Domingo de Resurrección, Ciclo B
San Juan 20, 1-9 :
La Resurrección de Jesús

Autor: Padre Jesús Espéja, O.P

Con permiso de: palabranueva.net 

 

 

1.Resurrección significa entrada en la plenitud de la vida donde ya no hay enfermedad ni muerte; logro de la felicidad total que con ansiedad anhelamos. Liberación de las contradicciones que cada uno llevamos dentro, de la corrupción social que tiene lugar cuando las leyes y las normas son impuestas por los fuertes, matando la vida de los débiles; de la muerte que siempre nos amenaza como una sorda sombra. De ahí el interés de que Jesús haya resucitado de verdad; es como primicia de una gran cosecha; se abre un camino para que también resucitemos nosotros.

2. Como nadie vio a Jesús salir del sepulcro, unos niegan la resurrección porque no hay argumentos racionales, mientras otros pierden el tiempo buscando argumentos convincentes. Lo malo de algunos creyentes cristianos es que piensan en la resurrección como un acontecimiento que tuvo lugar hace dos mil años, o que tendrá lugar para los demás al final de los tiempos. Pero los primeros cristianos vivían la resurrección como algo presente para ellos: “vivo yo, más no yo, es Cristo quien vive en mí” ( san Pablo). Hay que vivir hoy la resurrección como encuentro personal con Jesucristo que irrumpe como vida y esperanza en nuestra existencia.

3. Cuentan los evangelios que Jesucristo, el mismo que había muerto crucificado, salió al encuentro de sus discípulos –Pedro, Juan, María Magdalena...– lleno de vida, infundiendo paz, alegría, perdón, ilusión y fuerza para seguir anunciando el Evangelio. Ellos fueron los primeros creyentes que a veces también dudaron, pero en ellos la presencia del Resucitado pudo más que la duda y la oscuridad. El creyente cristiano ha sido alcanzado también por el Resucitado que le da paz, perdón, alegría, fuerza para seguir adelante. La resurrección de Jesús, el encuentro de los primeros discípulos con el Resucitado, y nuestro encuentro personal en esa misma fe, son distintas manifestaciones del único Dios “capaz de dar vida a los muertos y llamar a las cosas que no son para que sean”. Este es el día en que actuó y sigue actuando el Señor en nuestra historia, encaminada definitivamente a la plenitud de la vida y de la felicidad.