Domingo XII del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Nacimiento de San Juan Bautista

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J. 

 

ü Lecturas:

o   Isaías 49, 1-6

o   Hechos de los Apóstoles 13, 22-26

o   Lucas 1, 57-66. 80 

ü La liturgia de este día celebra el nacimiento de Juan Bautista, que es el profeta que sirve de puente entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, pues anuncia que la salvación, anunciada durante siglos, ya está presente. 

ü Los textos nos describen a Juan Bautista como un personaje muy especial, que rompió los moldes convencionales: especial por las condiciones de su nacimiento; especial por su estilo de vida en el desierto; especial por la misión única que le fue confiada. Veamos, de manera esquemática, qué elementos nos ofrecen las lecturas escogidas por la liturgia para esta fiesta:

o   El texto del profeta Isaías pone de manifiesto la vocación personal para cumplir una misión especialísima dentro de la historia de la salvación: “El Señor me llamó  desde el vientre de mi madre, cuando aún estaba yo en el seno materno (…..) Te voy a convertir en luz de las naciones, para que mi salvación llegue hasta los últimos rincones de la tierra”. Podemos afirmar que este texto de Isaías presenta el gran escenario en el cual se desarrolla el plan de Dios y, más adelante, entrará en escena Juan Bautista, uno de los actores más destacados.

o   El texto de los Hechos de los Apóstoles registra unas palabras de san Pablo, dirigidas a los judíos, en las cuales se refiere a la misión cumplida por Juan.

o   El relato de Lucas nos permite conocer las condiciones excepcionales que acompañaron el nacimiento de Juan, las cuales permiten avizorar que Dios lo tenía reservado para una misión muy especial. 

ü Después de esta sencilla visión de conjunto sobre los textos litúrgicos, los invito a preguntarnos ¿qué nos dice la persona de Juan Bautista a nosotros, que participamos en esta eucaristía dominical?

o   Juan es el fruto del amor de Zacarías e Isabel, una pareja  piadosa que no había tenido hijos y era de avanzada edad; se ve, entonces, que desde el comienzo de su historia hay una particular intervención de Dios y un llamado personal. Si revisamos nuestra historia de vida, encontraremos innumerables  expresiones de la providencia de Dios. Cada uno ha experimentado su presencia amorosa. Por eso para Él no somos seres anónimos, perdidos en la inmensidad de las generaciones que han poblado este mundo… No. Cada uno de nosotros ha sido mirado de manera personal por Dios-amor; esto lo expresa hermosamente el Salmo que hemos recitado: “Tú me conoces, Señor, profundamente: tú conoces cuando me siento y cuando me levanto, desde lejos sabes mis pensamientos, tú observas mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares”.

o   Dios, que nos conoce mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos, nos invita a colaborar en su obra creadora y salvadora, mediante las actividades diarias que desempeñamos.

o   Juan Bautista asume con pasión su tarea de preparar los caminos del Señor. Asumamos también nosotros con entusiasmo este anuncio de la Buena Noticia de Jesús a una sociedad que está hambrienta de espiritualidad.

o   Uno de los rasgos más atractivos de la personalidad de Juan Bautista es la claridad con que hablaba. Su honestidad lo llevó a denunciar el comportamiento escandaloso del rey Herodes. Su firmeza lo condujo a la muerte. La coherencia de Juan, que tenía total claridad acerca de la línea divisoria que separa el bien del mal, nos debe hacer reflexionar sobre nuestras ambigüedades. Con frecuencia, los padres de familia callan ante el comportamiento equivocado de sus hijos para evitar conflictos; muchas veces los amigos encubren conductas  deshonestas y aun ilegales, y lo hacen en nombre de una mala entendida fidelidad a la amistad.

o   Juan Bautista es maestro de objetividad, pues dice lo que tiene que decir sin hacer cálculos de conveniencia política. No exagera, pero tampoco le resta importancia a los hechos. Su afectividad no lo traicionó sino que siempre rindió tributo a la verdad. 

ü La acción profética de Juan Bautista no se redujo al ámbito estrictamente personal, es decir, no exhortó de manera exclusiva a la conversión del corazón. Su palabra profética se proyectó hacia lo público, denunciando las acciones escandalosas  del gobernante. 

ü Ciertamente, sus denuncias debieron causar escozor en el rey Herodes y en su círculo de amigos y colaboradores, quienes hubieran preferido que el profeta hubiera guardado silencio sobre estos asuntos y se hubiera circunscrito al ámbito puramente religioso e íntimo.  

ü Juan Bautista interviene en asuntos públicos y lo hace con la autoridad moral que le confería su testimonio de vida, ajena a los juegos del poder. Sus señalamientos se inspiran en la salvaguarda del bien común y el buen ejemplo que deben dar quienes están revestidos de autoridad. Los gobernantes no pueden argumentar que determinadas  actuaciones pertenecen exclusivamente a la esfera privada. Los líderes sociales están sometidos al escrutinio público. Esto es más evidente en el mundo actual, en el que los controles sociales son más estrictos en nombre de la democracia, y los medios de comunicación no reconocen territorios vedados a sus averiguaciones. 

ü Que Juan Bautista inspire nuestras vidas y que aprendamos de su entrega total a la causa del Reino y de su firmeza en cuanto a los principios éticos que no son negociables.