II Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

 

 

ü  Lecturas:

o   I Libro de Samuel 3, 3b-10. 19

o   I Carta de San Pablo a los Corintios 6, 13c-15ª. 17-20

o   Juan 1, 35-42

 

ü Nos volvemos a encontrar después de las celebraciones navideñas. Un feliz año para las personas y familias que constituyen la asamblea dominical del Templo Votivo del Sagrado Corazón. Nos sentimos descansados y se han fortalecido los vínculos familiares. Iniciemos, pues, con espíritu positivo este nuevo año.

 

ü Ciertamente, inquietantes fenómenos se están produciendo en la actividad económica nacional e internacional. Sin embargo, evitemos caer en el pesimismo y veamos esta crisis como una oportunidad de crecimiento en los valores. Es un error ocultar a los hijos la gravedad de la situación pues la familia, como un todo, debe tomar conciencia y colaborar cada uno de los miembros.

 

ü Bajémonos del tren del consumismo en el que nos habíamos subido y recuperemos valores que han estado archivados. Volvamos a poner en práctica valores tales como la austeridad, el disfrute de las realidades simples de la vida, el compartir familiar. Que los niños y los jóvenes sean conscientes del enorme esfuerzo que hacen sus padres para proporcionarles educación y bienestar. Que los  hijos tomen conciencia de que esos bienes no se poseen por derecho divino sino que son el resultado del esfuerzo diario. Igualmente esta crisis debe permitir tomar conciencia del drama de pobreza y desempleo que padecen millones de hermanos nuestros. ¡A bajarse de la nube!

 

ü El evangelio de hoy nos relata cómo fue el encuentro de Jesús con sus primeros seguidores. Se trata del primer contacto. A partir de entonces se inició un intenso proceso que duraría tres años, a través del cual fueron avanzando en el conocimiento de Jesús. Durante esos tres años se vivieron todos los estados de ánimo: curiosidad, amor, desánimo, ambiciones personales, generosidad, etc.

ü Este proceso formativo, que se inicia con el relato evangélico de hoy, sólo concluirá después de la experiencia de la resurrección, cuando los discípulos finalmente comprendieron cuál era la verdadera identidad de Jesús como Hijo de Dios.

 

ü El punto de partida de este proceso de conocimiento se inició con el testimonio de Juan Bautista:

o   “Estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: “Este es el cordero de Dios”

o   Estas sencillas palabras de Juan tocaban fibras muy hondas de los judíos piadosos, ya que la imagen del cordero hacía referencia a la Pascua, que era el rito central en la vida religiosa de Israel. Más tarde comprenderían que el sacrificio del cordero pascual era un preanuncio del sacrificio por excelencia, el de Cristo en la cruz, cuya sangre sellaría la alianza nueva y definitiva con Dios.

 

ü Para estos dos discípulos fue decisivo el testimonio de Juan Bautista. Algo semejante podemos afirmar de nuestra experiencia de Dios: llegamos a Dios por el testimonio de nuestros mayores; recordemos cómo nuestros padres nos enseñaron a orar. De ahí la enorme responsabilidad que tienen los padres de familia de ser los primeros educadores de la fe de sus hijos. Ellos no pueden delegar en el colegio una tarea tan importante; el colegio complementa y apoya; pero los protagonistas tienen que ser los padres de familia.

 

ü Según lo relata el evangelista Juan, el encuentro estuvo acompañado de dos preguntas:

o   Jesús les preguntó: “¿Qué buscan?”; y ellos respondieron con otra pregunta: “¿Dónde vives, Maestro?”

o   No hubo  generalidades ni frases protocolarias. Las dos preguntas fueron muy existenciales y dieron comienzo a una profunda amistad.

o   Llama la atención la precisión de los detalles. Muchos años después, cuando los evangelios fueron puestos por escrito, los protagonistas recordaban con gran fidelidad los acontecimientos de ese día: “Fueron, pues, y vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Eran como las cuatro de la tarde”

ü Es legítimo que nos preguntemos qué fue lo que más les impactó de ese encuentro con Jesús. El reino de Dios, tal como él lo presentaba, era algo muy sencillo, que estaba al alcance de la gente.

 

ü Así como las dos preguntas que dieron inicio a esta amistad fueron muy existenciales - ¿qué buscan?, ¿dónde vives? - , así también se debió desarrollar la conversación en ese día memorable. A través de las palabras de Jesús captaron que Dios se interesaba por su situación real. Jesús les mostró un reino de Dios cercano.

 

ü Es hora de terminar nuestra meditación dominical. ¿Qué mensaje nos deja el evangelio que acabamos de escuchar?

o   El primer mensaje se refiere a la importancia del testimonio. Estos campesinos galileos llegaron a Jesús a través del testimonio de Juan Bautista. Preguntémonos qué testimonio estamos dando a las personas que nos rodean, y muy en particular a los hijos. Recordemos que la experiencia de Dios pasa a través de los labios y el ejemplo de los padres.

o   El segundo mensaje se refiere a la calidez que debe impregnar nuestra relación con Dios; Él no quiere una relación complicada, quiere mostrarse cercano a nuestro diario vivir; dejemos a un lado las fórmulas rebuscadas y contémosle  lo que estamos viviendo.