Domingo I de Cuaresma, Ciclo A

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

 

 

ü    Lecturas:

o       Génesis 9, 8-15

o       I Carta de San Pedro 3, 18-22

o       Marcos 1, 12-15

 

ü     El Miércoles de Ceniza, que acaba de pasar, es el inicio del tiempo litúrgico de la Cuaresma. Durante este periodo, la Iglesia nos invita a prepararnos para celebrar el misterio  de nuestra redención, que es la Pascua del Señor, es decir, su pasión, muerte y resurrección. Todos los textos que propone la liturgia apuntan en esta dirección.

 

ü   Antes de profundizar en el evangelio de hoy, que nos narra las tentaciones de Jesús en el desierto, deseo explicar el sentido de una norma de la Iglesia que nos pide abstenernos de comer carne  los viernes de Cuaresma. ¿Cuál es el sentido de esta práctica?

o       Esta norma puede sonar ofensiva a los oídos de millones de fieles que, por razones de pobreza, no pueden comer este alimento.

o       Tampoco es la intención de la Iglesia introducir una variación en el menú pasando de las carnes rojas al pescado o a los mariscos. Sería ridículo.

o       El sentido de esta orientación cuaresmal es abstenernos de algo que nos gusta para compartir con las personas más necesitadas. Es una invitación para expresar la solidaridad.

o       Por eso quiero invitar a las familias presentes en esta iglesia a que  discutan, en la intimidad de sus hogares, qué gesto de solidaridad con los pobres van a tener como familia durante esta Cuaresma.

o       Este gesto de solidaridad con los pobres, asumido por el grupo familiar, será una excelente preparación para celebrar la Pascua de Jesús.

 

ü     Después de esta introducción sobre el sentido de la abstinencia de carne los viernes de Cuaresma, los (as) invito a que profundicemos en el relato de las tentaciones que propone el evangelista Marcos, el cual es mucho más breve  que el que proponen los evangelistas Mateo y Lucas.

ü     En concreto, reflexionemos sobre dos elementos  significativos dentro del relato: el desierto y las tentaciones. ¿Qué significan?

 

ü     El texto nos dice que el Espíritu empujó a Jesús al desierto y allí permaneció cuarenta días:

o       En la mentalidad judía, el desierto se asociaba con dos experiencias diferentes: por una parte, se le consideraba lugar de prueba y  tentación, donde habitaban los espíritus malignos; y, por otra parte,  era lugar de encuentro con Dios, donde se vivían profundas experiencias de oración. Pues bien, para Jesús la experiencia del desierto significó ambas cosas, pues en él fue  agitado por las tentaciones y allí encontró la paz y tomó impulso para su vida apostólica.

o       Según el texto bíblico, Jesús permaneció allí cuarenta días. No se trata de días – calendario sino de una cifra cargada de simbolismo. Durante cuarenta años Israel peregrinó por el desierto antes de llegar a la tierra prometida; el diluvio universal duró cuarenta días con sus noches; igual periodo permaneció Moisés en el monte. En consecuencia, esta permanencia de cuarenta días en el desierto vincula a Jesús con experiencias anteriores vividas por el pueblo de Israel y por sus grandes personajes.  De manera semejante, nosotros, como Iglesia, hemos iniciado el tiempo de Cuaresma, que son cuarenta días de  preparación y de camino hacia la Pascua.

 

ü     Pasemos al segundo elemento que nos ofrece el texto, las tentaciones:

o       El evangelista Marcos nos muestra que Jesús, después de la manifestación del Padre vivida en su bautismo en el río Jordán, entra en un proceso de discernimiento.

o       Algunas personas se pueden sorprender de que hablemos de discernimiento en el caso de Jesús. Pues sí. Contra muchos imaginarios populares, Jesús no fue una especie de niño / joven prodigio que conocía con absoluta precisión quién era. No. Jesús va descubriendo históricamente, a través de la oración y de la experiencia, cuál es su identidad y cuál es su misión.

o       El Espíritu lo empuja al desierto para que realice este proceso antes de comenzar su vida apostólica. En ese proceso de  clarificación tiene delante de sí un abanico de posibilidades. Y algunas de esas posibilidades son tentaciones porque lo invitan a  construir el Reino de Dios valiéndose de la riqueza, del prestigio y del poder. Y el plan de Dios es otro.

o       Cuando el evangelio nos dice que Jesús fue tentado, está narrando un hecho verdadero. No se trata de una ficción, no se trata de una comparsa de carnaval. Este hecho  nos muestra a un Jesús de carne y hueso, que vive su naturaleza humana con sus luces y sombras, que se pregunta quién es y para qué está, que escucha voces engañosas que pretenden desviarlo del camino que le ha propuesto el Padre.

 

ü     Es hora de terminar nuestra meditación dominical, que nos ha introducido en el tiempo litúrgico de la cuaresma y que nos ha aclarado el sentido del ayuno y de la abstinencia de carne en cuanto oportunidades para expresar solidaridad con los pobres. Vivamos esta Cuaresma como una experiencia de desierto, es decir, de silencio interior, de búsqueda de la voluntad de Dios. Y oremos para que encontremos el camino que nos permita crecer en humanidad y realizar su plan sobre nosotros.