XXX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

 

 

ü Lecturas:

o   Profeta Jeremías 31, 7-9

o   Carta a los Hebreos 5, 1-6

o   Marcos 10, 46-52 

ü El evangelista Marcos nos narra la milagrosa curación del ciego Bartimeo. Los comentarios bíblicos de este pasaje suelen destacar la fe de este hombre, que conmovió la sensibilidad de Jesús. Los invito a leer  este relato desde una perspectiva diferente, la discapacidad.

ü En este texto, que tiene una  impactante fuerza descriptiva, identificamos a tres actores: el ciego, la muchedumbre y Jesús. Profundicemos en cada uno de estos personajes, pues su comportamiento y las palabras que pronuncian nos hacen reflexionar. 

ü Empecemos por el primer personaje, Bartimeo:

o   En pocas palabras, el evangelista nos hace conocer su drama personal y la forma como se ganaba la vida: “Un ciego, llamado Bartimeo, se hallaba sentado al borde del camino pidiendo limosna”

o   Sufre una discapacidad terriblemente limitante, la ceguera; su hábitat es la vía pública; su fuente de ingresos, la limosna.

o   ¿Cómo nos sentiríamos nosotros si estuviéramos en una situación semejante? ¡Cuál no sería nuestra desesperación y amargura!

o   Además de  estos males, Bartimeo tenía que cargar con el estigma moral que acompañaba a las dolencias físicas. El pueblo de Israel creía que las enfermedades eran castigo de Dios por los pecados cometidos  por el enfermo o por uno de sus familiares. Además de la limitación física, había que soportar   el señalamiento moral… 

ü Teniendo como punto de referencia el drama personal del ciego Bartimeo, tomemos conciencia del impacto que las diversas formas de incapacidad tienen en nuestro país. Según el Censo del 2005, de cada 100 colombianos, 6.4 padecen  limitaciones permanentes. Lo cual nos sitúa frente a la sobrecogedora realidad de 2.800.000 hermanos nuestros que, como Bartimeo, esperan una oportunidad  para encontrase con la esperanza. 

ü En los países en vías de desarrollo – como el nuestro -, la discapacidad está acompañada de la marginación de la actividad económica. Se  piensa que el discapacitado no está en condiciones de hacer ningún aporte productivo. Esta descalificación condena a la mendicidad a los discapacitados que pertenecen a los sectores más pobres de la población. 

ü Otros países, con una seguridad social más evolucionada y con mayores recursos, buscan integrar estas personas a los procesos productivos, y para ello identifican tareas específicas que pueden ser realizadas por las personas que sufren algún tipo de discapacidad. No olvidemos que la naturaleza, en su sabiduría, compensa de alguna manera los desequilibrios; y así, quien ha sido privado de una determinada funcionalidad, desarrolla particulares capacidades y destrezas en otras áreas. 

ü Lo importante es que la sociedad, a través de sus  organizaciones, tenga la voluntad política de encontrar el nicho laboral adecuado para que los distintos tipos de discapacitados (invidentes, sordos, parapléjicos, etc.) se conviertan en seres productivos y les ofrezcan el entrenamiento  pertinente para asumir estas tareas. 

ü El ciego Bartimeo es el típico caso del discapacitado  condenado a la mendicidad, porque la sociedad lo consideró inepto para asumir responsabilidades productivas. 

ü Pasemos brevemente al segundo personaje del relato, la muchedumbre:

o   ¿Qué nos cuenta el evangelista Marcos? El comportamiento predominante entre los que formaban la muchedumbre es negativo, pues quieren callar al ciego. “Muchos lo reprendían para que se callara, pero él seguía gritando todavía más fuerte: ¡Hijo de David, ten compasión de mí!”

o   Este intento por silenciar al ciego es fruto de una motivación vergonzosa: muchas veces quisiéramos que la miseria, en sus diversas manifestaciones, permaneciera oculta. Los gritos de los pobres incomodan.

o   Esto explica por qué los funcionarios públicos recogen a los indigentes y a los niños de la calle cuando se acerca una celebración especial con participación de invitados internacionales y cubrimiento de los medios de comunicación. Digámoslo con crudeza: los indigentes y los "gamines" afean nuestras ciudades, las cuales deben ser maquilladas para causar buena impresión…

o   Los gritos de Bartimeo son un recordatorio incómodo del drama de exclusión que vive este pobre hombre. 

ü Pasemos a Jesús, que es el tercer personaje de este relato:

o   Después de llamar al ciego, le hace una pregunta que nos debe hacer reflexionar: “¿Qué quieres que haga por ti?”

o   Ciertamente, Jesús conocía la tragedia de este hombre. Sin embargo, hace gala de una gran delicadeza al preguntarle por sus expectativas.

o   ¿Qué mensaje nos deja esta pregunta de Jesús? No nos imaginemos cuáles son las necesidades de los demás; preguntemos directamente a los interesados.

o   Con frecuencia se organizan campañas para obtener donaciones para los pobres en fechas especiales. Estos regalos, recogidos con gran esfuerzo, terminan abandonados o son vendidos porque no satisfacen necesidades sentidas de los potenciales beneficiarios. No sigamos imaginando qué necesitan los demás. Por eso es tan sabia la pregunta de Jesús: “¿Qué quieres que haga por ti?” 

ü Es hora de terminar nuestra meditación dominical. La situación personal del ciego Bartimeo nos ha hecho reflexionar sobre el drama que viven tantos hermanos nuestros discapacitados, que son marginados de la vida social y productiva. La invitación es clara: seamos creativos y busquemos nuevas formas incluyentes para que puedan ser útiles. Y no tratemos de adivinar cuáles son sus aspiraciones y expectativas; démosles la oportunidad de expresarse.