IV Domingo de Cuaresma, Ciclo B
Juan 3, 14-21:
Suplemento de luz

Autor: Padre Jesús E. Osorno Gil. mxy

 

 

La cuaresma es camino hacia la luz. Proceso madurado de purificación, sanación, conversión. Hay mucha oscuridad en nuestras mentes, en nuestros corazones. Todo esto nos detiene en nuestra marcha o hace lenta y penosa nuestra andadura. De pronto hay ráfagas de luz: Una insinuación, un amigo, un buen consejo, un testimonio, un maestro. Nos devuelven a la luz.

El segundo libro de las Crónicas nos habla de la multitud de mensajeros que iba enviando Dios a su Pueblo para hacerles inteligible su Palabra. Era un suplemente de luz que acrecentaba su visión. Pero los rechazaron. Incluso, a muchos los mataron. Hay un rechazo congénito a la claridad, a la verdad. El evangelio nos repetirá que quienes aman la verdad, son hijos de la luz.

Nicodemo, viejo maestro, curtido en canas se lleva un chasco en su encuentro con Jesús. Tarde se da cuenta de que lo que “sabe” no le sirve para nada, o sabe muy poco. Tiene que matricularse en la escuela de la vida: Nacer de nuevo. La luz de la vida pega duro en este viejo atardecido que tiene la fortuna de comenzar de nuevo. Un suplemento de luz lo transforma.

Y en el centro del mensaje de Juan encontramos el versículo 16 que nos dice: “Tanto amó Dios al mundo que nos dio a su Hijo único”. Es el corazón de la Biblia. Su centralidad. Su fuerza de atracción. Lo único que tiene el Padre nos lo da: Su Hijo. Para que tengamos luz y luz abundante como para hacer fácil nuestra vida y nuestra caminada. 

Cochabamba 22.03.09