Solemnidad de San Pedro y San Pablo

Columnas del templo nuevo : Pedro y Pablo

Autor: Mons. Jesús Sanz Montes, ofm 

 

 

            Al final de este mes de junio, suena a examen de fin de curso, el interrogatorio que el Evangelio de este día nos presenta. ¿Quién dice la gente por ahí que es el Hijo del hombre? ¿Y vosotros quién decís que soy yo? Así estuvo planteada la cuestión. Supongo que unos y otros se mirarían para buscar algún voluntario respondedor. Ante el embarazo de la escena, rompió a hablar Pedro y todos se quedaron boquiabiertos, pero el que más, el mismo Pedro que no daba crédito de lo que sus labios toscos de pescador iletrado habían sido capaces de decir: Tú eres el Hijo del Dios vivo.

Jesús le puso buena nota, la mejor: haberle dicho que el mismo Padre Dios había hablado por su boca. Y a continuación le cambiará para siempre de nombre: de Simón a Cefas, Piedra, y sobre esa Piedra de Pedro, Jesús edificaría su Iglesia.

Años más tarde vendría a la escena Pablo, antiguo perseguidor de cristianos y por eso del mismo Cristo. Pero Dios le tocó el corazón, le abrió los ojos y su vida quedó del todo cambiada para siempre. El mundo se le hizo pequeño para contar de mil modos su encuentro con Jesucristo en el camino de Damasco, y no pararía de viajar para decir a todos de quién se había fiado, el tesoro que había encontrado en el Señor, y cómo Dios se hizo para él cercano como un abrazo, tierno como el mismo amor, humilde como la entrega de la vida.

Estos dos santos, Pedro y Pablo, son las columnas de nuestra fe cristiana, los fundamentos de la Iglesia de Jesús. Es la fiesta que celebramos conjuntamente en este día. Cada uno de ellos con su biografía, con su temperamento, con su cultura y su fe, se encontraron con Cristo y la vida cambió de veras. No cambió para poderse encontrar con el Señor, sino justamente al revés.

Y en este día, oramos de un modo muy especial por el Santo Padre el Papa Benedicto. Los que somos barro frágil tenemos la ardiente necesidad de ser ayudados por la intercesión de Pedro y Pablo, y dejarnos acompañar por quien prolonga en la historia la misión de ser Piedra que Jesús le confió.


+ Jesús Sanz Montes, ofm
Obispo de Huesca y de Jaca