Domingo III de Adviento, Ciclo B

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

 

ü   Lecturas:

o   Profeta Isaías 61, 1-2ª. 10-11

o   I Carta de san Pablo a los Tesalonicenses 5, 16-24

o   Juan 1, 6-8. 19-28 

ü En este III domingo de Adviento, un texto del profeta Isaías ilumina nuestra  preparación para  la Navidad:

o   Con siglos de anticipación, trazó los rasgos distintivos de lo que sería el ministerio apostólico de Jesús; dice Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido y me ha enviado para anunciar la Buena Nueva a los pobres, a curar a los de corazón quebrantado, a proclamar el perdón a los cautivos, la libertad a los prisioneros, y a pregonar el año de gracia del Señor”.

o   Con estas palabras, Isaías muestra cómo los tiempos nuevos que inaugurará el Mesías tendrán unos destinatarios privilegiados, cuyas vidas serán transformadas. La evangelización no es un discurso teórico sino algo que toca las entrañas mismas de la experiencia humana, allí donde  mujeres y hombres viven el flagelo  de la pobreza, el sufrimiento, los conflictos, la falta de libertad… La palabra evangelizadora da energía para afrontar estas situaciones y superarlas desde la fe.

o   Los protagonistas de los tiempos mesiánicos serán precisamente los que han sido ignorados por los poderosos. Entre los contemporáneos de Jesús, los excluidos fueron quienes mejor escucharon sus palabras; ellos se sintieron tocados por la gracia y, con la ayuda de ésta, pudieron reconstruir sus vidas. 

ü Meditemos cuidadosamente las palabras del profeta Isaías; en ellas encontraremos inspiración para asumir los compromisos como creyentes y llevar a cabo nuestra misión de anunciadores de la Buena Noticia de Jesús en el medio en que se desarrollan nuestras vidas. 

ü Dice Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, y me ha enviado para anunciar la Buena Noticia a los pobres”. En su ministerio, Jesús hizo visibles a los que hasta entonces habían sido invisibles; mostró amor a los que habían sido objeto de desprecio y discriminación. Esta opción preferencial de Dios quedó maravillosamente plasmada en el himno del Magníficat, entonado por la Virgen María: “Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos”. 

ü Sigamos adelante en esta meditación de las palabras del profeta Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, y me ha  enviado a curar a los de corazón quebrantado”:

o   Son infinitos los rostros del dolor: niños, ancianos, desplazados, etc. Ante la magnitud del dolor humano nos sentimos agobiados, porque las necesidades superan infinitamente los recursos disponibles.

o   Seguramente carecemos de los medios para atender situaciones enormemente complejas. Pero hay algo que siempre podemos hacer: acompañar. Se trata de estar junto al que sufre, de expresarle solidaridad y afecto; en estos casos, sobran las palabras; lo importante es estar ahí, apoyando con una caricia.

o   En su ministerio apostólico, Jesús atendió con solicitud a los que sufrían por los más diversos motivos: la madre desconsolada por la muerte de su hijo, los que padecían extrañas enfermedades que generaban rechazo en la sociedad, etc. Para todos tuvo expresiones de compasión. 

ü El profeta Isaías continúa describiendo la agenda que será puesta en práctica por el Mesías, cuya realización histórica fue Jesús: “El Espíritu del Señor está sobre mí, y me ha enviado a proclamar el perdón a los cautivos”:

o   La proclamación del perdón es un componente transversal importantísimo de los procesos sociales pues se necesita para reconstruir las relaciones familiares, la convivencia ciudadana y la armonía entre los colectivos sociales.

o   Ahora bien, el perdón no es el resultado automático de un acto de la voluntad; no basta con decir: “yo voy a perdonar a este amigo que me engañó”. Para que los efectos permanezcan, es necesario recorrer un largo camino que permita la cicatrización de las heridas.

o   La Buena Noticia del Reino de Dios no podrá crecer en un terreno esterilizado por los odios; de ahí que la evangelización esté indisolublemente ligada a las dinámicas de reconciliación. 

ü Finalmente, el profeta Isaías completa su cuadro sobre los rasgos del anuncio de salvación: “El Espíritu del Señor está sobre mí, y me ha enviado a proclamar la libertad a los prisioneros”:

o   Con estas palabras, Isaías se refiere a la dinámica de liberación que debe impregnar el anuncio de la Buena Nueva; a través de un acompañamiento espiritual y sicológico, se espera favorecer el desarrollo de seres libres, autónomos, que no caigan en la trampa de las adicciones (droga, alcohol, sexo, juego, internet)

o   Por eso es tan importante que la acción evangelizadora de la Iglesia atienda, con particular dedicación, a los niños y a los jóvenes, pues son particularmente vulnerables a las influencias dañinas; la autonomía y la libertad responsable se construyen en las primeras etapas de la vida. 

ü Es hora de terminar nuestra meditación dominical. El texto del profeta Isaías nos presenta la agenda de la acción evangelizadora: anunciar la Buena Nueva a los pobres, curar a los de corazón quebrantado, proclamar el perdón y la liberación. Una agenda evangelizadora de profundo impacto para construir una sociedad renovada.