Autor: Padre Jesús Espéja, O.P
Con permiso de: palabranueva.net
1.A veces pensamos que Dios es como un señor que está
detrás de las nubes exigiendo que los hombres paguemos por nuestros muchos
pecados; y nos figuramos que con la muerte de Jesucristo ya quedó satisfecho.
Pero el Padre de que nos habló Jesús es Amor y no sabe más que amar. Por eso
lamentó la muerte del Hijo inocente, como lamenta muertes y asesinatos
innumerables en la historia humana.
2. La pasión y muerte de Jesús, causadas por los hombres que matan, fueron la
expresión del amor de Dios encarnado en el hombre. Jesús experimentó ese amor de
Dios en su intimidad de tal modo que, impulsado por ese amor, fue capaz de vivir
y morir amando. Signo de lo que puede hacer la humanidad cuando se deja
transformar por el amor de Dios.
3. Hoy se lee el relato de la Pasión según lo escribió el cuarto evangelista.
Jesús, desfigurado por los malos tratos y coronado de espinas, es presentado
ante el pueblo: “ahí tienen al hombre”, “ahí tienen a su rey”. Celebrar la
pasión y muerte de Jesús es una invitación: todo lo que trabajemos y suframos
con amor no cae ya en el vacío.