XXIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
San Marcos 7,31-37:
Abrir el corazón

Autor: Padre Jesús E. Osorno Gil. mxy    

 

La sordera es enfermedad común hoy día. Hacerse el sordo es vicio de quien detenta el poder o acumula riquezas. El padre o la madre se hacen sordos ante el grito enternecedor del hijo o de la hija. El superior o superiora ante quienes dicen “protestar”. Los dueños del sistema capitalista ante el clamor ensordecedor de pobres o empobrecidos/as.

Las lecturas de hoy nos proponen abrir el oído, pero no hay materia prima. Se necesitarían todas las aguas del mundo para lavar nuestra suciedad y poder comenzar a balbucir…pues, la palabra va unida a la audición. Para expresar la maldad, la biblia usa la palabra “rhyparia”, de donde viene “rhypos” que es la suciedad depositada en los oídos.

Cuando no se escucha al pobre, el corazón está cerrado, agostado, blindado. Y la palabra se torna confusa, inexplicable, ininteligible. El lenguaje de los poderosos del planeta, es malabarismo de sordos. Sus explicaciones son egocéntricas. Sus soluciones, miopes. Sus visiones, reaccionarias. No saben que hay mil millones de gentes que se mueren de hambre.

Nuestras Iglesias también tienen gentes matriculadas en la escuela de la sordera total. Su egoísmo y su insensatez rallan en la suciedad auricular. Isaías abre horizontes de audición en la novedad. Y el evangelio es cátedra de interlocutores que comparten la visión de un mundo nuevo, creado en justicia, en fraternidad, en solidaridad. Sólo así podemos escucharnos.

Cochabamba 06.09.09

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