--Escondámosla en un planeta lejano a la Tierra.

Y le dijeron:

--No, recuerda que tienen inteligencia, y un día alguien va a construir una nave en la que pueda viajar a otros planetas y la va a descubrir, y entonces todos tendrán felicidad.

El último de ellos era un demonio que había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás. Analizó cada una de ellas y entonces dijo:

--Creo saber dónde ponerla para que realmente nunca la encuentren.

Todos se volvieron hacia él asombrados y preguntaron al mismo tiempo:

--¿Dónde?

El demonio respondió:

--La esconderemos dentro de ellos mismos, en su corazón, estarán tan ocupados buscándola fuera que nunca la encontrarán.

Todos estuvieron de acuerdo y desde entonces ha sido así: el eterno, moderno y actual Epulón, sigue viviendo en nosotros, desde el momento en que nos pasamos la vida buscando la felicidad sin saber que la llevamos consigo en las entrañas y cuando la ofrecemos cuando ponemos el corazón en los demás.

2.- Hay hombres y mujeres que nacen con estrellas y otros que viven en un constante accidente: estrellados.

**Existen hombres y mujeres que ponen toda su ilusión en la apariencia y en el tener frente aquellos otros que cabalgan en el lomo de la indigencia.

**Hay personas que cuidan su corazón como el mejor tesoro y el mejor espacio para ser felices. Otros, en cambio, prefieren los sueños palaciegos, el glamour de los títulos y el señorío del dinero que adultera y corrompe las entrañas de la humanidad.

3.- Ojalá sepamos cumplir con lo esencial y esforzándonos por escuchar lo que nos dicta el corazón: acoger a los demás fructifica en un no estar ya nunca solos, ahora en la tierra, y un día por, intereses acumulados, junto a DIOS.

No hay nada peor que un corazón embravecido y ensombrecido por las seducciones del día a día y de espaldas a tantas realidades no tan halagüeñas como las nuestras.

Curar y cuidar el corazón debe ser un objetivo de este recién iniciado curso, entre otras cosas, porque Dios no habla tanto por lo extraordinario cuanto en lo ordinario de cada día. Y, ahí, nosotros tenemos mucho que ver y otro tanto que hacer. ¿Lázaro o Epulón? ¡Ese es el permanente dilema para alcanzar y dar felicidad!