XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
San Marcos 13, 34-32:
Higuera en brotes

Autor: Padre Jesús E. Osorno Gil. mxy    

 

En clasificación no tan científica, podríamos dividir la humanidad entre pesimistas y optimistas. Quienes optan por una visión apocalíptica y quienes ven un rayito de luz que da al corazón razones y motivos de esperanza. Quienes gastan sus energías en maldecir la obscuridad y quienes prenden la cerilla en lo alto del tejado.

Las lecturas de hoy optan por el optimismo. En el lenguaje evangélico, la higuera tiene un mensaje premonitorio. El pesimismo preferiría una higuera seca con raíces hirsutas listas para el fuego. Jesús nos invita a mirarla con brotes que anuncian la primavera y que, en la corteza de lo provisional, tiene ya el germen de nuevas realidades, definitivas, ensoñadoras.

A pesar del fatalismo que nos carcome el alma, podríamos hacer inventarios maravillosos de reservas de humanidad. El grito de un “mundo nuevo es posible”, debería sacudir nuestra indolencia, pasividad, conformismo. El libro de Daniel nos pide atender a los “sabios” y “sabias” que saben escudriñar los secretos que fundamentan nuestra esperanza.

Es lo pequeño, lo simple lo que puede estar definiendo nuestro futuro. Ahí está el secreto del evangelio. Tener la capacidad de descubrir lo que en teología hemos llamado “los signos de los tiempos”, es criterio sano y sabio que daría a nuestra historia el protagonismo de su autorrealización en armonía y convivencia, en diversidad y comunión.

Cochabamba 15.11.09

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