IV Domingo de Adviento Ciclo B

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

 

 

ü  Lecturas:

o   II Libro de Samuel 7, 1-5. 8b-12. 14ª. 16

o   Carta de San Pablo a los Romanos 16, 25-27

o   Lucas 1, 26-38 

ü La liturgia de Adviento tiene unos personajes claramente identificados:

o   El primer domingo gira alrededor del profeta Isaías, quien anunció, con siglos de anticipación, la venida del Mesías y trazó los rasgos del nuevo orden que implantaría.

o   El personaje central del segundo y tercer domingo de Adviento es Juan Bautista, el Precursor, que invita a la conversión y señala al Mesías que ya está presente en medio de la comunidad.

o   Llegamos así  al cuarto domingo de Adviento, en el que María  es la figura central  como Madre del Mesías. 

ü En el evangelio que acabamos de escuchar, Lucas describe la escena de la Anunciación:

o   Este texto, obra maestra de la literatura universal, llama la atención por la finura de los detalles y por la precisión con que reproduce las palabras y sentimientos de los personajes.

o   Este relato ha inspirado a pintores de todos los tiempos, que tratan de expresar en el lienzo este momento único de la historia.

o   En esta página de Lucas se nos cuenta algo que supera toda imaginación: la infinitud de Dios pide, a través de su mensajero, la colaboración de una mujer para llevar a cabo la tarea de salvar a la humanidad. 

ü Estamos tan familiarizados con este relato de la Anunciación que poco nos sorprende. Por eso los invito a hacer un alto en el camino pues necesitamos  caer en la cuenta de este insólito acontecimiento:

o   Dios, creador del universo, escoge a una mujer sencilla, joven, hermosa, para llevar a cabo la tarea de redimir a la humanidad, herida por el pecado. Y no solo la escoge sino que pide su colaboración libre.

o   No hay palabras para describir esta iniciativa de Dios. Las feministas, que reivindican el  reconocimiento de la mujer, no habrían podido imaginar semejante protagonismo en la historia religiosa de la humanidad.

o   María, en su sencillez y frescura campesinas, es la gran protagonista y eje de la salvación humana. Es alma y motor de la historia religiosa del mundo. 

ü Los invito a detenernos en las palabras finales del relato de Lucas: “Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí lo que me ha dicho”. Con estas palabras, María se ha entregado a Dios. Ha expresado una fe total, sin condiciones. 

ü Profundicemos en este acto de fe de María:

o   Algunas personas, haciendo una lectura superficial de este encuentro del ángel Gabriel y María, pensarían que la respuesta de María fue fácil de pronunciar.

o   Quienes piensan así están confundiendo la escena de la Anunciación, momento central de la historia espiritual de la humanidad, con un reinado de belleza en el que el jurado anuncia el nombre de la ganadora.

o   Esta interpretación es estúpida. María no es la ganadora de un reinado dentro del cual fue escogida, entre varias candidatas, para ser la Madre del Mesías.

o   La decisión de María fue una decisión dolorosa y arriesgada. Tratemos de imaginar lo que significaba aceptar este proyecto de maternidad en un pueblo como Nazaret. ¿Quién iba a creerle cuando explicara que el fruto de sus entrañas era fruto del Espíritu Santo?

o   La ley judía ordenaba que  fuera apedreada hasta morir la mujer que en la noche de bodas se descubriera que no era virgen. Este mandato aparece en el libro del Deuteronomio 22, 13-21. Por eso afirmamos que la aceptación de María no fue fácil pues asumió un riesgo mortal.

o   Esto también nos permite entender las angustias de José su prometido. Vivió un verdadero infierno hasta que comprendió y aceptó el plan de Dios sobre su  futura esposa.

o   Creer en Dios y aceptar su plan no es juego de niños sino que trae consecuencias muy serias.

o   María asumió un riesgo muy alto como era aceptar ser la Madre del Mesías. Por eso ella pregunta: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?”

ü María aceptó colaborar con el plan de Dios. Su respuesta positiva no fue a una formulación de verdades doctrinales. Fue un SÍ a algo existencial. Ella confió totalmente en Dios. No puso condiciones. Su aceptación fue total. 

ü ¿Cómo expresó María su aceptación? Estamos acostumbrados a que los personajes públicos preparan cuidadosos discursos para el día en que toman posesión de las altas dignidades del Estado. 

ü María, la hermosa campesina de Nazaret, asumió el máximo papel de Madre de Dios pronunciando una simple palabra cargada de contenido en la historia de Israel. María dijo la  palabra hebrea: AMEN. Esta breve  expresión resume muchos sentimientos: amor, confianza, disponibilidad. 

ü La respuesta de María a la invitación de Dios Padre está impregnada de alegría, a sabiendas del alto costo que debería asumir por su colaboración en la historia de la salvación. Este sentimiento de alegría inspira la hermosa oración que ella pronuncia, conocida como el himno del Magníficat: “Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador” 

Es hora de terminar nuestra meditación dominical. Ya se acerca la fecha en que conmemoramos el nacimiento de Jesús. A imitación de María, pronunciemos un  sentido AMEN como señal de aceptación a la acción de Dios en nuestras vidas. Dejemos a un lado los cálculos egoístas y entreguémonos confiadamente a Dios. Con Él como guía, llegaremos a la plenitud del amor.