XXXIV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Solemnidad de Cristo Rey
M
ateo 25, 31-46: Rostro humano

Autor: Padre Jesús E. Osorno Gil. mxy

 

 

Hoy las realezas  nos extrañan, las miramos en lejanía, o encerradas en nichos de anticuarios ya superados. No parecieran de nuestra especie. Las confundimos con todo aquello que establece barreras infranqueables, abismos entre seres humanos. Cuando más, las aceptaríamos como un eslabón perdido, atrincherado en algún bunker  en desconexión con la especie humana.

El Jesús histórico tenía rostro humano. Se confundió con el pueblo. Asumió la causa de los/as pobres, los/as desheredados/as. El reducto de humanidad más descalificado de la sociedad como las mujeres y los/as niños/as fueron de su preferencia. Comía con publicanos y pecadores. Y su grupo selecto lo constituían hombres iletrados, pescadores, mujeres de la vida pública.

Y es Rey. Aunque su Reinado no es de este mundo. Un Rey que establece el rechazo a toda pretensión de poder, de dominio, de conquista. Simplemente un Rey Servidor. Su Reinado se expresa en el servicio, en el culto a la verdad, en el respeto a la diversidad, en la celebración de la vida, en el gozo y plenitud del ser humano.

El evangelio de hoy escenifica el Juicio. No el último juicio. Sino el juicio de la historia en presente. Un juicio que condena a quienes permiten que un solo ser humano tenga hambre, o negocian con su dignidad, o promueven la tortura o la guerra. Un juicio que estable como único instrumento legal de sentencia al amor. Un juicio que identifica al Jesús juez con todos los desheredados de la historia.

Cochabamba 23.11.08