Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo
Juan 6, 51-58: Pan de vida

Autor: Padre Jesús E. Osorno Gil. mxy

 

 

Vivimos situaciones difíciles. A nadie se le oculta esta realidad. La palabra ‘crisis’ nos aborda, nos tortura. El futuro se vuelve incierto. Los antagonismos y confrontaciones irrumpen en el espacio de nuestra cotidianidad con violencia incontenible. Las mesas están vacías: Ni pan, ni palabra, ni esperanza. Sobran los/as comensales.

El pueblo de Israel sufrió esta tortura en el desierto. A la indefinición de su destino se sumaba el hambre y el cansancio. Y aparece el milagro del ‘Maná’. Una palabra simple, pero una realidad fecunda. Es un alimento a tu medida, a tu necesidad, a tus exigencias. Llega a tiempo de tu penuria y sacia tus apetencias más sentidas.

Pablo tiende manteles e invita a la mesa de la comunión. No basta comer del mismo pan o beber en la misma copa. No basta tampoco el saciarnos. Es urgente que la comida nos fortalezca en la unidad, que los miles de granos y de uvas nos quiten todo egoísmo y abran para nosotros el apetito infinito de fraternidad universal en la comunión.

Y en el evangelio, Jesús, don del Padre a la humanidad, se nos da como pan de vida. No algo momentáneo o accidental. No un paliativo. No un sustituto. Es la Vida y la vida para siempre. Es la vida compartida, amasada en humanidad peregrina en camino de eternidad. Pan que da sentido a nuestra vida. Pan de eternidad.

Cochabamba 25.05.08