IV Domingo de Pascua, Ciclo B

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

 

 

ü Lecturas:

o   Hechos de los Apóstoles 4, 8-12

o   I Carta del apóstol San Juan 3, 1-2

o   Juan 10, 11-18 

ü La liturgia de este domingo gira alrededor de la figura de Jesús como buen Pastor. Las primeras generaciones de cristianos se identificaron con esta representación de Jesús y la imagen fue replicada por todas partes, como nos lo testimonia el arte paleocristiano.

ü Esta representación de Jesús como buen Pastor no fue una invención de la Iglesia naciente, sino que hunde sus raíces en la tradición bíblica. En el Antiguo Testamento, se utilizaba la imagen del pastor para expresar la relación de Yahvé con su pueblo. Esto lo podemos ver en los Salmos; en  el  79, el salmista se dirige a Dios como “pastor de Israel, tú que guías a José como a un rebaño”; y muchas veces hemos cantado el Salmo 23: “el Señor es mi pastor, nada me falta”. 

ü El título de pastor se extendió a todas aquellas personas que desempeñaban tareas de particular responsabilidad en la comunidad (reyes, sacerdotes, líderes comunitarios). 

ü Cuando Jesús se identifica con la imagen del buen Pastor, está proponiendo un estilo particular para hacer el trabajo pastoral:

o   El pastor que está totalmente comprometido con su oficio está dispuesto a todos los sacrificios por su rebaño. En él no hay cálculos egoístas.

o   El pastor, que ha pasado muchas horas junto a sus ovejas, ha aprendido a conocerlas; para él no forman parte de una multitud anónima, sino que percibe las sutiles diferencias. Por eso Jesús dice: “conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí”.

o   Compromiso, entrega  y conocimiento personal son los rasgos que este relato propone a los líderes religiosos. 

ü Pero no todo es belleza y poesía alrededor de la figura del pastor. También existen pastores que han traicionado su misión:

o   El profeta Ezequiel denuncia, con expresiones muy duras, a aquellos líderes de la comunidad que se han convertido en opresores de sus hermanos.

o   Y cuando revisamos la vida de la Iglesia de ayer y de hoy encontramos las dos situaciones: por una parte, están los pastores que se han distinguido por su santidad y entrega; y, lamentablemente, también encontramos pastores que han escandalizado a la comunidad con su comportamiento indigno.

o   Jesús califica de mercenarios a estos pastores que han traicionado su misión y han engañado a sus comunidades. Dice el evangelio de hoy: “el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas” 

ü Hay un elemento muy interesante en el texto evangélico de hoy, y es su carácter incluyente. Dice Jesús: “tengo otras ovejas que no son de este redil y es necesario que las traiga también a ellas”. Con estas palabras se está refiriendo a aquellas personas que, por diversos motivos, no forman parte de la comunidad de los fieles. 

ü Estas palabras de Jesús inspiran una acción pastoral de acogida de las personas  que están lejos de la Iglesia. Una pastoral que se inspire en esta imagen del buen Pastor no puede ignorarlas ni, mucho menos, maltratarlas. Hay que buscar zonas de encuentro, es decir, hay que identificar comunes denominadores que compartimos. Ya quedaron atrás las épocas de las censuras y excomuniones. Promovamos una pastoral incluyente y respetuosa que se abra a las diferencias. 

ü Cuando explicamos el contenido teológico de esta página del evangelio, debemos manejar cuidadosamente el vocabulario, pues la palabra “rebaño” genera reacciones  negativas:

o   La cultura contemporánea afirma orgullosamente su autonomía y enarbola la bandera de la subjetividad como valores absolutos. En este contexto, la palabra “rebaño” sugiere masificación, despersonalización.

o   Por eso debemos poner de manifiesto que la subjetividad necesita desarrollarse dentro de una comunidad. En el reino de Dios, la comunidad no es sinónimo de uniformidad. Más aún, la comunidad reconoce y valora las vocaciones y carismas particulares.

ü Es hora de terminar nuestra meditación dominical sobre el buen Pastor. A través de esta figura, Jesús nos comunica su cercanía con las comunidades, a las que acompaña en su crecimiento y protege de todo peligro. También los invito a  orar  por los sacerdotes para que, a imitación del buen Pastor, desempeñemos con santidad de vida y generosidad nuestro servicio como pastores, y estemos muy cerca de las alegrías y tristezas de las comunidades.