Domingo XXVI del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J

 

 

ü     Lecturas:

o       Libro de los Números 11, 25-29

o       Carta del apóstol Santiago 5, 1-6

o       Marcos 9, 37-42.44.46-47

 

ü     El evangelio de hoy nos propone dos mensajes muy prácticos, que iluminan situaciones que se presentan en la vida de todos los días. Estos dos mensajes son un NO a la intolerancia y un NO al escándalo. Profundicemos en ellos.

 

ü     Empecemos por el NO que Jesús pronuncia ante la intolerancia:

o       El texto de hoy empieza por una queja que los discípulos manifiestan a Jesús: “Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros”

o       ¿Por qué están molestos los discípulos? Están celosos porque sienten que este hombre  les invadió un espacio que ellos creían que les estaba escriturado de manera exclusiva y definitiva. Utilizando una expresión coloquial, pensaban que se les había metido en el rancho…

o       ¿Cómo reacciona Jesús ante la queja de los discípulos? Le quita dramatismo a la situación y da un mensaje de apertura y tolerancia: “No se lo impidan, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro”

o       Detrás de esta explosión de celos hay un problema muy serio, que continúa presente en la Iglesia de nuestro tiempo. Se trata de la tentación de tener el monopolio de la verdad.

o       Hay personas y grupos que se sienten poseedores de la verdad doctrinal y de la moral. Y, en consecuencia, actúan como si estuvieran autorizados para conceder o negar “paz y salvos” de ortodoxia, es decir, manifestar si alguien está dentro de la fidelidad a la Iglesia, y también en el campo de la moral, es decir, juzgar si la gente se comporta dentro de lo que está establecido por las leyes de Dios y de la Iglesia.

o       El evangelio de hoy, en palabras muy breves, nos enseña que ni los inmediatos seguidores de Jesús hace dos mil años ni las comunidades cristianas de hoy tienen la exclusiva del proyecto de Dios  en el mundo. Utilizando una expresión propia de los equipos de fútbol, podríamos afirmar que nadie es dueño del “pase” de Dios.

o       Hay personas envidiosas porque otras hacen el bien. ¡Qué torpeza! Lo que importa es que el bien sea hecho y no importa quién sea el autor. Demos una cálida bienvenida a todas aquellas personas que trabajan por la paz y la justicia, que se preocupan por el bienestar de los ancianos y enfermos, que procuran un medio ambiente saludable. Nuestra acogida no puede poner barreras en nombre de sus creencias o de su militancia política o de sus convicciones filosóficas. Recordemos las palabras de Jesús: “el que no está contra nosotros, está a favor nuestro”

o       Este mensaje de apertura hacia todas las personas de buena voluntad que quieran apoyar proyectos sociales y educativos debería ser meditada por algunos rectores de colegios y  párrocos, quienes  cierran las puertas a padres de familia que quizás no cumplen con un perfil ideal, pero que están dispuestos a colaborar con el proyecto educativo y con las actividades de la parroquia. ¡Hay mucha necedad e intransigencia!

 

ü     Continuemos con el NO que Jesús pronuncia ante el escándalo:

o       La palabra escándalo viene del griego y significa “piedra con la que se puede tropezar”

o       Tradicionalmente, se consideran escandalosos aquellos comportamientos que chocan con las normas socialmente aceptadas, particularmente en el ámbito de la sexualidad. Los invito  a recuperar el sentido original de la palabra. Escándalo es “la piedra con la que se puede tropezar”, es decir, todo aquello que impide avanzar en el desarrollo integral de nuestro ser. Es escándalo lo que aparta a los demás del camino de los valores.

o       En esta eucaristía de hoy debemos preguntarnos qué papel jugamos en la vida de las personas que nos rodean. ¿Facilitamos su progreso o somos un obstáculo permanente con nuestras actitudes y comentarios?

o       En este tema del escándalo, las palabras de Jesús no son genéricas, sino que se refieren con particular vehemencia a los niños: “al que escandalice a uno de estos pequeños, más le valdría que le amarraran al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al mar”

o       ¿Por qué Jesús pronuncia estas palabras tan duras? Porque los niños son el tesoro más precioso de las familias y de la sociedad, porque los niños son seres indefensos que fácilmente caen en las redes de adultos sin escrúpulos, y porque  las consecuencias de los daños causados a los niños los acompañarán a lo largo de la vida; son heridas que difícilmente cicatrizan. Por eso la sociedad y la Iglesia deben ser implacables con el  abandono, con el maltrato infantil y con el abuso sexual.

o       A los niños hay que rodearlos de ternura y de expresiones de afecto. Los papás de antes, que no sabían de psicología, pensaban erróneamente que la ternura era sólo para las niñas, y que a los hijos varones había que tratarlos con dureza. Estaban equivocados. Todos los niños, ellas y ellos, necesitan ternura.

o       A los niños hay que dedicarles tiempo. Con frecuencia, los adultos consideramos que sus problemas son ridículos comparados con los nuestros. Estamos equivocados. Para un niño es tan importante la pérdida del juguete como el alza  de las tasas de interés para los adultos.

o       Igualmente, a los niños hay que fijarles límites. No podemos permitir que crezcan como unos salvajes al arbitrio del capricho. Deben existir horarios estrictos para ver TV, para las comidas, para hacer las tareas, para acostarse.

o       Con frecuencia, los niños de padres divorciados están sometidos a presiones malsanas, pues los adultos trasladan a los hijos sus problemas de pareja y tratan de envenenar al hijo contra su papá o contra su mamá. ¡Ojo! Una cosa es que los adultos no se hayan podido entender y otra cosa muy distinta y dañina es que el hijo se convierta en campo de batalla.

o       Otro comportamiento frecuente en los papás separados es pretender ganarse el amor de los hijos mediante regalos. Se establece así una competencia a ver cuál da más, cuál ofrece las vacaciones más espectaculares, cuál es más permisivo.

o       Estos comportamientos de los adultos son escandalosos porque sus hijos pueden tropezar en el camino de un desarrollo sano.

 

ü     Es hora de terminar nuestra meditación dominical. Que estos  dos mensajes de Jesús en el evangelio de hoy, NO a la intolerancia y NO al escándalo particularmente contra los niños, sean motivo de reflexión y produzcan cambios en nuestro comportamiento.