Domingo de Resurrección

San Juan 20, 1-9: ¡Cristo ha ganado!

Autor: Padre Javier Leoz

 

 

1.- Hoy, Jesús, sale invicto del cara a cara con la muerte: ha resucitado. El único sometido ha sido la muerte. ¿Los ganadores y beneficiados? Nosotros, los hombres y mujeres que desde la fe apoyamos, creemos y apostamos por Jesús de Nazaret.

Hoy estamos de enhorabuena. Lo celebramos con el estallido de cohetes, la mañana musical de la Pascua, con la procesión del encuentro emotivo del Hijo con la Madre y el rocío del agua bendecida en la Noche Santa que nos ha hecho sentirnos nuevos, rejuvenecidos, resplandecientes por dentro y por fuera.

¡Feliz Pascua de Resurrección, Señor! ¡Gracias por haber sido vencedor!

2.- Tu Pascua, Señor, será la nuestra. Su Pascua, hermanos, es también nuestro billete con ida y vuelta: marcharemos, pero volveremos. Moriremos, pero resucitaremos. ¿Por qué? Simplemente porque, aquel Dios que descendió en el silencio de la Navidad a la tierra, asciende victorioso del sepulcro a su Hijo Jesucristo. Entonces, en aquella noche, cantaron los ángeles. Hoy, en este día de Pascua, voltean las campanas, lo pregonan las santas mujeres, lo vivimos –como a lo largo y ancho de la historia cristiana lo han hecho nuestros antepasados- los que creemos y esperamos en Cristo.

¡Feliz Pascua de Resurrección, Señor! ¡Gracias por haber triunfado!

3.- Por haber derrotado a la que nos humilla; a la que nos deja al borde de la historia; a la que hace que permanezcan en pie los edificios y desaparezcan aquellos que los construyeron: la muerte.

No saldrá esta noticia en la primera página de ningún noticiario. ¡Hace tiempo que, el hombre, perdió el gusto por lo bueno! Pero, los que nos hemos asomado al sepulcro, hemos comprobado que “el Señor verdaderamente ha resucitado”. Y, esto, es algo que nadie nos puede quitar. Una experiencia que nos llena de eterna juventud. Un trampolín sobre el que saltamos para encaramarnos definitivamente en el cielo. Es una buena nueva que cambia el sentido de nuestro vivir. Es un acontecimiento que nos dice que, Jesús, no vino para morir, que arribó para salvar. Y, no contento con eso, nos invita a entrar, a participar con El en esta victoria por goleada sobre la muerte. ¡Gocemos con ello!

4.- Mientras tanto, por supuesto que sí, iremos caminando al encuentro del Padre. Tenemos algunas cosas que resolver. Nuestra Pascua no es todavía definitiva. Nos quedan días de pasión. Pero, con la Resurrección de Cristo en el fondo, las cosas las vemos de otra manera. La cruz la llevamos con más fortaleza. Los sufrimientos hasta se acogen con más serenidad.

En este día de Pascua, todos tenemos una gran misión: animar a los demás a disfrutar y a ser conocedores de los frutos de la Resurrección. La mañana de Resurrección es una llamada a empujar al mundo hacia Cristo y no hacia aquellos pequeños diosecillos que, hoy nos dan una inyección de vitamina y a la vuelta de la esquina nos dejan desvalidos. La aurora de este histórico día, del triunfo de la vida sobre la muerte, nos llena de inmensa alegría.¡Hay que aprender a estar alegres en medio de la adversidad! Entre otras razones porque, los cristianos, poseemos la alegría de la fe. El secreto y el elixir de una existencia sin llanto. La alegría de un Cristo con rostro glorioso, la fecundidad y el amparo que sus Palabras nos traen.

--Que la luz de Cristo Resucitado, lejos de apagarse, se mantenga encendida con nuestro testimonio, con nuestras actitudes positivas, con nuestros pequeños detalles.

--Que el grito, que desde hace veinte siglos decimos los cristianos ¡Resucitó! ¡Aleluya, aleluya!, siga cruzando fronteras y continentes. Pero, sobre todo, que nosotros vivamos y estemos convencidos de la presencia del Señor resucitada y resucitadora.

¡Feliz Pascua de Resurrección, Señor! ¡Feliz Pascua de nueva vida, hermanos!

5.- ¡YO SI SÉ, DÓNDE TE HAN PUESTO!

En la vida que triunfa sobre la muerte;

en los que apuestan por Ti,

cuando asomándose a tanto sepulcro abierto

salen de él dispuestos a sembrarlo todo de alegría.

En la esperanza que cree contra toda desesperanza

En aquellos que, desenrollando tanta venda que ata

las dejan a un lado para que, la libertad,

sea posible para todo hombre que la busca

¡YO SI SÉ, DONDE TE HAN PUESTO!

En todo aquel que lucha por la vida

en los que indagan en tu historia y en tu muerte

en los que desean que, Tú, seas razón y norte

en los que, marchando hacia tu tumba,

saben que, fuera, vives y reinas inmortal y glorioso

¡YO SI SÉ, DONDE TE HAN PUESTO!

En el que sufre, pero se levanta

En el que llora con los que sufren

En los que no han alejado de sus corazones

sentimientos, misericordia e ilusiones

¡YO SI SÉ, DÓNDE TE HAN PUESTO!

En aquellos que luchan sin desmayo

En los que mirando hacia el cielo

quieren hacerlo presente en la tierra

En los que siendo crucificados en un madero

son conscientes de que tu voz y tu mirada

se transmiten a través de aquellos

que Tú empujas, defiendes y amas

¡YO SI SÉ, DÓNDE TE HAN PUESTO!

En la PASCUA que no acaba

En la PASCUA que nos anima

En la PASCUA que nos ilumina

En la PASCUA que nos lava

En la PASCUA que nos eleva

En la PASCUA que nos alegra

En la PASCUA que nos vivifica

En la PASCUA que nos regenera

En la PASCUA que nos resucita

¡YO SI SÉ, DÓNDE TE HAN PUESTO!

En la mañana de luz

radiante y llena de vida como ninguna

¡ALELUYA! ¡ALELUYA!