Solemnidad: San Pedro y San Pablo, apóstoles
San Mateo 16,13-19:
San Pedro y San Pablo

Autor: Padre Javier Leoz  

 

 

1.- Al llegar la festividad de San Pedro y de San Pablo salen a flote los primeros pasos de nuestra era cristiana, tomando cuerpo en dos personas que fueron cimientos y puntales de los primeros tiempos de la evangelización cristiana.

Era la hora de la verdad:

-De dar razón de las palabras de Jesús hasta los últimos confines de la tierra

-De pasar del dicho al hecho.....incluso vertiendo la sangre

-De no seguir con miradas perdidas en el cielo

-De probar la verdad o la fragilidad de la fe en el discipulado

2.- SAN PEDRO Y SAN PABLO

-Son columnas de ese gran edificio espiritual que es nuestra Iglesia

-Son testimonio de un Cristo vivo de, aquellos, que lo supieron escribir con sangre

-Son, tan distintos, que fueron capaces de unirse en lo esencial: ¡por encima de todo el afán evangelizador!

-Son punto de referencia a la hora de tomar un camino u otro en nuestra vida cristiana. Como San Pedro...a veces corremos el riesgo de quedarnos “con y en los nuestros”. Como San Pablo....qué bien nos vendría si Dios nos tirase de nuestro particular, altivo y querido caballo (orgullo, hipocresía, mentira, debilidad, falsos prejuicios, cobardía.....) para aventurarnos a lo nuevo sin miedo.

3.- SAN PEDRO Y SAN PABLO

-En uno Jesús puso la familiaridad y la cercanía, el compañerismo y....hasta le leyó de antemano las contradicciones en las que caería en los aledaños de la Pascua.

-Con el otro, Dios, quiso saltar las fronteras de una Fe que podía haberse quedado encerrada en las cuatro puertas de Palestina

-En uno sobresale aquello de “ser amigo de sus amigos”. No le acompañó precisamente ni la ciencia ni las letras.....pero tuvo la virtud de ser sencillo como una paloma y noble como el oro. Jesús...le hizo entrega de las llaves de esa gran familia que es nuestra Iglesia.

-Con el otro....Dios hizo el milagro de la conversión radical. Pasó de ser adversario a ser “fan” y propagandista de Jesús. Se sintió derribado de sus esquemas y de sus acepciones, de su sabiduría y de su altanería. Todo lo estimó en basura...cuando lo comparaba con el amor/riqueza de Cristo. Pasó de la vehemencia a la docilidad ante su Dios.

Dios no quiere a superhombres para llevar a cabo su Reino. Dios quiere respuestas. Pedro le falló en las horas más decisivas de la Pasión de Jesús. Pablo se convirtió en uno de los más sangrientos perseguidores. Pero, después, con un “sí” uno pasó de ser pescador en Galilea a ser pescador de almas. El otro, de ser un incrédulo, guerrero e intelectual, pasó a ser un enamorado de la causa de Jesús. Dos personas distintas con un mismo denominador común: “Jesús... ¡todo por Jesús!”

4.- LOS NUEVOS “PEDRO” Y LOS NUEVOS “PABLO”

Aún con nuestras historias (buenas o malas), limitaciones (que son otras tantas), con los caminos emprendidos (a veces contrarios a la fe), aún siendo como somos (y mira que somos complicados)......Dios sigue contando con nosotros: pone el tesoro de su Reino en nuestras manos aún a sabiendas que siempre serán empecinadas y constantes vasijas de barro.

En esa carne (débil y pecadora) que somos los hombres y mujeres de nuestro tiempo, Dios va manifestándose todos y cada uno de los días. Ojalá seamos capaces de ofrecer a DIOS nuestra vida de tal manera que nos sintamos “menos superhombres” y “más amigos de Dios”

Con todo ello, en este día de los pilares de la iglesia, tenemos un recuerdo y oración especial por ese testigo del evangelio que nos ensambla con el primer testimonio de los apóstoles y que es signo de unidad, de caridad y de comunión en toda la iglesia: Benedicto XVI ¡Feliz día de San Pedro y de San Pablo!


DOS PERSONAS PARA DIOS

Por Javier Leoz

Pedro, piedra sobre la que edificó el Señor

Pablo, altavoz por el que irrumpió el Señor

Pedro, piedra que se desgajó en tres negaciones

Pablo, piedra que se rompió camino de Damasco

 

Pedro, hombre primario, impetuoso y fiel

Pablo, hombre elocuente e inteligente

Pedro, pescador y hombre sencillo

Pablo, guerrero e incisivo

 

Pedro, arrepentido ante el Maestro

Pablo, convertido en un inolvidable camino

Pedro, enamorado de Cristo

Pablo, entusiasta de la expansión del Evangelio

 

Nunca, dos personas tan diferentes,

dieron tan afinado acorde a la vez: CRISTO

Por El, con El y en El sellaron sus vidas de idéntica manera

y en distinta forma: con el martirio

Por El, con El y en El depositaron sus esperanzas y sus esfuerzos

sus ilusiones y sus esperanzas

Por El, con EL y en El, estimaron todo basura comparado

con el secreto que habían descubierto

 

Nunca, dos personas tan diferentes,

se unieron con un mismo criterio y con un gran ideal: CRISTO

Desde entonces para los cristianos, Pedro y Pablo,

Son columnas de esa gran iglesia que, contra viento y marea,

sigue presentando al mundo lo que fue medular en ellos: CRISTO