Reflexiones Bíblicas
San Juan 16,5-11

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: "¿Adónde vas?" Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, lo que os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Defensor. En cambio, si me voy, os lo enviaré. Y cuando venga, dejará convicto al mundo con la prueba de un pecado, de una justicia, de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el Príncipe de este mundo está condenado."

COMENTARIOS

Lo que embarga de tristeza a los discípulos es la inminente partida de Jesús. No quieren acostumbrarse a la ausencia física del Maestro. No entienden que Jesús seguirá presente a través del Espíritu Santo, un compañero fuerte y eficaz, sabio y prudente, fiel y comprometido con todos los que se adhieren al sueño de Jesús. El Espíritu Santo se erige como el juez bueno que reabre ante el mundo el falso proceso que declaró culpable a Jesús. Los acusadores -autoridades judías y romanas- son ahora los acusados. Ellos, que simbolizan el mundo, son declarados culpables por tres razones: no se adhirieron al proyecto e Jesús, no creyeron en la filiación divina de Jesús, y se creyeron amos y dueños de un mundo que con sus políticas sólo lograron arruinar. Muchas de las decisiones que toman hoy los que gobiernan el mundo siguen sentenciando a muerte a millones de pobres, victimas del hambre, del desempleo, del desplazamiento, de las guerras por intereses económicos y electorales, del saqueo y destrucción de los recursos naturales… Oremos al Espíritu Santo para que nos dé la fuerza y la sabiduría para denunciar la injusticia en el mundo y buscar alternativas que favorezcan a los más necesitados.