V Domingo del Tiemjpo Ordinario, Ciclo A

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

 

 

 üLecturas:

o   Profeta Isaías 6, 1-2ª. 3-8

o   I Carta  de San Pablo a los Corintios 15, 1-11

o   Lucas 5, 1-11

 

ü El evangelio de hoy propone a nuestra consideración el relato de la pesca milagrosa. Después de una noche de esfuerzos fracasados, los discípulos vuelven a lanzar las redes, confiados en las palabras de Jesús, y obtienen un resultado asombroso; nos dice el evangelista que “cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían”

 

ü ¿Qué sentido tiene este milagro de Jesús? Jesús no multiplica milagrosamente los pescados para solucionar un problema económico  de sus discípulos, que estaban escasos de dinero para atender  las necesidades de sus familias. Jesús realiza este milagro  con el fin de crear el ambiente adecuado para confiar a Pedro y a sus colaboradores una misión muy especial: “desde  ahora serás pescador de hombres”

 

ü En esta meditación dominical, quiero invitarlos a que nos detengamos a profundizar en el alcance de esta expresión:

o   El lenguaje que Jesús utilizaba para sus catequesis provenía de los usos y costumbres de su época. Ahora bien, como los contemporáneos de Jesús se dedicaban prioritariamente a las faenas agropecuarias, el vocabulario de Jesús tenía ese mismo sabor.

o   En este contexto socio – económico, la pesca y la ganadería eran dos actividades que revestían particular importancia; de ahí que Jesús exprese las responsabilidades que deberán asumir en el futuro sus apóstoles mediante las imágenes de “pescador” y “pastor”.

o   Estas imágenes deben ser explicadas pues son  completamente extrañas a la cultura contemporánea. Más aún, tienen connotaciones negativas pues a nadie le gusta que lo llamen “pescado” o que lo consideren “oveja dentro de un rebaño”

 

ü Estas dos imágenes de “pescador” y “pastor”, que sirven para caracterizar las responsabilidades dentro de la Iglesia, no pueden ser leídas con la significación que tienen en la conversación cotidiana:

o   En su sentido más simple y cotidiano, tanto el pescador como el pastor buscan legítimamente sus intereses personales. Tanto el resultado de la pesca como la carne de las ovejas  terminan en los refrigeradores de los supermercados.

o   En la perspectiva del evangelio, sucede todo lo contrario: el pescador está al servicio de los peces y el pastor está para atender a las ovejas.

o   Para un pez es una desgracia morder el anzuelo o caer en las redes de un pescador, pues en pocas horas terminará en una sartén.

o   En el caso de los seres humanos, “ser pescado” no  es una desgracia sino una bendición, pues significa ser rescatado de una situación amenazante. Ser rescatado de un accidente o de una adicción.

o   Por eso, cuando Jesús confía a Pedro y a sus seguidores la tarea de ser “pescadores de hombres”, les pide que sean  los “salvavidas” o “socorristas” que ayudan a sus hermanos en medio de las crisis y los apoyen para que puedan llegar a puerto seguro.

 

ü Es importante anotar que cuando Jesús describe las responsabilidades de “pescadores” y “pastores”, no está aprobando  un odioso sistema de castas dentro de la Iglesia; los “pescadores” y “pastores” no son autoridades que disfrutan de un poder omnímodo  para someter a sus súbditos, sino que se trata de un servicio que prestan a la comunidad. No es poder sino servicio. Esto exige a los “pescadores” y “pastores" ejercer su ministerio  dentro de la sencillez, la amabilidad, el respeto, sin convertirse en jueces de los demás, y con una profunda conciencia de ser presencia del amor misericordioso de Dios.

 

ü Es hora de terminar nuestra meditación dominical. Que esta meditación  sobre la pesca milagrosa fortalezca nuestra fe en medio de las situaciones de fracaso que experimentamos con frecuencia, pues con la ayuda de Dios podremos obtener excelentes resultados. Pidamos que nos ayude a tomar conciencia de lo que significa ser “pescadores de hombres” ya que todos nosotros podemos tender la mano o lanzar el “salvavidas” al hermano desesperanzado, solo, enfermo.