Domingo I de Cuaresma, Ciclo A

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

   

ü Lecturas:

o   Deuteronomio 26, 4-10

o   Carta de San Pablo a los Romanos 10, 8-13

o   Lucas 4, 1-13 

ü Hemos iniciado el tiempo litúrgico de la Cuaresma. Durante estos cuarenta días que preceden a la celebración de la Pascua del Señor, la Iglesia nos invita a revisar nuestro proyecto de vida, de manera que reconozcamos las fallas y hagamos los ajustes necesarios. Por eso la Cuaresma es tiempo de conversión. Hagamos, pues, un alto en el camino. 

ü En este primer domingo de Cuaresma, el evangelio propone a nuestra consideración el relato de las tentaciones de Jesús:

o   Recordemos que Jesús asumió totalmente nuestra naturaleza, menos el pecado; y la tentación forma parte de nuestra condición humana.

o   El evangelista Lucas nos dice que “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo”

o   En el momento de su bautismo, se oyó una voz: “este es mi Hijo amado; escúchenlo”. Jesús, entonces, movido por el Espíritu Santo, se retira al desierto para meditar sobre la tarea que el Padre le ha confiado.

o   A través de las tentaciones, las fuerzas del mal pretenden que Jesús traicione su misión, asuma un mesianismo diferente y busque unos intereses que no coinciden con el plan de salvación.

o   Todos nosotros nos vemos sometidos a mil presiones en la vida diaria: presiones para descuidar las responsabilidades como padres y madres de familia, presiones para prescindir de la ética en los negocios y en la vida profesional, presiones para obrar de espaldas a los diez mandamientos.

ü Para poder comprender mejor la riqueza teológica de este relato, los invito a dirigir nuestra atención a algunos elementos particulares:

o   En la Biblia, el desierto tiene significados diferentes. Por una parte, es  lugar de prueba y tentación pues en él habitan las fuerzas del mal; pero también es lugar de encuentro con Dios, pues Él se manifiesta en medio del silencio y de la soledad.

o   Cuando el evangelista habla de cuarenta días, no está pensando en días-calendario. Se trata de un número simbólico que aparece a lo largo de la historia de Israel: cuarenta días con sus noches duró el diluvio universal; cuarenta años demoró la peregrinación de Israel hacia la tierra prometida;  cuarenta días permaneció Moisés en el monte dentro de la nube. En síntesis, cuando la Biblia hace referencia a cuarenta, sea días o años, se refiere a un largo periodo en el que sucede algo fundamental como experiencia espiritual. 

ü Sigamos adelante en nuestra reflexión y procuremos desentrañar el significado de las tres tentaciones vividas por Jesús. 

ü Primera tentación: “Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan”:

o   Jesús, como todos los seres humanos, debe afrontar la lucha de cada día. En el  trasegar cotidiano, vivimos experiencias amables y experiencias duras, reímos y lloramos.

o   Jesús, como peregrino, siente hambre, es decir, sufre privaciones. Pero, más allá de las privaciones materiales, está su hambre de amor y de justicia.

o   Ante la invitación que le hace el diablo, responde: “No sólo de pan vive el hombre”. Así rechaza la inversión de valores que le es propuesta y afirma que, por encima de todo, está el plan de Dios.

o   El diablo le sugiere que use su poder para satisfacer una necesidad personal: “dile a esta piedra que se convierta en pan”. Jesús rechaza la insinuación pues los poderes que le ha dado el Padre son para el servicio de los demás y no para beneficio propio.

o   Esta tentación buscar torcer la escala de valores de Jesús, así como cambiar la orientación de su misión. 

ü Segunda tentación: “Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo”:

o   Es  la tentación del poder. Sin embargo, el Reino que Jesús ha venido a instaurar es completamente ajeno a estas ambiciones.

o   Infortunadamente, la Iglesia, a lo largo de la historia, ha sucumbido a esta tentación y ha actuado como uno de los poderes de este mundo. En épocas ya superadas, el Papa era un soberano temporal, con su estructura burocrática, cobro de impuestos, ejércitos e intrigas palaciegas… Los obispos eran príncipes que muchas veces aprovechaban sus privilegios para  enriquecer a sus familiares.

o   En el escándalo de la parapolítica se ha hecho realidad esta tentación. Políticos que no han dudado en vender su alma al diablo con tal de obtener una curul sin preocuparse por la moralidad de los medios. No han dudado en comprar votos, han suplantado a los jurados de votación, han obligado a renunciar a los candidatos opositores. Esta tentación del poder sigue influyendo perversamente  en la marcha de la sociedad. 

ü Tercera tentación: “Si eres Hijo de Dios, arrójate al vacío, porque está escrito: encargará a los ángeles que cuiden de ti”:

o   La respuesta de Jesús es contundente: “No tentarás al Señor, tu Dios”.

o   Hay muchas maneras de tentar a Dios. Una de ellas es quedarse con los brazos cruzados esperando que Él actúe haciendo lo que nos corresponde a nosotros. En nombre de la confianza en Dios no podemos asumir comportamientos pasivos.

o   Otra manera de tentar a Dios  la ponen en práctica algunos líderes religiosos que pretenden llenar estadios acudiendo a lo sensacional, mostrando como milagros de Dios simples manifestaciones de histeria colectiva. 

ü Es hora de terminar nuestra meditación dominical sobre las tentaciones de Jesús en el desierto. Las fuerzas del mal quisieron apartar a Jesús del cumplimiento de su misión. Esas fuerzas negativas siguen actuando en nuestro medio. Pidámosle al Señor que nos ayude a permanecer fieles a los valores éticos y a los compromisos asumidos en el bautismo de ser mujeres y hombres nuevos, íntegros.