Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

   

 ü     Lecturas:

o       Libro de Daniel 12, 1-3

o       Carta de San Pablo a los Hebreos 10, 11-14.18

o       Marcos 13, 24-32

 

 ü     Si leemos con atención el evangelio de hoy, notaremos que tiene unas imágenes literarias particulares, pues afirma que el sol se hará tinieblas, que la luna no dará su resplandor, que las estrellas caerán del cielo. Pues bien, estas imágenes corresponden a un género literario propio de la Biblia , cuyo nombre técnico es género escatológico o apocalíptico. A través de este lenguaje se afirma que el mundo no es eterno y que al final de los tiempos Cristo se hará presente para reunir a los elegidos.

 

 ü     Hay Iglesias cristianas que interpretan al pie de la letra estos textos, como si el fin del mundo estuviera a la vuelta de la esquina. La interpretación de la Iglesia Católica es diferente, pues nos explica que el objetivo de estas expresiones es motivarnos para  cultivar responsablemente la parcela de tiempo que  Dios nos ha asignado y estar preparados ya que  la vida la tenemos prestada, y no sabemos el día ni la hora…

 

 ü    Dios ha asignado a cada uno de nosotros una parcela de tiempo, cuyo tamaño ignoramos. Unos vivirán muchos años, otros tendrán una agenda más reducida. Solo Dios lo sabe.

 

 ü     Independientemente de la duración de nuestras vidas, debemos administrar correctamente nuestro tiempo y debemos dar rendimientos proporcionales a los talentos recibidos. Digamos una breve palabra sobre la manera de asumir el pasado, el presente y el futuro:

o       Cuando analizamos atentamente el camino recorrido, podemos compararlo con una tela compuesta por  miles de hilos de colores. Estos hilos de colores son nuestros padres y hermanos, el colegio donde pasamos  la niñez y la adolescencia, la universidad, los amigos, los amores vividos, los éxitos y fracasos, etc. Somos una tela multicolor  que se ha ido tejiendo a lo largo de los años.

o       En toda historia humana hay luces y sombras, que podemos afrontar de diversas maneras. Los eternos pesimistas se detienen a rumiar morbosamente sus males y se lamentan por todo. Estas personas están clavadas sobre la cruz de su pasado y allí permanecerán hasta el fin de sus días.

o       Otras personas tienen una apertura mental que les permite reconocer los aspectos positivos -  que son muchos - para reforzarlos, y los aspectos negativos para aceptarlos  sin rencores.

o       La fe en Cristo nos aporta elementos muy ricos que nos permiten cicatrizar las heridas del ayer.

 

 ü     Pasemos al presente, que es fugaz y que se nos escapa como si fuera un poco de arena que se desliza entre los dedos:

o       Hay personas que viven frenéticamente el presente y pretenden agotarlo. Viven en función de las experiencias sensoriales.

o       Son incapaces de mirar hacia el futuro porque éste los angustia; y son incapaces de mirar hacia el pasado porque prefieren enterrarlo.

o       Pues bien, la fe en Cristo, este Cristo glorioso que vendrá en el fin de la historia para reunir a los elegidos – como lo dice el evangelio de hoy -, nos motiva para comprometernos intensamente con el presente pero con una perspectiva de futuro.

o       En la rutina de todos los días debemos  hacer visibles los grandes valores del evangelio y aportar para la construcción de una sociedad más justa y fraterna.

o       Debemos tomar las decisiones presentes con un gran sentido de responsabilidad hacia el futuro. Pensemos, por ejemplo, en el cuidado del medio ambiente; con la tala de los bosques, la contaminación de las fuentes de agua, el  consumo ilimitado de los combustibles fósiles estamos comprometiendo la calidad de vida de las generaciones futuras. Nosotros hemos recibido como herencia un jardín – pensemos en este paraíso terrenal que es el Valle del Cauca -, y dejaremos a las nuevas generaciones un desierto desolador.

 

 ü     Como lo podemos intuir, el discurso escatológico o apocalíptico que habla de la segunda venida de Cristo al final de los tiempos, genera dinámicas muy diferentes, dependiendo de la interpretación que se haga:

o       La interpretación que hacen las Iglesias cristianas y otros grupos religiosos está cargada de negativismo pues esperan con angustia una destrucción inminente y esto los paraliza para actuar.

o       La interpretación que hace la Iglesia Católica conduce a un compromiso con el presente, en el cual tomamos las decisiones con un sentido de responsabilidad de cara al futuro, y nos comprometemos con el desarrollo sostenible de manera que las generaciones presentes y futuras disfrutemos de calidad de vida.

 

 ü     Es hora de terminar nuestra meditación dominical. La liturgia de hoy nos invita a administrar responsablemente la parcela de tiempo que Dios ha asignado a cada uno de nosotros. A pesar de las enormes incertidumbres que marcan nuestra existencia, tenemos la certeza de que el Espíritu Santo,  regalo que nos hecho Cristo resucitado, es nuestra garantía. Escuchemos su voz que se expresa a través de los acontecimientos y así podremos asumir nuestras responsabilidades y hacer presentes los valores del Reino de Dios que se manifestarán en plenitud al final de los tiempos.