XV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
San Marcos 6, 7-13:
¡Manos a la obra! ¿Las encontrarás en nosotros?

Autor: Padre Javier Leoz  

 

 

1.- En este XV domingo del Tiempo Ordinario, cuando tenemos un recuerdo entrañable por los hombres y mujeres del mar, en el día de la Virgen del Carmen, nos reunimos en el Día del Señor como continuadores de aquella gran obra de los apóstoles; de aquellos hombres y mujeres que gozaron con la presencia del resucitado, que se fortalecieron con el pan de la eucaristía todos los domingos y que, no dudaron, en sacudirse de encima todo lo que les estorbaba para ser canales por los que siguiera corriendo el agua fresca que Jesús trajo con el Reino de Dios.

Entre aquellos y nosotros ha pasado el tiempo, pero el tesoro de la fe junto con su contenido, sigue siendo el mismo, aunque las formas –en algunos aspectos- hayan variado.

2.- Da vértigo y asombra el pensar la multitud de hermanos nuestros que han escuchado las mismas palabras de Jesús que nosotros hemos tenido la oportunidad de reflexionar hoy:

-Cuántos de ellos, sin más bastón que el apoyo en Dios, supieron fiarse en El y seguir adelante por su nombre.

-Cuántos de ellos, sin más alforja que la confianza en Dios, marcharon por esos mundos de Dios pregonando a los cuatro vientos que Jesús era el máximo bien añorado por todos los tiempos.

-Cuántos de ellos, sin más dinero que el esperar a que amaneciera para poder comer, no se distrajeron por el pan que calma el hambre, sino volcaron su ser en el afán de dar a conocer el evangelio.

-Cuántos de ellos, sin más vestido que la sencillez, no reservaron minutos para mirarse al espejo o en el reflejo del agua, porque sabían que no había tiempo que perder.

3.- ¿Y nosotros? Hagámonos un breve examen de conciencia:

¿Nos sentimos enviados por Jesús o simplemente miembros de una asociación con derechos y sin obligaciones?

¿En qué nos recreamos? ¿En la moda o en la felicidad que da el ser? ¿En la apariencia o en la sobriedad? ¿En la oración o en una cartilla saludable y pletórica de dinero?

¿Cómo reaccionamos ante las contrariedades? ¿En huída hacia delante o dando razón de nuestra fe? ¿Manifestando lo que somos o diluyéndonos como si fuésemos sal en un vaso de agua?

4.- Pidamos al Señor que, en primer lugar, arrojemos de nosotros mismos tantos demonios que nos impiden continuar –con nitidez y sin tapujos- la presencia de la gran bendición de Dios a nuestra tierra: JESUCRISTO

Pidamos al Señor que, en segundo lugar, nos sintamos responsables y activos misioneros en nuestras familias; en nuestro barrio; en nuestra cuadrilla de amigos. No hace falta marchar a miles de kilómetros para anunciar el Evangelio. Los más cercanos a nosotros, necesitan de un primer o segundo anuncio del Señor.

A nosotros que estamos tan acostumbrados a ir fletados en seguridades; con la tarjeta de crédito de acompañante; al grito de la última moda y con un refresco en la mano cuando hace calor….el Señor nos pide un poco de tiempo, una opción por el compromiso, un poco de desprendimiento y saber salir airosos de las situaciones que nos impiden el realizar nuestra misión de bautizados.

En el verano (un tiempo en el que nos despojamos de tantas cosas que dan calor) que el Señor nos haga ver que, en el resto del año, también es importante –por su Reino y por los demás- llevar un equipaje ligero y tener unas ideas claras.