XIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Fiesta de San Pedro y San Pablo

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

ü Lecturas:

o   Hechos de los Apóstoles 12, 1-11

o   II Carta de San Pablo a Timoteo 4, 6-8. 17-18

o   Mateo 16, 13-19 

ü Hoy celebra la liturgia la fiesta de los Santos Pedro y Pablo, los dos grandes líderes de la Iglesia primitiva. Esta celebración litúrgica está acompañada de numerosas ferias y fiestas populares a lo largo y ancho del país.

 

ü Pedro y Pablo, en unión de los demás miembros del Colegio Apostólico, anunciaron la buena noticia de Jesús y así fueron formando comunidades en las que celebraban la eucaristía y ordenaban presbíteros para que las acompañaran en su crecimiento; además Pedro y Pablo resolvieron los conflictos que surgieron dentro de ellas,  originados por roces personales o por desenfoques doctrinales o por comportamientos indebidos. Todo esto está documentado en el libro de los Hechos de los Apóstoles y en las Cartas que ellos escribieron.

 

ü Pedro y Pablo, por el hecho de ser líderes, tuvieron personalidades fuertes, lo cual fue motivo de enfrentamiento entre ellos. Pero sus diferencias fueron superadas en la caridad. Cada uno de ellos se especializó en lo que los expertos en mercadeo llaman “población – objetivo”:  Pedro evangelizó a las comunidades judías, y Pablo se dirigió a los llamados “gentiles”, es decir, a las comunidades que hacían parte de la cultura greco – romana.

 

ü Las lecturas de esta eucaristía dominical nos aportan elementos muy ricos para comprender a cada uno de estos personajes.

 

ü Empecemos por reflexionar sobre Pedro y después continuaremos con Pablo.

 

ü La primera lectura, tomada de los Hechos de los Apóstoles, es un relato muy pormenorizado de la experiencia vivida en una cárcel  por  Pedro, bajo el reinado de Herodes Agripa. Este personaje era nieto del rey Herodes, responsable de la matanza de los inocentes. Pedro es liberado milagrosamente de la prisión pues todavía tenía una amplia agenda evangelizadora. No había llegado su hora.

 

ü En el evangelio se nos narra el momento en que Jesús le confía la misión de dirigir a la Iglesia. “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos”. Así Pedro es constituido cabeza visible de la Iglesia, servicio que continuarán prestando los Papas a lo largo de los siglos. En esta fiesta  de San Pedro y San Pablo hagamos una oración especial por el Papa Benedicto XVI   para que Dios lo ilumine en la difícil tarea de gobernar a la Iglesia, como pastor y maestro.

 

ü La segunda lectura, tomada de la II Carta que dirigió San Pablo a su amigo y discípulo Timoteo, es una hermosa y sentida evaluación de lo que ha sido su vida: “Querido hermano: ya estoy a punto de ser sacrificado, llegó ya el momento de mi partida. Afronté dignamente el combate, llegué a la meta, me he mantenido fiel hasta el presente”. ¡Ojalá pudiéramos decir  lo mismo cuando se acerque el momento de nuestra partida!

 

ü Tenemos mucho que aprender de estos dos personajes fascinantes:

o   Su total identificación con Jesús resucitado les dio la fuerza para superar infinitos obstáculos. Sufrieron la incomprensión de sus contemporáneos,  padecieron persecuciones políticas, pasaron largos periodos en las cárceles, desafiaron las fuerzas de la naturaleza en sus viajes apostólicos. ¡Inspirador ejemplo para todos nosotros, cómodamente instalados en la rutina!

o   Pedro y Pablo fueron muy hábiles en la comunicación que lograron establecer con diversos interlocutores. Pedro tenía que convencer a sus oyentes judíos que en Jesús  se cumplían las promesas del Antiguo Testamento; Pablo tenía que mostrar a sus oyentes, nutridos en el humanismo clásico, que Jesús  encarnaba  un humanismo nuevo al liberarnos del pecado y de la muerte, y al introducirnos en la intimidad de Dios – amor, el cual supera infinitamente a esos pequeños dioses adorados por griegos y romanos, enfrascados en peleas pasionales y desinteresados de la suerte de la humanidad.

o   Pedro y Pablo, que tuvieron fuertes enfrentamientos por enfoques pastorales diferentes, los superaron en el amor, y nos enseñan que no debemos escandalizarnos porque existan tendencias dentro de la Iglesia. Los debates enriquecen la doctrina y permiten afinar las estrategias pastorales.

 

ü  Es hora de terminar nuestra meditación dominical. Demos gracias a Dios por haber suscitado a estos dos gigantes evangelizadores, Pedro y Pablo. Que ellos sigan inspirando la acción de la Iglesia como Madre y Maestra. Hagamos una oración especial por el Papa Benedicto XVI para que el Espíritu Santo le dé la sabiduría  para guiar a la Iglesia en medio de los enormes desafíos de nuestro tiempo. Finalmente, los motivo para que sean generosos  con la limosna de hoy: la totalidad de lo que se recoja se envía al Papa como una colaboración a la acción pastoral de la Iglesia en todo el mundo: hospitales, escuelas, orfanatos, parroquias en países de misión.