Domingo VII del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

   

ü Lecturas:

o   Primer libro de Samuel 26, 2. 7-9. 12-13. 22-23

o   Primera carta de San Pablo a los Corintios 15, 45-49

o   Lucas 6, 27-38

 

ü El evangelio de hoy nos presenta una página de enorme actualidad, particularmente para aquellas sociedades desgarradas por largos años de violencia. El evangelista Lucas nos ofrece valiosos elementos para hacer una reingeniería de las relaciones sociales.

 

ü Pero antes de avanzar en el análisis de la propuesta del evangelista, veamos cómo la venganza ha sido la respuesta inmediata y primitiva de los seres humanos ante las ofensas recibidas:

o   Recordemos la ley del Talión, que establecía el “ojo por ojo y diente por diente”. Este principio exigía que el castigo no debía exceder a la ofensa. Era una manera de fijar límites a la justicia ejercida por los individuos, ya que no existía un Estado fuerte que garantizara la  vida, honra y bienes de los ciudadanos.

o   Los señores feudales aplicaban castigos crueles a quienes cometían delitos;  por ejemplo, cortaban una mano o la nariz de los delincuentes de manera que el resto de la población aprendiera la lección.

o   No tenemos que retroceder en el tiempo para descubrir que la venganza es un importante protagonista dentro de los procesos sociales de nuestro tiempo:

§  Las guerras en gran parte se declaran como respuesta a acciones que se consideran ofensivas. Se argumenta que ha sido profanada la dignidad sagrada de la patria.

§  En nuestro país hemos visto cómo la  historia de sangre de muchos miembros de las autodefensas se inició con la muerte violenta de algún familiar en manos de la guerrilla. Y sus familiares juraron vengarlo.

§  Muchas de las guerras de nuestra época tiene la misma motivación; pensemos, por ejemplo, en la lucha entre palestinos y judíos o en el desmembramiento de la antigua Yugoslavia.

 

ü Frente a estos hechos dolorosos que pertenecen a la agenda cotidiana de los individuos y los pueblos, Jesús hace una propuesta novedosa:

o   “Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, oren por los que los injurian”

o   Muchos  padres de familia pueden sentir un rechazo instintivo  frente a estos mensajes conciliadores del evangelio, y dan a sus hijos instrucciones muy diferentes: “mijo, no se deje; si le pegan en el colegio, dele más duro”. A pesar  de lo evolucionados que somos y del nivel de educación alcanzado, seguimos repitiendo, como hace dos mil años, la ley del Talión: ojo por ojo y diente por diente.

 

ü Es muy fácil ser  amables con las personas amables; no implica ningún esfuerzo ser detallistas con las personas que han tenido detalles finos con nosotros. Pero es muy difícil comportarse de manera positiva cuando no hay reciprocidad.

 

ü Profundicemos en esta propuesta que nos hace Jesús:

o   No se sigue nada bueno de los deseos de venganza y de los odios. Cuando permitimos que estos sentimientos aniden en nuestro corazón, los primeros perjudicados somos nosotros: perdemos la paz, la objetividad no está presente en nuestras decisiones, esta obsesión nos impide desarrollar otros proyectos positivos.

o   Infortunadamente,  muchas relaciones familiares se ven afectadas por esta grave patología: hermanos que se pelean por una herencia, cuñados que quedan atrapados en una telaraña de chismes...

o   Así como el odio y la sed de venganza corroen el corazón, el perdón permite recuperar la paz interior y sanar las heridas afectivas.

 

ü El amor que predica Jesús y que corrobora con el testimonio  de su vida tiene unos rasgos muy precisos:

o   Es un amor que abarca a todos: a los enemigos, a los que nos odian, al hermano cansón, a la cuñada envidiosa, al primo vago, al compañero de trabajo terriblemente competitivo.

o   Es un amor generoso, que no lleva la contabilidad de los agravios recibidos, de los saludos no contestados, de los cumpleaños y aniversarios olvidados.

o   Es un amor que no juzga ni interpreta las intenciones del corazón.

 

ü Este evangelio es muy oportuno en el momento en que vivimos los colombianos, cuando estamos conociendo, en toda su crueldad, la película de horror cuyos protagonistas han sido las autodefensas. En su momento, esperamos conocer la misma película, pero con otros protagonistas, los grupos guerrilleros:

o   El país debe conocer la verdad; solo a través de la verdad las familias podrán elaborar el duelo por sus seres queridos víctimas de esta locura.

o   Las víctimas tienen derecho a una reparación, la cual nunca podrá compensar el dolor vivido.

o   Pero el país no puede quedarse anclado en ese pasado de lágrimas. Necesitamos una enorme generosidad interior para pasar esta página manchada de sangre, y empezar a escribir un nuevo capítulo de esperanza.

o   En medio de este proceso tan complejo de verdad, justicia y reparación deberíamos hacer un alto en el camino para meditar el alcance de estas palabras de  Jesús.

 

Es hora de terminar nuestra meditación dominical. Jesús nos propone un modelo de convivencia que no se ajusta a la forma ordinaria de las relaciones personales y de las relaciones internacionales. A partir de la palabra de Dios hagamos una reingeniería de nuestras relaciones, de manera que erradiquemos el odio y la venganza como generadores de destrucción y muerte. Y acojamos el perdón y la justicia como la única posibilidad de construir una patria diferente.