III Domingo de Pascua, Ciclo A

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J. 

 

ü  Lecturas:

o   Hechos de los Apóstoles 5, 27-32. 40-41

o   Apocalipsis 5, 11-14

o   Juan 21, 1-14 

ü El evangelio de hoy nos presenta la aparición de Jesús resucitado a orillas del lago Tiberíades. Es interesante recordar que una parte significativa de los hechos narrados en los Evangelios tuvo lugar en este evocador entorno: el llamamiento de los primeros discípulos, la tempestad calmada, la pesca milagrosa, Jesús que camina sobre el agua… 

ü La atmósfera que rodea esta aparición de Jesús es serena, distensionada. Él se manifiesta a siete discípulos, pescadores de oficio, que habían salido a buscar el sustento para sus familias. 

ü El momento culmen de este relato es la invitación que Jesús les hace para compartir el desayuno que Él mismo había preparado. La intencionalidad del evangelista es dar testimonio de que Jesús ha resucitado realmente; no se trata, pues, de una ilusión o de un fantasma que irrumpe en medio del grupo; por eso Pedro afirma que “nosotros hemos comido y bebido con Él después de su resurrección”. Y esto solo es posible hacerlo con un ser real y no con una ficción. 

ü Nos dice el evangelista Juan que, en un primer momento, sus discípulos no lo reconocieron. ¿Qué pasó? Este desconocimiento tiene una interpretación: cuando Lázaro fue resucitado por Jesús, regresó a la vida de antes y se reintegró a su grupo familiar para continuar realizando sus actividades cotidianas; la resurrección de Jesús es diferente pues Él no regresa al estado anterior a su crucifixión, sino que resucita hacia delante y entra a un modo de vida nuevo, absolutamente diferente. Por eso, para poder reconocerlo no  basta a sus discípulos  la visión física de alguien que está frente a ellos, sino que necesitan  una mirada diferente, desde la fe. 

ü El relato de la aparición nos habla de dos momentos vividos por estos pescadores: un primer momento de esfuerzos fracasados, y un segundo momento de pesca abundantísima. ¿Cuál es el significado teológico de estas dos experiencias?

o   La experiencia de fracaso es común a todos los seres humanos. ¡Cuántas veces hemos sentido que nuestros esfuerzos se han perdido y que los resultados no están de acuerdo con las expectativas!

o   “Jesús les dijo: Muchachos, ¿han pescado algo? Ellos contestaron: no. Entonces Él les dijo: Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán peces. Así lo hicieron, y luego ya no podían jalar la red por tantos pescados”

o   En estas dos imágenes – la red vacía y la red llena –, hay una catequesis sobre el obrar humano: cuando actuamos inspirados exclusivamente en los cálculos humanos, con frecuencia nos encontraremos con las redes vacías; pero cuando lo hacemos confiados en la palabra del Señor, los resultados serán  positivos. 

ü El momento culminante de este relato es el desayuno preparado por Jesús resucitado:

o   La atmósfera es muy especial e íntima: han aparecido las primeras luces del alba, hace frío, los siete discípulos pescadores y Jesús están sentados alrededor del fuego y  observan cómo prepara el desayuno; las emociones son intensas.

o   Las palabras  que usa el evangelista Juan para describir la forma cómo actúa Jesús en esta reunión de amigos tienen profundas similitudes con el compartir eucarístico. 

ü Este encuentro de Jesús resucitado con sus discípulos pescadores contiene una hermosa catequesis sobre la dimensión comunitaria de nuestra fe. Profundicemos en los contenidos de esta catequesis:

o   Las diversas experiencias espirituales que provienen del oriente, y que tanta aceptación tienen en nuestra época, ofrecen elementos muy ricos para obtener la paz interior y el equilibrio psicológico, lo cual es de gran utilidad para superar el estrés tan intenso en que vivimos.

o   Pero el Cristianismo es mucho más que la búsqueda personal de la paz interior; tiene un componente comunitario esencial. El encuentro con Jesús, además de la experiencia personal, tiene un momento comunitario que no puede faltar; Jesús resucitado se manifiesta a este pequeño grupo de discípulos pescadores, a los que invita a compartir su amistad y su alimento.

o   Esta comunidad de “amigos en el Señor” se fortalece cuando comparten el alimento preparado por el Maestro; es un encuentro cercano cargado de afecto, sin convencionalismos sociales.

o   Esto nos enseña que la comunidad se construye alrededor de la mesa eucarística; pero no de una eucaristía celebrada de cualquier manera, con una homilía improvisada, con gestos y comentarios impertinentes… Esta escena de Jesús resucitado, que prepara con profundo afecto el alimento para sus amigos, nos ofrece una orientación muy clara sobre el clima que debe vivirse dentro de nuestras asambleas litúrgicas.  

ü Es hora de terminar nuestra meditación dominical sobre la aparición de Jesús resucitado en el lago Tiberíades. La experiencia que viven sus discípulos nos transmite dos mensajes: El primero de ellos se refiere a los esfuerzos humanos; si confiamos exclusivamente en nuestro criterio humano, fracasaremos en las decisiones que tienen que ver con la orientación fundamental de nuestras vidas; si queremos acertar en las decisiones, confiemos en las palabras de Jesús. El segundo mensaje tiene que ver con la comunidad: nuestro proyecto de vida no puede ser individualista, pues necesitamos a la comunidad; y ésta se fortalece compartiendo juntos la mesa del Señor resucitado.