Solemnidad: Santiago, Apóstol, Patrón de España
San Mateo 20, 20-28:
Ante la soledad el consuelo.

Autor: Padre Javier Leoz  

 

Cuando uno quiere y está orgulloso de su casa, además de cuidar la fachada de la misma, intenta asegurar y consolidar con garantía sus cimientos. Porque, al fin y al cabo, ¿sirve de mucho un rascacielos –por muchas comodidades que existan en su interior- si está expuesto a una inminente ruina?

1. Los cimientos de nuestra península están consolidados en la fe que nos acercó Santiago hasta nuestra tierra. Vivir de espaldas a esa realidad, es no ser objetivos y exponer el futuro de nuestra patria a un vacío moral y, por supuesto, a una ausencia de valores que –desde hace siglos- han tenido colores cristianos.

Santiago, cuando arribó en nuestra tierra, se encontró con no pocas contradicciones. A buen seguro, entre otras cosas, se daría con abundancia de puertas cerradas; con corazones obstinados; con hombres y mujeres, que lejos de despuntar hacia el cielo, se conformaban con el día a día: con aquello que tocaban o disfrutaban.

2.- Esta situación, en los principios del siglo XXI, no es muy distinta de la que vivió el Santo Apóstol. Para muchos de nuestros contemporáneos, el nombre de Cristo, es algo totalmente ajeno a su existencia. Llama la atención como un gran número de gente, que se dice cristiana, no se ruborice ante su afirmación de no haber leído jamás la Biblia, de saber poco o nada sobre el testimonio de los mártires o de los santos apóstoles.

La consecuencia es bien sencilla: un pueblo de bautizados camina, piensa, trabaja, decide como si Dios no existiera. O dicho de otra manera; Aquel en el nombre del cual fueron bautizados un número considerable de personas, significa poco o nada.

3 -.La figura de Santiago Apóstol nos anima en estos tiempos de soledades pastorales. Nos preocupa del futuro de la fe en España. Nos produce vértigo el escaso interés o la timidez de las familias en la transmisión de la fe católica y apostólica. Nos interroga, frecuentemente, el divorcio entre la vida práctica y la fe celebrada de no pocos cristianos. ¿Qué ocurre? ¿Qué hacer? ¿Por dónde tirar?

Hay que insistir, volviendo al principio, en los cimientos que fueron la semilla del Evangelio en nuestra nación: la fe en Jesucristo; la vivencia cristiana en familia; el compromiso de todos, laicos y sacerdotes, por extender y hacer creíble con palabras y obras el mensaje de Jesús.

En la soledad no es bueno recluirse aún más. Santa María nos acompaña. Si Ella, en momentos de amargura, se acercó hasta Santiago animándole en su camino apostólico, no es menos cierto que hoy y aquí, en cada impronta evangelizadora, en cada persona que avanza en nombre del Señor, en el esfuerzo realizado por la instauración del Reino de Dios, la Virgen María, sigue consolando e iluminando todas y cada una de las tareas que se encaminan hacia eso: dar a conocer la vida, los misterios y la salvación que nos trajo Jesucristo.

4. Encontrar los tesoros, en un inmenso desierto, nunca ha sido empresa fácil. El camino de Jesús, su evangelio, palabra y vida, son joyas en las que hay que emplearse a fondo para descubrirlas en medio de un secarral tan inmenso como grande en el que se ha convertido parte del mundo.

-Ante tanta muerte, anunciaremos con alegría que Jesús es la VIDA

-Ante la tristeza, como el apóstol Santiago, llevaremos en nuestras manos la alegría de la

FE

-Ante la amargura, como lo hizo Santiago, insistiremos con el bálsamo de la ESPERANZA

En definitiva. ¿Sirve de algo un mundo con mucha fachada pero sin cimientos para sostener tanto vacío y tanto sin sentido? La respuesta es: NO. Sin Dios, aunque muchos crean que Dios nunca olvida al hombre, éste se abandona a su propia suerte.

Es la hora, por lo tanto, de comenzar a levantar un nuevo edificio en el que todos, sintiéndonos hermanos, aprendamos que la Resurrección –tesoro que guardó en sus manos el Santo Apóstol- es premio que espera a todos los que creen y esperan en Jesucristo.

5.- No nos faltarán persecuciones, incomprensiones, soledades, traiciones, difamaciones. Pero, mirando al testimonio de los apóstoles, veremos que –si ellos pasaron lo suyo- tampoco está demás que algo de lo suyo pasemos nosotros por causa del evangelio. ¿O no? De todas formas, Dios, aprieta pero no ahoga. ¡Feliz día de Santiago Apóstol! ¡Feliz día del Patrón de España!

6.- ¿QUÉ TIENES APÓSTOL, SANTIAGO?

Escondes la fuerza y el ruido del trueno

la audacia de quien, sabiéndolo que tiene el todo,

deja tierra y familia por causa del Evangelio.

Desprendes el fuego del Espíritu

un Espíritu que te mueve y se hace entrega

por tus manos y por los caminos

que conducen hasta tu Santo Sepulcro.

¿QUÉ TIENES APOSTOL, SANTIAGO?

El gozo de la fe de quien cree hasta el final

La seguridad del que se fía en Jesús

La esperanza de quien ve más allá de las nubes

La intrepidez de quien, dándolo todo por Dios,

intuye que algo grande en el cielo le espera.

¿QUÉ TIENES APOSTOL, SANTIAGO?

Tus caminos, siguen siendo semillas de fe

Tus caminos, siguen conservando tus huellas

Las piedras, de puentes y de iglesias,

que se levantaron a la vera de senderos compostelanos

siguen recordando tus aventuras,

pregonan desde sus campanarios tu gallardía

permaneciendo en pie, como heraldos milenarios,

en antorchas que recuerdan

la vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo

¿QUÉ TIENES APOSTOL, SANTIAGO?

Ofreces la respuesta de Dios para el hombre que pregunta

Apuras el hilo y la aguja para realizar un nuevo mundo

Inspiras el modelo de una nación, de una patria,

de un país que todos queremos y anhelamos en paz

Que sigas siendo faro que ilumine a nuestras generaciones

Que seas guía que ilumine a la Europa que fue cristiana

Que seas aliento que, empuje y levante,

a todo peregrino que, poniéndose en marcha,

busca a Dios como razón primera y última de su vida.

Amén