Autor: Padre Jesús Espéja, O.P
Con permiso de: palabranueva.net
1.Resurrección significa entrada en la plenitud de la vida
donde ya no hay enfermedad ni muerte; logro de la felicidad total que con
ansiedad anhelamos. Liberación de las contradicciones que cada uno llevamos
dentro, de la corrupción social que tiene lugar cuando las leyes y las normas
son impuestas por los fuertes, matando la vida de los débiles; de la muerte que
siempre nos amenaza como una sorda sombra. De ahí el interés de que Jesús haya
resucitado de verdad; es como primicia de una gran cosecha; se abre un camino
para que también resucitemos nosotros.
2. Como nadie vio a Jesús salir del sepulcro, unos niegan la resurrección porque
no hay argumentos racionales, mientras otros pierden el tiempo buscando
argumentos convincentes. Lo malo de algunos creyentes cristianos es que piensan
en la resurrección como un acontecimiento que tuvo lugar hace dos mil años, o
que tendrá lugar para los demás al final de los tiempos. Pero los primeros
cristianos vivían la resurrección como algo presente para ellos: “vivo yo, más
no yo, es Cristo quien vive en mí” ( san Pablo). Hay que vivir hoy la
resurrección como encuentro personal con Jesucristo que irrumpe como vida y
esperanza en nuestra existencia.
3. Cuentan los evangelios que Jesucristo, el mismo que había muerto crucificado,
salió al encuentro de sus discípulos –Pedro, Juan, María Magdalena...– lleno de
vida, infundiendo paz, alegría, perdón, ilusión y fuerza para seguir anunciando
el Evangelio. Ellos fueron los primeros creyentes que a veces también dudaron,
pero en ellos la presencia del Resucitado pudo más que la duda y la oscuridad.
El creyente cristiano ha sido alcanzado también por el Resucitado que le da paz,
perdón, alegría, fuerza para seguir adelante. La resurrección de Jesús, el
encuentro de los primeros discípulos con el Resucitado, y nuestro encuentro
personal en esa misma fe, son distintas manifestaciones del único Dios “capaz de
dar vida a los muertos y llamar a las cosas que no son para que sean”. Este es
el día en que actuó y sigue actuando el Señor en nuestra historia, encaminada
definitivamente a la plenitud de la vida y de la felicidad.