Domingo XXXII del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J. 

 

ü  Lecturas:

o   Libro de la Sabiduría 6, 12-16

o   I Carta de san Pablo a los Tesalonicenses 4, 13-17

o   Mateo 25, 1-13 

ü Las tecnologías de la información y la comunicación, que conocemos como las TIC,  han transformado la manera de hacer las cosas: el manejo del dinero, el pago de muchos servicios, las compras, la reserva de tiquetes y boletos, etc., etc. La lista sería de nunca acabar… 

ü Igualmente, el uso de las TIC es una plaga detestable, cuando se lo hace sin tener en cuenta tiempos y lugares; la gente responde el celular o está consultando la información en medio de un concierto o durante un rito religioso o cuando está sentada en un restaurante. ¡Las reglas de un protocolo básico  y de la urbanidad no existen! 

ü Quiero invitarlos a que, inspirados por la primera lectura de este domingo, nos desconectemos de la información, que es el corazón de las TIC, para conectarnos con el tema de la “sabiduría”. La información es un tipo de conocimiento al que accedemos vía internet; la sabiduría es otro tipo de conocimiento, absolutamente diferente. La primera lectura de este domingo está centrada en la sabiduría; apaguemos nuestros celulares y tabletas de última generación, superemos la adicción que fija nuestra  mirada en sus pantallas, y naveguemos no por el ciberespacio sino por las aguas profundas y cristalinas de la sabiduría. 

ü ¿Cómo describir la sabiduría? Es una postura ante la vida, resultado de una reflexión serena; la sabiduría es ser capaces de entender que la realización del ser humano se logra promoviendo los valores del ser por encima de los intereses del tener; el camino de la felicidad pasa por compartir y no por acumular riquezas y honores de manera egoísta; la sabiduría consiste en descubrir que el diálogo respetuoso es la única herramienta civilizada para solucionar los conflictos que inevitablemente aparecen en la convivencia. 

ü El conocimiento científico y las destrezas tecnológicas no coinciden con ese conocimiento superior que es la sabiduría. Más aún, todos nosotros hemos encontrado en la vida a personas sabias, que expresan el comentario oportuno que aporta luz y paz, quienes no se destacan por su formación académica. La sabiduría no se conquista a través de cursos universitarios sino mediante una experiencia de vida que ha pasado por el  filtro de la reflexión. 

ü En esta meditación dominical vayamos al terreno de los casos concretos. 

ü ¿Cómo podemos afirmar que un papá o una mamá desempeñan con sabiduría el trabajo más exigente de todos?

o   Actuarán de manera sabia si  han comprendido que la necesidad básica de sus hijos no es tener cosas sino sentirse amados, escuchados y protegidos.

o   La paternidad/maternidad no se ejerce con una chequera abultada sino dedicando tiempo para estar juntos.

o   Se comportan como necios aquellos padres y madres de familia que dan respuesta positiva a todos los caprichos de sus hijos; por el contario, hay que establecer unas reglas de juego claras sobre horarios, estudio, programas, amigos, etc. Cuando una persona llega a la adultez cronológica sin haber interiorizado el sentido de los límites y de la disciplina, será un caos. 

ü ¿Cuándo podemos afirmar que los profesores siembran semillas de sabiduría en las mentes y corazones de sus alumnos?

o   Serán sembradores de sabiduría en la medida en que estimulen la curiosidad que conduce a investigar y a explorar nuevos horizontes.

o   Estarán a la altura de su misión si son  conscientes de que su aporte va más allá de una asignatura; pensemos, por ejemplo, en un profesor de matemáticas; él actúa como educador no solo cuando se mueve dentro del campo de las matemáticas; educa – o maleduca – a través de la forma como interactúa con sus alumnos, las respuestas que da, las evaluaciones que hace. Educar es algo que se hace a través del lenguaje verbal y no verbal.

o   Una cosa es sentirse instructor que conoce un área del conocimiento; otra muy diferente es tener conciencia de ser un educador, lo cual se expresa a través de interacciones muy complejas y ricas entre el profesor y el alumno. 

ü ¿Cómo podemos afirmar que un sacerdote actúa de manera sabia? Cuando sirve de facilitador para que los creyentes encuentren a Dios en la vida diaria. La sabiduría inspirará su ministerio sacerdotal si siembra fe, esperanza, amor, optimismo y reconciliación en los corazones atribulados. Al sacerdote no se le pide que exponga sus propias teorías psicológicas o sociológicas, sino que anuncie, en palabras sencillas y concretas, la buena noticia de Jesús resucitado. 

ü ¿Qué es un amigo sabio? No el que nos concede siempre  la razón y actúa como cómplice para cubrir nuestras espaldas cuando hayamos actuado indebidamente. El amigo sabio es aquel siempre  fiel a la verdad, aunque  ésta sea incómoda, y nos abre los ojos  cuando estamos enceguecidos por la pasión. 

ü Es hora de terminar nuestra meditación dominical. Superemos la adicción que nos mantiene conectados a la tecnología pero desconectados de la gente que nos rodea. Busquemos ese conocimiento superior que es la sabiduría, que cambiará nuestro comportamiento como padres y madres de familia, como educadores, como sacerdotes, como amigos.