Domingo I de Adviento, Ciclo A

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J. 

 

Descubramos el significado de los símbolos de la Navidad 

ü Lecturas:

o   Profeta Jeremías  33, 14-16

o   I Carta de san Pablo a los Tesalonicenses 3, 12 – 4,2

o   Lucas 21, 25-28.34-36

ü Hoy empezamos un nuevo año litúrgico, en el cual consideraremos los diversos misterios de la vida del Señor, empezando por su encarnación y nacimiento. Durante siglos se había anunciado que un Salvador se haría presente en medio del pueblo; los profetas del Antiguo Testamento prepararon el camino e Israel fue evolucionado en sus expectativas frente al Mesías, que en un comienzo tuvieron un fuerte acento político. Pues bien, durante el tiempo litúrgico de Adviento, que empieza este domingo, la asamblea cristiana se prepara para celebrar en la fe que el Hijo Eterno de Dios haya asumido nuestra condición humana. A partir de este domingo, la liturgia nos presentará aquellos textos del Antiguo y del Nuevo Testamento que nos hablan de este regalo maravilloso de Dios a la humanidad.

ü Esta atmósfera de expectativa no solo se hace presente en las lecturas bíblicas, sino que también cambia el aspecto de las ciudades, que se llenan de luces  y de símbolos relacionados con la Navidad. Con el fin de realzar el sentido religioso de las decoraciones propias de este tiempo, los invito a explorar el sentido original del pesebre, el árbol, Papá Noel y los villancicos. Redescubramos el significado auténtico de esos símbolos, que han sido manipulados por la sociedad de consumo para aumentar sus ventas. 

ü En primer lugar, hablemos del pesebre. En el siglo XIII, san Francisco de Asís tuvo la feliz idea de representar la escena del nacimiento del Señor, y para ello concibió un espacio en el que estaban presentes un burro, un buey y otros animales, e invitó a los vecinos a celebrar la noche santa de la Navidad. Esta puesta en escena del nacimiento tuvo una gran acogida; poco a poco se fue extendiendo la costumbre de instalar este tipo de representaciones, no ya con animales reales, sino con figuras de terracota o madera. San Francisco de Asís fue, pues, el iniciador de esta hermosa tradición de los pesebres.

ü Ahora veamos cómo surgió el árbol de Navidad. Cuando los primeros misioneros cristianos llegaron al norte de Europa, vieron que sus habitantes celebraban el nacimiento de Frey, dios del sol y de la fertilidad, adornando un árbol, y esto lo hacían en una fecha cercana a la Navidad cristiana. Cuenta la tradición que san Bonifacio, evangelizador de las tribus que habitaban en las tierras que hoy forman a Alemania, cortó este árbol pagano y en su lugar plantó un pino, cuyas ramas siempre verdes simbolizan el amor eterno de Dios, y lo adornó con manzanas y velas; las manzanas hacían referencia a la tentación y al pecado, y las velas simbolizaban a Jesucristo, luz del mundo, que había vencido al pecado; esas manzanas y velas de los orígenes, se convirtieron en los adornos que hoy lucimos en los árboles de Navidad.

ü Ahora digamos una palabra sobre este personaje bonachón y de barba blanca que trae regalos a los niños, al que llamamos Papá Noel, Santa Claus o San Nicolás. Cuenta la tradición que este personaje, que hace parte del imaginario popular de la Navidad, se inspiró en la figura de san Nicolás de Bari, un obispo del siglo III, originario de lo que hoy llamamos Turquía,  que se distinguió por su generosidad con los pobres; la fama de este santo obispo se extendió por el mundo cristiano, y muchas iglesias llevan su nombre. En la actualidad, el significado religioso de este personaje se ha desdibujado casi totalmente, y su figura se ha comercializado. El Papá Noel de hoy tiene muy poco que ver con el san Nicolás de la tradición, amigo de los pobres y de los niños. Hoy es una estrategia comercial para atraer a los clientes.

ü Pasemos a los villancicos. Sus orígenes se remontan al siglo XV, en tierras de Castilla; los villancicos eran canciones populares de amor, con una estructura musical muy sencilla, en las que se alternaban las coplas y un estribillo. En el siglo XVIII, las autoridades religiosas vieron la necesidad pastoral de introducir cantos en la lengua del lugar, y no en latín, de manera que la comunidad tuviera una mayor cercanía con los misterios de la salvación. En este contexto, los villancicos, que originalmente eran coplas populares de amor, evolucionaron en canciones  alrededor del nacimiento del Señor; los misioneros españoles trasladaron a América esta tradición.

ü Esta rápida mirada de conjunto nos permite identificar el origen de estos elementos que nos acompañan durante estas fiestas: el pesebre, el árbol, Papá Noel y los villancicos.

ü Vayamos más allá de las apariencias. Todos estos elementos, toda esta parafernalia, ¿qué nos está diciendo? Este despliegue de luces, de formas y música es para conmemorar el acontecimiento que transformó la historia de la humanidad, la encarnación del Hijo Eterno de Dios, que asumió nuestra condición humana. Descontaminemos los símbolos de la Navidad de las adherencias consumistas y permitamos que nos hablen del Niño Dios, que es el supremo mensaje de amor y de ternura de Dios para con la humanidad.