Domingo XXXI del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

 

ü     Las lecturas de hoy giran alrededor del encuentro de Jesús con Zaqueo. En este encuentro Jesús desafía los prejuicios sociales y religiosos de la época al hospedarse en casa  de alguien que era considerado pecador. Jesús ha venido a anunciar la buena noticia a los pecadores, y en el cumplimiento de su misión no lo detienen los comentarios de una sociedad chismosa.

 

ü        En este relato encontramos  tres personajes a los cuales nos referiremos: Zaqueo, Jesús y los chismosos del pueblo; se produce un corto diálogo que da origen a un proceso de honda transformación interior.

 

ü       Acerquémonos a Zaqueo:

 

o       El texto lo identifica como jefe de los publicanos  en la ciudad de Jericó, es decir, era el responsable del recaudo de los impuestos en nombre de la autoridad romana.

o       La imagen social de los publicanos era muy negativa pues se los consideraba corruptos, vendidos a la potencia militar ocupante y, según la ley judía, eran impuros porque frecuentaban el trato de los paganos. Como podemos ver, la hoja de vida de Zaqueo era muy discutible...

o       Nos cuenta el evangelista San Lucas que Zaqueo “trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía porque era bajo de estatura”.

o       El texto no especifica los motivos que tenía Zaqueo para querer encontrarse con Jesús: ¿curiosidad? ¿los comentarios de la gente? ¿la fama por los prodigios realizados?

o       Lo que hay que subrayar es que no existe un camino único para encontrarse con Dios. La experiencia religiosa puede asumir muchas formas; Dios toca el corazón de cada uno de manera diferente.

o       Zaqueo no se quedó en el simple deseo de ver a Jesús sino que puso los medios a su alcance: “corrió más adelante y se subió a una higuera para verlo”.

o       No basta con tener buenos deseos, no basta con tener  intenciones altruistas, no basta con tener sentimientos generosos: es necesario actuar, es necesario pasar de las palabras a los hechos. Zaqueo lo hizo.

 

ü        Ya hemos analizado el comportamiento de Zaqueo; veamos cómo actúa Jesús:

 

o       Jesús dice:  “Zaqueo, baja enseguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”.

o       Jesús se dirigió a Zaqueo por su nombre; para Él  no somos NN, para Jesús no somos montonera; conoce nuestro nombre, conoce nuestra historia, se encarnó por amor a cada uno de nosotros.

o       “Hoy tengo que alojarme en tu casa”. Jesús, que es  la manifestación del Padre, quiere entrar en nuestras vidas, quiere compartir nuestra cotidianidad, quiere participar de nuestros gozos y esperanzas, y también de nuestras frustraciones y luchas.

o       Hay personas que tienen una experiencia negativa de Dios y de la religión, pues asocian estas realidades con angustia, con pecado, con castigo, todo esto resultado de una “mala educación” – título de la discutible película de Almodóvar -.

o       La frase de Jesús a Zaqueo, “hoy tengo que alojarme en tu casa”, es oferta de gracia y salvación. Superemos nuestros bloqueos y prejuicios y permitamos que Dios actúe en nuestras vidas.

 

ü        Dentro del relato de San Lucas hay un personaje colectivo, los chismosos del pueblo, que no faltan en ninguna sociedad:

 

o       “Todos murmuraban diciendo: Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador”.

o       No faltan los entrometidos, los criticones, que siempre están buscando el lado negativo; estas personas hacen mucho daño dentro de los grupos, porque con sus comentarios negativos bloquean todos los procesos y frenan todas las iniciativas. No hay que perder tiempo con los chismosos, no hay que darles explicaciones. La única estrategia que funciona es ignorarlos.

ü        ¿Cuál es el resultado de este encuentro entre Jesús y Zaqueo? Zaqueo inicia un proceso de cambio, hace una reingeniería de su vida:

 

o       Conociendo lo importante que era el dinero para los publicanos, recaudadores de impuestos, llama la atención la generosidad del ofrecimiento de Zaqueo: “Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más”.

o       Esta profunda transformación en la vida de Zaqueo es lo que en la Biblia se llama la conversión del corazón; transformación que se inicia con un reconocimiento interno de las equivocaciones y errores cometidos y que se traduce en modificaciones en el comportamiento.

o       El reconocimiento de los pecados tiene que llevar a compromisos concretos, visibles, que expresen la voluntad de cambio:

§        Por ejemplo, si soy un jefe que trato con dureza a los empleados, mi arrepentimiento debe manifestarse en un cambio en las relaciones de trabajo.

§        Si  durante años he incubado resentimientos familiares, mi arrepentimiento debe manifestarse en gestos de amabilidad  hacia las personas que he detestado.

 

ü       Este relato evangélico sobre el encuentro de Zaqueo y Jesús  termina con una frase que nos llena de confianza. “Hoy ha sido la salvación de esta casa. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”:

 

o       Si los seres humanos somos cerrados y excluyentes en nuestras amistades, Dios actúa de una manera muy distinta:  las puertas de la casa de Dios nuestro Padre están abiertas  para todas aquellas personas que quieren acoger su invitación.

o       Dios no excluye a nadie; quiere que todos nos salvemos y seamos felices junto a Él.

o       No existe un pecado tan grave que Dios no pueda perdonar; la generosidad de Dios no tiene límites. Precisamente envió a su Hijo para anunciar la buena noticia de la salvación a los que estaban más alejados y con historias personales más complicadas.