V Domingo de Cuaresma, Ciclo B

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

 

 

üLecturas:

o   Profeta Jeremías 31, 31-34

o   Carta de San Pablo a los Hebreos 5, 7-9

o   Juan 12, 20-33 

ü El texto que acabamos de escuchar forma parte de un relato mucho más amplio, en el cual el evangelista Juan describe la entrada de Jesús en Jerusalén, que terminará con su Pascua, es decir, con su Pasión – Muerte – Resurrección. 

ü En el evangelio de hoy encontramos varios temas teológicos de gran riqueza. Para evitar dispersarnos, los invito a concentrarnos en dos puntos:

o   En primer lugar, Jesús hace una precisión fundamental en cuanto a su misión como Mesías, pues su camino de salvación no pasa a través del poder político, sino a través de la entrega total.

o   En segundo lugar, conoceremos los sentimientos del corazón de Cristo ante la realidad inminente de su muerte. 

ü Empecemos, pues, por el primer punto de nuestra meditación dominical, que es la precisión en cuanto a su misión como Mesías:

o   El pueblo de Israel esperaba la irrupción de un líder poderoso que restauraría las viejas glorias de los reinados de David y Salomón. Y al ver los prodigios que obraba Jesús, muchos de ellos pensaban que sus sueños se habían hecho realidad.

o   Sin embargo, Jesús tiene una agenda diferente, la cual expresa a través de una imagen tomada del mundo de la agricultura: “Yo les aseguro que si el grano de trigo, sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero, si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna”

o   A través de estas palabras fuertes y radicales, Jesús explica cómo dará frutos su misión y la de sus discípulos. La fórmula es sencilla: no se genera vida sin dar la propia; la vida es fruto del amor y brota en la medida en que amamos; amar hasta el fin es darse sin fríos cálculos egoístas acerca de cuánto doy y cuánto recibo a cambio.

o   Jesús nos invita a  emprender, junto con él, su camino de entrega a los demás. La fecundidad de la acción evangelizadora  no depende de la transmisión de una doctrina sino de la práctica de un amor comprometido que teje solidaridad.

o   Esta es la invitación que nos hace Jesús. Sin embargo, muchas veces nos frenamos en la puesta en marcha de iniciativas a favor de los demás. Y nos frenamos porque no queremos arriesgar nuestra comodidad y no queremos sacrificar nuestro tiempo libre.

o   En pocas palabras, el egoísmo es el gran obstáculo para un  proyecto de vida que implique compartir. Por egoísmo fracasan las relaciones de pareja; por egoísmo se producen las inequidades sociales. Jesús se refiere a los efectos nefastos del egoísmo cuando afirma: “el que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna”.

o   Al escuchar estas palabras, estoy seguro de que muchos de los  aquí presentes se han estremecido, en particular las psicólogas y los psicólogos. Ustedes se estará preguntando por qué el que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece en este mundo se asegura para la vida eterna.

o   Psicólogas y psicólogos, estas palabras de Jesús nada tienen que ver con la autoestima, que es esencial para la salud mental y para poder avanzar en la vida.

o   Las palabras de Jesús no hay que interpretarlas en referencia a la autoestima. Lo que él está afirmando es que es posible vivir encerrados en los intereses propios o abiertos en función de los demás. 

ü Al principio de nuestra meditación decíamos que íbamos a profundizar en dos aspectos del evangelio de hoy. Ya hicimos algunas consideraciones sobre el primer punto, el ajuste radical introducido por Jesús en cuanto a la comprensión del Mesías. 

ü Pasemos al segundo punto y exploremos los sentimientos que agitan el corazón de Cristo ante la proximidad de la crucifixión:

o   Jesús confiesa a sus inmediatos colaboradores que tiene miedo, que está profundamente agitado. El ser de Jesús se rebela ante la muerte que lo amenaza; y no se trata de una muerte por causas naturales sino padeciendo el más cruel de los tormentos. Él, que siempre  le apostó al amor y a la vida, es víctima de los odios y de las más bajas pasiones. Como no es un estoico de corazón de acero, siente miedo.

o   ¿Cómo responde ante el miedo que invade su corazón? Sus palabras son impactantes: “¿Le voy a decir a mi Padre: Padre, líbrame de esta hora? No, pues precisamente para esta hora he venido”

o   Jesús reacciona superando los temores que intentan paralizarlo y reafirma su decisión de concluir la obra de redención que ha iniciado en obediencia a la voluntad del Padre. Su “hora” es la consecuencia y el coronamiento de toda su vida. 

ü Es hora de terminar nuestra meditación dominical. En ella hemos visto cómo Jesús confirma su decisión de salvar a la humanidad a través de una entrega total, a pesar de que su naturaleza humana rechaza la enorme cuota de dolor que le aguarda. Esta opción radical de Jesús nos muestra que el camino de la vida y del crecimiento exige ir muriendo a nuestros egoísmos y estrechos intereses personales para abrirnos a un compartir generoso y solidario.