Domingo XIII del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Nacimiento de San Juan Bautista

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J. 

 

ü  Lecturas:

o   Libro de la Sabiduría 1, 13-15; 2, 23-24

o   II Carta de san Pablo a los Corintios 8, 7.9. 13-15

o   Marcos 5, 21-43 

ü Las lecturas que nos propone la liturgia dominical giran alrededor del tema de la VIDA, que es el valor básico, anterior  a todos los demás valores:

o   El libro de la Sabiduría nos habla de Dios como fuente de la vida, como su promotor y defensor, que creó al hombre a imagen y semejanza suya para que fuera administrador responsable de la Creación.

o   El evangelio de Marcos nos presenta a Jesús, que interviene milagrosamente para devolver la vida a la hija de Jairo, quien era uno de los jefes de la sinagoga, y para restaurar la salud y la calidad de vida de una mujer que padecía  continuas hemorragias. Centremos, pues, nuestra reflexión en el don de la vida. 

ü El libro de la Sabiduría hace una afirmación contundente: “Dios no hizo la muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera”:

o   Esta afirmación del libro de la Sabiduría contrasta con algunas escuelas de pensamiento impregnadas de pesimismo, que ven la existencia humana condenada a la aniquilación, pues interpretan la muerte biológica como punto final  que nos lanza a un vacío de oscuridad y destrucción.

o   El Dios que se ha manifestado en Jesucristo es Dios de vida; otra cosa muy diferente son algunos de sus seguidores que han sembrado dolor y muerte pretendiendo defender la verdad; en concreto, me refiero a esos capítulos oscuros de la historia de la Iglesia como las Guerras de religión, las cruzadas, la Inquisición…

o   Las acciones de muerte, tristemente presentes en todas las culturas, son enemigas irreconciliables de la cultura de la vida, que se nutre de una teología de la Creación que ve las maravillas del microcosmos y del macrocosmos como un himno a la sabiduría infinita de Dios que crea la vida. Sin embargo, las ambiciones humanas han querido introducir el caos en el proyecto original de Dios; el libro de la Sabiduría expresa esta  cruel realidad en el lenguaje propio de su época: “Por envidia del diablo entró la muerte en el mundo y la experimentan quienes le pertenecen”. 

ü El evangelista Marcos nos muestra la sensibilidad de Jesús ante el dolor del padre que ha perdido a su hija, y ante el drama de una mujer que por muchos años ha visto debilitada su salud por las continuas hemorragias que la aquejaban:

o   Su corazón era sensible a las necesidades de las personas que salían a escucharlo. Una vez eran las palabras conmovedoras salidas de lo más profundo del dolor humano, como en el caso de Jairo: “Mi hija está agonizando. Ven a imponerle las manos para que se cure y viva”; otras veces percibe el gesto silencioso de una persona necesitada, como en el caso de la mujer enferma, de la cual nos habla Marcos en el texto que hemos leído, quien “oyó hablar de Jesús, vino y se le acercó por detrás entre la gente y le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido se curaría. Inmediatamente se le secó la fuente de su hemorragia y sintió en su cuerpo que estaba curada”.

o   Ahora bien, todas las acciones milagrosas de Jesús van mucho más allá del hecho físico que suscitaba tanta admiración, y   son manifestaciones de gracia y momentos de salvación; por eso le dice a Jairo: “No temas; basta que tengas fe”; y a la mujer la tranquilizó diciéndole: “Hija, tu fe te ha curado; vete en paz y queda sana de tu enfermedad”. 

ü Como lo dijimos al comienzo de nuestra reflexión, las lecturas litúrgicas de este domingo giran alrededor del tema de la VIDA: Dios que la crea y la conserva, y Dios que la devuelve a los muertos y a los enfermos. Demos un paso adelante en nuestra reflexión y preguntémonos ¿cuáles son nuestras responsabilidades frente a la vida ya que somos colaboradores en la obra creadora y salvadora de Dios? No cabe una sola respuesta, pues todo dependerá del rol que desempeñemos en la Iglesia y en la sociedad:

o   Son actores principalísimos en la acción creadora de Dios los padres y madres que engendran hijos. Su capacidad de generar vida los hace partícipes, de manera particularmente cercana, del poder de Dios. Por eso la paternidad y la maternidad deben ser ejercidas responsablemente sabiendo que es una tarea que se ejerce a lo largo de toda la vida; ser papá y mamá no es un oficio que se ejerce “de tiempo parcial”, sino que es una opción de vida.

o   Los educadores servimos al Dios de la vida ofreciendo a los niños y a los jóvenes las herramientas de valores, conocimientos y habilidades para que puedan tener una existencia útil y se realicen como personas y como ciudadanos.

o   Los líderes de opinión sirven al Dios de la vida debatiendo los temas de interés común de manera que las políticas públicas protejan a los más débiles y se respeten los derechos humanos fundamentales.

o   Los profesionales de la salud sirven al Dios de la vida trabajando en la prevención de las enfermedades, educando en hábitos saludables de vida, prestando unos servicios de salud que tengan  rostro humano, favoreciendo las condiciones para vivir y morir con dignidad.

o   Los ciudadanos de la base servimos al Dios de la vida denunciando las inequidades, favoreciendo la inclusión social, llevando a cabo acciones de solidaridad de acuerdo con las posibilidades de cada uno y protegiendo la naturaleza de la acción depredadora de un desarrollo enloquecido que está acabando con los recursos de la  Tierra. 

ü Que estas reflexiones, inspiradas en las lecturas de este domingo, nos motiven para asumir nuestras responsabilidades como colaboradores en la obra creadora de Dios, promoviendo y defendiendo el valor de la VIDA en todas sus expresiones.